Escrito por Alexander Cambero Sábado, 27 de Octubre de 2012
El viejo farsante tomó posesión del
primer pupitre. Paulatinamente se fue despojando de sus andrajos, detrás de
este socialismo rufián está la verdadera identidad del comunismo como fraude
continuado y prevaricador de los pueblos. Desalentadoramente millones de
venezolanos no han captado el verdadero interés del régimen en penetrar
ideológicamente a nuestros centros educativos. Ellos están buscando cambiar los
paradigmas democráticos desde la génesis de todo. Es decir: la escuela como
forjador del futuro nacional. Aplican un mecanismo perverso que rueda
lentamente desde hace tiempo y enfrenta dos modelos que se adversan desde hace
casi doscientos años: el comunismo con su carga genética de cruel totalitarismo
y la democracia con la libertad de pensamiento como mecanismo emancipador.
La administración Chávez comenzó
alejando los principios cristianos de los planteles.
Utilizando burdos
mecanismos ha tratado de sacar a Dios del hecho educativo, queriendo
olímpicamente sustituir los hermosos principios de quien tiene su aposento
espiritual en los confines del universo. Prefieren las bravatas de sus héroes
que vomitan sobre los cuerpos inertes de inocentes, que cayeron tras sus
ráfagas de mentiras bien edulcoradas. Quieren vender una historia oficial donde
los grandes visionarios son aquellos que se expresan con la violencia, no
existe en la estrategia pedagógica revolucionaria un reconocimiento a todos
aquellos civiles que no han legado una patria democrática. Hombres y mujeres
que no se creyeron dioses sino que usando los principios democráticos, dieron
rienda suelta a su capacidad para mostrarnos un camino por donde marchara un
país con ansias de permanecer en el tiempo. Ahora los textos formativos giran
en torno a este tranvía de resentidos, que han asaltado nuestros recursos
económicos para construir este rígido sistema de trampas y supercherías. Detrás
de todo está la exaltación de Hugo Chávez como adalid de la pandilla de
boliburgueses. Buscan que este proceso sea ejemplo para los niños, que sus
criterios sean absorbidos por esos tiernos cerebros que buscan respuestas. Allí
justamente radica el peligro de esta acción suicida. Analice todo lo que ocurre
en esta Venezuela secuestrada. Los medios sometidos al imperio del régimen,
toda una red de espacios informativos destruyendo a personalidades y expeliendo
mentiras. Los órganos del estado funcionando al criterio que impone La Habana,
cada área del poder público rodeada de alambradas ideológicas en donde se
cercena casi el derecho a respirar. Frente al cruel enajenamiento de todo aquel
o grupo que piensa diferente, sólo existe un mecanismo liberador de amplio
espectro: la escuela. Por eso el régimen va por ella ya que sabe que
envenenando la simiente puede eternizarse en el poder. Si logra llenar la mente
de los niños de su fraude cautivante podrá tener éxito en el desmontaje de la
democracia para sustituirla por un sistema primitivo en donde un hombre
decida la suerte de millones.
Allí gravita el verdadero peligro, que
por nuestra pasividad perdamos a nuestros hijos. Que al cabo de un breve tiempo
sean unos autómatas que reciten epopeyas de gestas que solo son realidad en el
mundo sombrío del personaje reelecto. Unos robots vestidos de verde oliva
marchando en homenaje a esta desgraciada forma de manipulación colectiva.
Observen como es tan grande las ansías megalómanas que ya olvidaron a Simón
Bolívar. Quieren imponer al presidente como el eje del universo ancestral. El
padre de la guerra de las galaxias frente al temible imperio que encarna el
malévolo Darth Vader, cuando en realidad su valentía dura hasta que logra
ocultarse en algún baño cercano. Por eso inventaron ese Libertador con rostro
de beduino.
A la escuela la quieren llenar de
fanáticos políticos. De individuos que solo actúan con el veneno en su
motor, no tienen capacidad para discernir y menos aceptar que existen diversos
pensamientos, que precisamente las sociedades crecen cuando las ideas se
debaten, que el pensamiento único es propio de realidades cavernícolas, anhelan
transformar las instituciones en nido de chismes y persecuciones.
En cada centro educativo una batalla
ideológica por la libertad. La revolución quiere robarnos el futuro haciendo de
los niños un archipiélago de embustes sembrados en neuronas dóciles. Revisen
los nuevos textos y encontrarán como detrás del maquillaje anda el viejo
espíritu encorvado del totalitarismo.
alexandercambero@hotmail.com twitter
@alecambero
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