Carla Angola 18 / 10 / 2012
"Los peores
verdugos son los que tienen buen corazón"
Louis-Ferdinand
Céline. (Escritor y médico francés)
Guaicaipuro
Lameda en entrevista con Carla Angola:
Carla
Angola: Siempre recuerdo en Buenas
Noches la anécdota que compartió conmigo alguna vez en la que Jorge Giordani le
confesó que a la revolución le convenía mantener pobres a los más necesitados
en Venezuela. ¿Podría contar con detalles esa reunión y cómo surge ese
comentario? ¿Qué planteamiento o inquietud suya generó esa respuesta?
Guaicaipuro
Lameda: Esto se produjo como
consecuencia de que yo le venía insistiendo al presidente Chávez que le
engañaban en el tema económico, ya que las proyecciones a cinco años mostraban
un creciente déficit fiscal, necesidad de endeudamiento o devaluación y, por
tanto, era necesario atender el tema de la producción para que Venezuela
pudiera hacerse independiente de la renta petrolera, tal y como se había
prometido en la campaña electoral y como me lo habían presentado en el proyecto
para el cual estábamos trabajando.
Era la época en que se le decía al país que nos
estábamos quitando los inversionistas a sombrerazos y que el submarino estaba a
flote. Sin embargo, los inversionistas venían al país y no conseguían un
interlocutor válido que les explicara cuáles eran las oportunidades de negocio
y se iban decepcionados porque habían invertido tiempo y dinero sin recibir
nada, ¡NI SIQUIERA UN NO! Se iban con dudas y promesas vagas.
Chávez aceptó que nos reuniéramos para hablar del
tema y para la reunión invitó a cuatro personas: José Vicente Rangel, Jorge
Giordani, Héctor Navarro y Aristóbulo Istúriz a quienes conseguí en la sala del
consejo de ministros donde se suponía que haríamos la antesala para luego
reunirnos con Chávez.
Estando allí, Giordani me pregunta que de qué se
trataba lo que yo le quería informar al Presidente y le respondí en los
siguientes términos: "La proyección plurianual a cinco años nos indica que
no vamos a tener crecimiento, será negativo, el déficit fiscal será creciente.
Vamos a tener serias necesidades de endeudamiento, ya que se está perdiendo el
control sobre el gasto del Gobierno bajo excusas populistas. El Gobierno no
está ahorrando en el FIEM, gasta todo y engañamos al hablar de una economía
creciente. Para que eso ocurra, deberían estarse construyendo galpones,
edificios y toda la infraestructura que requiere la producción, y eso no
existe.
Si es verdad que queremos acabar con la pobreza, es
imprescindible que se genere riqueza y que se diseñen mecanismos adecuados para
que su distribución sea justa y equitativa, y eso tampoco lo veo". Allí
Giordani me interrumpió y me dijo: "Mire, General, ¡usted todavía no ha
comprendido la revolución! Se lo explico: Esta revolución se propone hacer un
cambio cultural en el país, cambiarle a la gente la forma de pensar y de vivir,
y esos cambios sólo se pueden hacer desde el poder. Así que lo primero es
mantenerse en el poder para hacer el cambio.
El piso político nos lo da la gente pobre: ellos son
los que votan por nosotros, por eso el discurso de la defensa de los pobres.
Así que, LOS POBRES TENDRÁN QUE SEGUIR SIENDO POBRES, LOS NECESITAMOS ASÍ, hasta
que logremos hacer la transformación cultural. Luego podremos hablar de
economía de generación y de distribución de riqueza. Entretanto, hay que
mantenerlos pobres y con esperanza".
Allí yo lo interrumpí y le pregunté: "Ya que
Usted dice 'luego', dígame cuánto tiempo cree usted que tomará hacer ese
cambio". La respuesta fue inmediata: "Mire, se trata de un cambio
cultural y eso toma al menos tres generaciones: los adultos se resisten y se
aferran al pasado; los jóvenes la viven y se acostumbran, y los niños la
aprenden y la hacen suya. Toma por lo menos 30 años".
