Por José Domingo Blanco, 14/11/2014
A las dictaduras no se les combate con elecciones.De
eso estamos claros. Porque, cuando los dictadores llaman a elecciones, siempre
las ganan y logran su objetivo: ¡perpetuarse en el poder! El chavismo –ahora
con Maduro a la cabeza del desgobierno- va para dieciséis
años hundiendo a Venezuela en la ruina y la miseria, imponiendo un modelo que
insisten en llamar socialista; pero que, a todas luces, es otra cosa: una
neodictadura comunistoide. Esta advertencia la hizo hace más de una década, nuestro recordado y querido colega Oscar Yanes,
quien sentenció –refiriéndose al difunto
Presidente- “(…) este es un gobierno muy peculiar, un desgobierno de malandros,
con un trastornado mental como jefe de esa pandilla. Aquí se está instaurando
una dictadura con bases constitucionales.No estamos en un escenario
democrático. Hay gente ingenua que cree que estamos ante un modelo democrático
imperfecto. Estamos luchando contra una dictadura con bases constitucionales.
Le estamos diciendo al pueblo que este gobierno se puede combatir por medios
democráticos, cuando lo que hay que explicarle es que estamos luchando contra
una dictadura; por lo tanto, no se pueden utilizar métodos democráticos
clásicos para combatir a este gobierno”.
Nuestro apreciado Chivo Negroprevenía en el 2003 que, y
de nuevo cito sus palabras, “nosotros pretendemos oponernos a un régimen con la
faena clásica que se usa con los políticos; pero, esta gente no es como
Caldera, ni como CAP, Lusinchi o Luis Herrera. Para salir de Chávez no se
pueden utilizar métodos democráticos, porque Chávez no conoce los métodos
democráticos. Mientras la oposición insiste en las marchas, en permanecer en la
calle y en denunciar las cosas que ocurren; él está trabajando con hechos: el
que se burla del presidente va preso, porque él necesita una dictadura de
carácter constitucional. Y, si nosotros nos ponemos a pensar que los organismos
internacionales, van a sacar a Chávez, estamos equivocados”.
Han pasado más de diez años, y me temo, con todo el
dolor y la impotencia que me da reconocer esto, que seguimos estancados
pensando que con métodos democráticos lograremos el cambio que urge en el país.
Los diagnósticos están hechos; los problemas, identificados; la causa-raíz de
todos nuestros males, también. ¡No caigamos de nuevo en la trampa! Lo vemos a
diario: el régimen grita a los cuatro vientos que se abren las postulaciones para
– ¡por fin!-renovar la directiva del CNE o el TSJ y el dedo de Maduro amenaza
con hacer de las suyas. ¿Y quién va a ser capaz de contravenir la orden de
Nicolás?
La destacada abogada, mi amiga Adriana Vigilanza, me
hizo llegar un documento que escribió recientemente en el que afirma que los
republicanos -como ella se autodefine-
tenían en el 2002, “una preclara
comprensión de la perversidad del sistema que construía el chavismo”. Pero, al mismo tiempo, le hace una estupenda
pregunta a la oposición: “¿por qué hoy (…) al contrario de lo que
ocurrió en el año 2002, no parece existir la misma convicción entre los
opositores sobre la necesidad de que el “chavismo-madurismo” (que es EXACTAMENTE LO MISMO, ni peor, ni
mejor, para desgracia de los que siguen ignorando que el Comandante 'eterno' es
quien mayor cuota de responsabilidad tiene en la pésima situación
económica y social que vivimos), salga del poder, lo antes posible, para que podamos salvarnos como país o, mejor
dicho, como República?”.
Para Vigilanza, es
“imposible cualquier cambio de régimen mientras se siga peleando por la mejor 'estrategia', la
más 'inteligente', pero sin llegar al corazón del problema. Un problema que los
republicanos tenemos claro: la imposibilidad de conseguir una victoria
electoral importante, bajo las condiciones electorales e institucionales
actuales.”
Oscar Yanes lo planteaba de otra manera. Él decía que,
para salir de Chávez, había que lograr que todos los opositores se reunieran para decidir “como hicieron
los aliados en la 2da Guerra Mundial, ¿qué le vamos a hacer a Hitler y su pandilla?
Entonces, inmediatamente, nombrar un Estado Mayor de Oposición con un jefe, a
quien no se le va a discutir porque su visión es destruir a Chávez y su
pandilla. Lo que hay que hacer es una estrategia de destrucción de un régimen
fascista, que si no nos adelantamos nos peina, porque es una araña gigantesca
que está tejiendo una red”.
Volviendo a lo escrito por Vigilanza,
le hace una sugerencia
a la oposición indicándole que el camino a seguir, es declararse en “resistencia” porque, a su juicio, “en un
país donde no hay igualdad en el proceso electoral NO HAY DEMOCRACIA y por
tanto, NO PUEDE HABER OPOSICION. Así como hubo una reciente solicitud de
renuncia que le hizo públicamente a Maduro un grupo de republicanos
conscientes, así mismo quienes resistimos al régimen tenemos que exigir condiciones electorales que permitan
elecciones auténticas. Mientras haya
un Registro Electoral no auditado, ni
auditable y, sobre todo, mientras haya 'colectivos' y milicias armados, eso
no es posible”.
Un régimen como el actual, no sale del poder con
elecciones. Ya nos lo advirtió Oscar Yanes…“lo grave es que no pasa nada,
porque la estrategia es una estrategia para combatir a un régimen democrático.
Y la estrategia a utilizar debería ser
para discutir, liquidar y destruir a una
dictadura. ¿Estamos dispuestos a pagar ese precio? Ya Churchill lo dijo: solo
sangre, sudor y lágrimas puedo prometer'”… Proponer otra cosa, para mí, son
puras pistoladas.
@mingo_1
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