Por Sociedad Venezolana de Orlando, 19/11/2014
Editorial
Los precios del petróleo, medidos por la cesta OPEP, tocaron un nuevo
mínimo a corto plazo el viernes 14 de noviembre, cuando llegaron a $73,47/bbl.,
para una baja de $37,37/bbl. (33,7%) con respecto a su máximo de $110,84/bbl.
del 20 de junio. La razón inmediata para la caída es simplemente el impacto del
exceso de oferta en el mercado.
Nuevas tecnologías (por ejemplo, perforación horizontal y fracking)
están permitiendo a los Estados Unidos aprovechar sus enormes reservas de
petróleo y gas “atrapados” en formaciones de lutita. La producción mundial
creció 4,6 millones de b/d en tres años, pasando de 88,6 millones de b/d en
2011 a 93,2 millones de b/d en 2014. La producción estadounidense representó
3,2 millones de b/d de ese aumento. Mientras tanto, la demanda mundial ha
estado creciendo a un ritmo más lento, subiendo apenas 2,9 millones de b/ d, de
89,5 millones de b/d en 2011 a un estimado de 92,4 millones de b/d en 2014.
Con el exceso de oferta en un mercado tradicionalmente volátil, no es
ninguna sorpresa que los precios se hayan desplomado. Lo que sí sorprende es
que PDVSA y el gobierno aparentemente creyeron que el mercado se mantendría
estable en el nivel de $100/bbl. Deberían haber sabido que esto no era posible:
los mercados de materias primas tienden a ser sumamente volátiles y el petróleo
es una materia prima. Entre 1980-1984, por ejemplo, los precios cayeron 37%, de
$70/bbl. (promedio para 1980) a $44/bbl. (1984) y otro 60% hasta $18/bbl. para
1986. Igualmente, entre 1997-1999 los precios cayeron 40%, de $20,30/bbl. a
$12,30/bbl. Más recientemente, el precio bajó 35%, de $94,45/bbl. en 2007 a
$61,00/bbl. en 2008.
Esa incapacidad de aprender del pasado, o de sus iguales, pareciera que
es parte del precio que PDVSA, y Venezuela están pagando por la irresponsable
decisión de Hugo Chávez de despedir de la industria petrolera a más de 20.000
trabajadores tanto en el área técnica como gerencial en 2003, en la ingenua
creencia de que la lealtad a la revolución era todo lo que hacía falta para
dirigir una empresa de rango mundial.
Mientras tanto, el hoy canciller (y antiguo presidente de PDVSA),
Rafael Ramírez, está de viaje por Rusia y la mayoría de los países de la OPEP,
tratando de convencer a la Organización (y a Rusia) de que recorten la
producción para revertir la caída del precio del petróleo.
El intento de Ramírez está condenado al fracaso. La OPEP ya no tiene la
influencia de otrora. Más importante es el hecho de que varios miembros de la
OPEP, tales como Arabia Saudita y Kuwait, se dieron cuenta de que cualquier
recorte que hagan ahora simplemente le ofrecería a otros la oportunidad de
aumentar su cuota de mercado a expensas de los países que rebajen su
producción, como sucedió en la década de los 80. Por consiguiente, la
estrategia que ellos, y la mayoría de los demás miembros de la OPEP, han
adoptado es la de conservar su participación en el mercado mientras que las
fuerzas de la libre oferta y demanda desaniman a otros, sobre todo a los
productores de petróleo de lutita en Estados Unidos, para que posterguen sus
inversiones para mantener o aumentar la capacidad hasta el momento cuando la
oferta y la demanda de nuevo estén en equilibrio, que podría ser dentro de unos
dos o incluso tres años.
Por lo tanto, no se espera que los ministros de la OPEP reduzcan la
producción en la reunión ministerial de la próxima semana en Viena.
El inútil intento de Ramírez solo sirve para recordar otra triste
realidad: Venezuela ya no disfruta del respeto que alguna vez tuvo como miembro
fundador de la OPEP y su papel como conciliador y árbitro de conflictos dentro
de la Organización, en gran medida, porque tontamente ha estado tomando
posición a favor de una o de otra de las facciones implicadas.
¿Qué viene ahora? Suponiendo que el precio del crudo se estabilice en
$70-75/bbl., el gobierno de Maduro debería poder correr la arruga. Estimamos
que PDVSA generaría alrededor de $30 millardos al año antes del pago de
regalías, impuestos, inversión social y aportes a Fogade. No es ninguna
bonanza, pero sí es suficiente para cubrir el costo de las importaciones de
alimentos, medicinas y otros bienes y servicios básicos.
Si los precios caen más, entonces, tal vez, el gobierno se vea obligado
a adoptar políticas de ajustes sensatas.
Sin embargo, en el ínterin, el servicio de la deuda no debería ser
ningún problema. Aunque las sumas implicadas son considerables ($8,5-$9,5
millardos por año entre 2015 y 2017), hay varias formas para que Venezuela
pueda recurrir a otros recursos en dólares, de ser necesario. Estos podrían
incluir:
1) Reducir los envíos a Cuba (según se dice, ya se estaría haciendo);
2) Reducir los envíos a PetroCaribe (también estaría en marcha);
3) Estirar los pagos a China (ya negociado);
4) Conseguir efectivo adicional a través de emisiones de bonos respaldados por cuentas por cobrar de los países de PetroCaribe (que adeudan alrededor de $20 millardos a un interés de 1%-2% anual); Venezuela podría obtener alrededor de $7-8 millardos por esa vía;
5) Comprar bonos venezolanos a los precios deprimidos de hoy. (Según se dice, alrededor de la mitad de los pagos de la deuda de octubre los realizó la propia Venezuela, los cuales se tradujeron en una fuerte reducción de los desembolsos de efectivo).
2) Reducir los envíos a PetroCaribe (también estaría en marcha);
3) Estirar los pagos a China (ya negociado);
4) Conseguir efectivo adicional a través de emisiones de bonos respaldados por cuentas por cobrar de los países de PetroCaribe (que adeudan alrededor de $20 millardos a un interés de 1%-2% anual); Venezuela podría obtener alrededor de $7-8 millardos por esa vía;
5) Comprar bonos venezolanos a los precios deprimidos de hoy. (Según se dice, alrededor de la mitad de los pagos de la deuda de octubre los realizó la propia Venezuela, los cuales se tradujeron en una fuerte reducción de los desembolsos de efectivo).
Dado el alto costo en términos de credibilidad perdida, el menor acceso
a los mercados crediticios internacionales y el peligro de que los acreedores
embarguen los activos de Venezuela en el extranjero, pareciera razonable
suponer que el gobierno de Maduro hará todo lo posible para evitar un default y
para honrar el servicio de su deuda durante los próximos años.
¡Ahora sí! Luego que la propuesta de aumentar el precio de la gasolina
fuese pospuesta para un futuro remoto, Nicolás Maduro aprobó el pasado lunes en
el 1° Congreso de la Clase Obrera la “sinceración del precio de la gasolina”,
utilizando los ingresos adicionales para proyectos sociales. Sin embargo,
agregó que “no hay ningún apuro para tomar una decisión formal”. Se prevé que
el precio rondaría por los Bs.2,70/lt., propuesta realizada por Ramírez.
“CUANDO LA TIRANÍA SE HACE LEY, LA REBELIÓN ES UN DERECHO”
Simón Bolívar
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