Carla
Angola: ¿Qué le respondió usted a
Giordani cuando le confesó tan crueles objetivos?
Guaicaipuro
Lameda: Mi respuesta no se hizo
esperar: "Usted me está diciendo que esta revolución deliberadamente
condena a los pobres a que vivan en la pobreza sólo para que ustedes se
mantengan en el poder mientras intentan que la gente piense como ustedes creen
que deben pensar. Si es así, USTEDES SON UNOS HIJOS DE PUTA Y YO CON HIJOS DE
PUTA NO TRABAJO".
Giordani se molestó y me dijo: "¡No sea usted
tan grosero!". Se levantó de su silla y entró al despacho del presidente
Chávez. Al cabo de unos diez minutos salieron ambos y Chávez me dijo:
"Lameda, me dijo Giordani que tú le faltaste el respeto".
Yo le respondí: "¡No, Presidente! Lo que yo le
dije fue que si era deliberada la estrategia de esta revolución de condenar a
los pobres a no salir de esa condición... USTEDES SON UNOS HIJOS DE PUTA Y YO
CON HIJOS DE PUTA NO TRABAJO. Es una expresión condicionada a esta suposición
que yo no acepto como válida".
La respuesta de Chávez fue otra de sus astucias:
"Mira, Lameda, la cosa no es tan así como te dice Giordani; lo que pasa es
que él es un idealista igual que tú. Ustedes están en los extremos. Yo creo que
los ánimos están muy caldeados y así no vale la pena reunirse. Vamos a
suspender y yo les aviso cuándo escucharemos a Lameda". La reunión nunca
se produjo y, a partir de allí, fue muy poco lo que hablé con Chávez o sus
ministros. Eso marcó mi ruptura con la revolución. Es un asunto de principios.
El ejercicio del poder no puede estar por encima de la vida de la gente porque
en democracia el gobernante está para servir de acuerdo con la voluntad de la
gente y no para imponerle a la gente su propia voluntad.
Carla
Angola: ¡Gracias por contarlo,
General! Me parece imprescindible que el Gobierno quede al descubierto. Y es
que se insiste en que las razones de la derrota de Capriles el 7-O se deben a
la "desconexión" de la oposición con los más pobres y se le condena a
ser heredera de las decisiones políticas que durante 40 años ignoraron a los
menos favorecidos. Lo brutal de la confesión de Giordani es que esa gente
humilde e inocente confía en esta revolución y la cree su salvadora. ¿Y si
supieran que en realidad, son sus verdugos?
Guaicaipuro
Lameda: Yo fui a Cuba durante
cinco días. Fue una visita solicitada por Fidel a Chávez por intermedio del
Ministro de Industrias Básicas con doble propósito. Primero, convencerme de la
necesidad que tenía Cuba de recibir ayuda desde Venezuela, y segundo, someterme
a un proceso de “inducción revolucionaria”. Chávez me había presentado a Fidel
en los siguientes términos: “Lameda será el Presidente de PDVSA mientras yo sea
el Presidente de Venezuela”.
En la conversación que sostuve con Fidel me dijo de
manera clara y sin rodeos: "Para mantenernos, necesitamos unos 4.000
millones de dólares al año. Más de eso 'estorba', la gente empieza a vivir bien
y se acaba el discurso de la pobreza".
Lo que me dijo Giordani confirma que ese mismo
concepto fue trasladado a Venezuela. Desconozco cuál es la cantidad más allá de
la cual el dinero estorba aquí. Pero lo cierto es que por eso se regala la
plata al exterior sacándole doble provecho: "Se quema el dinero" y se
compra apoyo y silencio político internacional. Por eso se le ha pagado a las
transnacionales para que se vayan. Así no hay producción nueva sino que se usa
el dinero para hacernos dueños de un negocio que ya existe. Esa es la misma
razón por la cual se derrocha dinero en satélites que financian, en realidad,
la investigación y desarrollo de los chinos, quienes ganan en su carrera contra
“el imperio”, mientras Venezuela les sirve de base de apoyo para una posible
penetración continental en el largo plazo.
