Por José Domingo Blanco, 21/11/2014
¿Se imaginan si en las próximas elecciones,
las que vienen en el 2015 para elegir a los diputados de la Asamblea, la
mayoría descontenta, esos millones de ciudadano que en los últimos comicios
apoyaron a Capriles -más los que pueden haber ido sumándose en el camino-
votaran NULO? Así como leen: ¡NULO!
A propósito de mi artículo de la semana
pasada, recibí muchos comentarios de lectores exhortándome a expresar mi
propuesta para salir de nuestra situación actual; ideas, por cierto, que he
expresado en otras oportunidades; pero que de nuevo traigo a colación, a
petición de quienes quizá no las conocen. Para nadie es un secreto que somos,
lamentablemente, un país polarizado; más sin embargo, en los últimos tiempos,
ha ido incrementándose el descontento de ambos sectores. He repetido muchas veces
que cuando esto ocurre, es la hora de darle paso a otros líderes –y a otras
gentes- que logren capitalizar ese desgaste y ofrecer una tercera vía, capaz de
romper con el gobierno y también con la dirigencia opositora.
Pero, además, en el documento que escribió mi
amiga, la doctora Adriana Vigilanza, y al cual también hice referencia la
semana pasada, ella proponía algo que me parece sensato, sobre todo en las
condiciones actuales. Y la cito textualmente: “(…) la única ‘acción
democrática’ que nos queda, ante un escenario donde no haya igualdad de
condiciones electorales para la victoria, parecería ser un voto activo, pero
NULO. Si somos millones los votos nulos, le demostraremos al planeta
complaciente con el régimen -aún hoy cuando importamos petróleo- la gran farsa
que existe en Venezuela, donde estamos entrampados entre un régimen
inconstitucional e ilegítimo y una oposición que, queriéndolo o no, le hace el
juego, al no exigir condiciones para que haya auténtica posibilidad de elegir.
Ilegítimos también serán quienes sigan insistiendo en repartirse ‘cuotas de
poder’ cuando hoy Venezuela es sólo una jungla donde la única ley que opera es
la del más fuerte”.
Y esa es también la opción hacia la que me
inclino; con la que pretendo, incluso, ir más allá. Y ya verán cómo. Vota NULO
es una propuesta para que la gente proteste, sin dejar de ir a votar. Votar
NULO es protestar pacífica, cívica, democrática y constitucionalmente. ¿Se
imaginan que en unas elecciones de un país, el 80% de los electores se manifieste
votando NULO? Sería una manifestación pública, notoria e inocultable de una
mayoría respetable diciéndole a los que gobiernan que se vayan y a los que
fungen como directores (secuestradores) de la oposición que también se larguen.
Porque ¿hasta cuándo los que se autoproclaman representantes de la oposición y
el gobierno van a seguir jugando con la ingenuidad de los venezolanos? ¿Hasta
cuándo los venezolanos vamos a seguir votando con la premisa de que nada
detendrá la avalancha de votos que revertirá los resultados electorales
favorables al gobierno? Nuestros votos anteriores, contabilizados por un CNE
adepto y sumiso al régimen, no han logrado lo que anhelamos: un cambio en la
conducción de la Nación. Porque hay un aspecto clave en todo esto: los dueños de
la MUD, herederos de la Coordinadora Democrática, han aceptado siempre ese
sistema mayoritario que impuso el desgobierno y que termina favoreciéndolo. A
la MUD le interesa sólo nuestro voto, no nuestra opinión; porque la Mesa de la
Unidad favorece al régimen. Está cogobernando con el gobierno. La MUD quiere
mantener sus espacios y sólo llevándonos como borregos a unas elecciones -con
el mismo REP viciado de siempre, con las mismas máquinas de Smartmatic,
organizadas por el CNE y custodiadas por militares, ambos abiertamente
chavistas y revolucionarios; por citar tan sólo algunas de las muchas barreras
que encontramos a la hora de votar- logrará preservarlos.
Debemos recordar que en nuestro sistema no
existe la proporcionalidad. Por lo tanto, los grupos minoritarios, con estas
condiciones actuales, siempre quedarán excluidos. La representación sólo se la
dan a los dos primeros. El sistema electoral no permitirá nunca que los grupos
minoritarios tengan voz, una voz que sí tendrían si logramos la
proporcionalidad, la cual evitaría las diferencias abismales de las que ya
hemos sido testigos.
Insisto entonces: votemos; pero, votemos
NULO. La sociedad civil, que no está representada o no se siente representada,
debe cohesionarse y formar un mega partido político. Un partido político que se
llame N.U.L.O: Nacionalismo, Unidad, Libertad y Organización. Atributos que
todos pedimos a gritos; pero de manera genuina y auténtica: que se sienta de
forma palpitante su accionar. Resulta extremadamente evidente que los líderes
que están bajo el paraguas de la MUD, y que se arropan con la bandera de la
oposición venezolana, no están a la más mínima altura de lo que se requiere para
ofrecer paz, bienestar y progreso a la mayoría de los venezolanos. Qué sí lo
lograría N.U.L.O: NACIONALISMO, UNIDAD, LIBERTAD Y ORGANIZACIÓN.
Son muchas las exigencias que, como sociedad
civil organizada, debemos hacer para poder participar en comicios: ¿Por qué
debemos permitir que los militares custodien unas elecciones que son un acto
netamente civil? ¿Quién puede confiar en el plan República como salvaguarda de
unos votos que son expresados por civiles? Eso por tan sólo mencionar dos de
las muchas condiciones que deben modificarse para que podamos ejercer nuestro
derecho con la certeza de que será respetada nuestra voluntad.
Fundemos N.U.L.O porque los venezolanos
estamos hartos: ¡estamos hasta la coronilla! Además, podemos organizarnos en
partidos políticos. La Constitución nos otorga ese derecho. Así que, amigo
lector, ya sabes: ¡Vota N.U.L.O! Y los reto para que terminen la frase: Vota
N.U.L.O, para que le des una patada a los que no sirven por ese C…
@mingo_1
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