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miércoles, 19 de noviembre de 2014

El dilema de la MUD, @MiguelVelarde


Por Miguel Velarde, 18/11/2014

No puede haber dialogo con presos políticos.

El experimento de Unidad, que comenzó el año 2006 de cara a la elección presidencial y que con el paso del tiempo se formalizó y mejoró, fue sin duda exitoso y es visto como ejemplo incluso más allá de nuestras fronteras. La capacidad de varias agrupaciones políticas con ideologías, visiones e intereses diferentes de sentarse en una mesa y lograr acuerdos es digna de reconocimiento.

El principal incentivo para este proceso fue electoral. En búsqueda de candidaturas unitarias, ya sea por primarias o por consenso, los partidos estuvieron dispuestos a entenderse para incrementar sus posibilidades en las diferentes elecciones desde ese momento hasta la fecha.

La evidencia más contundente del éxito de esta causa no son necesariamente los resultados. La realidad es que se fracasó en el objetivo más importante: lograr la Presidencia. Sin embargo, la apreciación de la Unidad como concepto y de su importancia para enfrentar al gobierno es innegable. Hoy, es un valor que comparte la mayoría de los venezolanos y quien atente contra ella, lo hace contra el bien de todos.

Eso lo saben los partidos que, circunstancialmente, se adjudicaron la dirección del ente coordinador de la oposición, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y desde hace algún tiempo intentan usar a la Unidad como chantaje para mantenerse en sus puestos de privilegio. No comprenden que tal organización se creó con fines electorales y no como un ente político que deba decidir eternamente a nombre de toda la oposición. Los últimos meses han evidenciado que los dirigentes de la MUD han perdido la confianza de la gente.

La renuncia de Ramón Guillermo Aveledo a la Secretaría Ejecutiva y la llegada de Jesús “Chuo” Torrealba con la promesa de “mayor apertura e inclusión” le dio un respiro a la MUD que no duró mucho. Aveledo había perdido el apoyo de varias de las toldas políticas que componen la organización debido a lo que consideraban su parcialización con otras, además de haber sido el promotor del “diálogo” a mediados de año que no fue más que un gran engaño montado por el gobierno. Torrealba prometía un perfil más popular, que auguraba recuperar la conexión con la gente, pero que desde un principio se veía débil en la característica más importante que debe tener cualquiera que ejerza ese cargo: la habilidad de negociar y operar políticamente entre los partidos. El retorno de Aveledo, anunciado la semana pasada, como “Coordinador Internacional” de la MUD y una “pieza clave” en la elección de los candidatos para las elecciones del próximo año solo evidencia la debilidad del liderazgo de “Chuo”.

La realidad es que hoy la “nueva” MUD tiene dos objetivos prioritarios: retomar el diálogo y las elecciones parlamentarias de 2015. Algo incomprensible con aún decenas de presos políticos, entre ellos estudiantes y líderes políticos como Leopoldo López, Daniel Ceballos y Enzo Scarano. No puede haber diálogo con presos políticos ni tampoco se le puede pedir a la gente que vuelva a votar sin antes asegurarle a cada ciudadano que nunca más le robarán su voto.

La MUD enfrenta hoy un dilema: quedarse del lado de quienes buscan mantener sus parcelas de poder a costa de la democracia y la libertad, o ponerse del lado del ciudadano, cansado de tanto engaño y dispuesto a una lucha seria, con valor y valores.

Miguel Velarde
@MiguelVelarde

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