La estrategia político-económica para mantenerse en
el poder es fácil de explicar. Primero, el Gobierno se declara defensor de los
pobres con dos intereses: Ser el adalid y semi-Dios de los pobres y derrotar al
adversario. En este sentido, la revolución divide al país en dos toletes: sus
amigos, los pobres; sus enemigos. “escuálidos, majunches, oligarcas, golpistas,
pitiyankees” o como convenga llamarlos según la circunstancia. Su estrategia
atiende a los pobres desde el estrato “E” hacia arriba, el estrato “D” y algo
del “C”. Toda esta gente que siempre fue pobre, se le “regala” lo que nunca
tuvo y lo que nunca le daría nadie con una política sensata de educación, que
más bien querría darles herramientas para valerse por sí mismos y no depender del
Estado.
Eso tomaría tiempo, así que la revolución se lo da
de inmediato. Es muy fácil contentar a gente con tantas penurias. Se les
convence de que su mayor riesgo es perder lo que ahora tienen. Se destinan los
recursos para ellos y se pasa una “raya” a partir de donde están los enemigos:
sector C, B y A. Procurar satisfacción a estos sectores es más costoso, así que
se les dedican más bien privaciones a fin de provocarlos y mantenerlos como un
enemigo del gobierno y, en consecuencia, enemigo de los únicos amigos del
gobierno: los pobres.
Fíjate el mensaje que se está dando en este momento
con Nicolás Maduro: con Chávez un chofer de autobús puede ser Vicepresidente.
Con Capriles algunos decían que la oficina de Maduro sería el autobús del
progreso para que él lo manejara. Es como cuando la señora de la casa le dice a
su amiga: “Voy a la peluquería a hacerme las uñas porque parezco una cachifa” y
la señora de servicio está allí, a su lado, oyendo y haciéndole el almuerzo.
El gobierno se ha aprovechado de esos errores
culturales para alimentar el odio hacia esas clases y, por unos pocos, todos
pagan.
Carla
Angola: El 7 de octubre existían
más de 5.2 millones de personas en estado de total dependencia económica con el
Estado (de dos o más fuentes). Al leer sus respuestas, podrían plantearse: me
dice que el gobierno quiere que siga siendo pobre, pero en realidad me da
dinero para vivir. ¿No es una contradicción? General, ¿cómo hacerles entender
que lo correcto es que el Estado genere empleo y más oportunidades académicas
para que logren algún día ser independientes y superarse a través del trabajo
digno, no a través de una dádiva o por su lealtad a un hombre?
Guaicaipuro
Lameda: La táctica es que te
ofrecen vivir mejor desde ya, te regalan lo básico que necesitas y te prometen
a futuro, para algún día. Esa promesa es como la lotería: pocos se lo sacan
pero muchos lo juegan.
El elemento vitalizador de la esperanza es el
proceso electoral. Es allí donde se afinca la revolución para dar, prometer y
remolcar. Recuerdo que en el revocatorio PDVSA otorgó 600 millones de dólares
de crédito a los campesinos. En ese entonces yo era copropietario de una finca
en Guárico. A algunos le dieron maquinaria a crédito, a otros le dieron insumos
a crédito, a otros le dieron un tremendo negocio (venderle a los campesinos los
insumos que compraron a crédito). El Gobierno estaba seguro de que ninguno de
ellos se convertiría en un verdadero productor. Entregaron todo fuera de tiempo
de siembra. Y para ser aún más perversos...
Cuando los productores íbamos a buscar insumos,
sencillamente no había. Eso generó un mercado informal de insumos donde los
“campesinos pobres” revendieron los insumos a los “productores ricos”. Además
el gobierno congeló el precio de los productos, esto dejaba “tablas” al
productor ya que para tener utilidad, había que comprar en el mercado “informal
de insumos”. Por su parte, el PSUV tenía la lista del llamado 1x10 de todos los
que recibieron créditos. Los cabeza de lista eran responsables de llevarlos a
votar en el mismo camión donde los llevaron a buscar los insumos. De estos hay
muchos ejemplos.
Tomado de: / www.facebook.com/carlaangolaoficial
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