Miguel Méndez
Rodulfo 13 de febrero de 2015
La
transición comenzó ya. Quizá no nos percatemos de ello, pero su período está
corriendo y lo hace de manera indetenible. Las señales son múltiples, pero
sorprende que muchos se nieguen a verlas. La explicación de porqué no
percibimos adecuadamente la realidad, se encuentra en la natural cautela que
hemos asumido producto de los 16 años que llevamos pronosticando la caída del
régimen, sin que ello ocurra. Muchos no ven una salida a este desbarajuste y
piensan que Maduro puede terminar su período. Ven fortalezas inexistentes en el
régimen, hablan del poder intimidatorio de los colectivos, del dinero que tiene
el gobierno para comprar votos, de la división de la oposición, de que la gente
se acostumbró a las colas, etc., etc. Pocos ven que todas las encuestas dicen
que la base de apoyo del gobierno está en menos de 20% con tendencia día a día
a la baja, que el barril está a un promedio de US$ 48, que los precios de 100
no volverán, que no hay dinero para repartirlo en las misiones, que hay que
pagar este año más de US$ 10.000 MM en deuda externa, que se deben más de US$
4.000 MM a las aerolíneas, que el militar encargado de la custodia del difunto
y luego de Cabello pidió asilo en USA y luego denunció a Diosdado de ser
cabecilla del Cartel de los Soles, que el gobierno que nos tiene pasando
penurias mantiene cuentas secretas en bancos suizos por US$ 12.000 MM, que las
facciones de Maduro y de Cabello están ferozmente enfrentadas, etc.
Por
si la inflación no fuera ya tremendamente angustiante, el régimen acaba de
decretar una maxi devaluación. Si los precios de bienes y servicios estaban
alineadas a la tasa marcadora Bs/$ de 49 (hay quienes puedan decir que la
relación oscila entre 50 y 70), la magia del militar y el matemático ha ubicado
la nueva referencia, producto de la subasta, en 170 Bs/$. Asumiendo como
algunos dicen que la base para fijar los precios nacionales era 70, significa
que los precios aumentarán 141 % a partir de ahora. Tomando en cuenta que en
2014 los aumentos en los precios de alimentos y bebidas fueron de 100%, a fines
de este año los precios en general habrían acumulado un aumento bianual de más
de 200%. No es verdad que la gente se acostumbre a las colas, tampoco es verdad
que los puestos de trabajo que el gobierno crea (léase bachaqueros) satisfacen
a los que se rebuscan; son una salida a la contingencia, una manera criolla de
sobrevivir, pero de ninguna manera una solución a sus vidas. Venezuela
indefectiblemente se transformará en un Estado fallido, la inflación seguirá
subiendo, la escasez aumentando y la rabia hirviendo. Esto no se queda así y
algo va suceder en cualquier momento.
Por
ello es crucial prepararse para la transición. Este es el tiempo en que debemos
estar pensando qué vamos hacer cuando se produzca el cambio. Cómo vamos a
asumir las riendas del poder. Cómo nos vamos a posicionar. Cómo lograr que se
preserven las instalaciones y que no las dañen. Con qué estructura organizativa
vamos a gobernar. Dónde sacaremos a la gente que pueda ocupar los cargos clave.
Cómo neutralizar a los colectivos. Cómo negociar con los sindicatos. Qué hacer
con los medios en poder del PSUV y sus aliados. Cómo garantizar la normalidad
de las operaciones. Cómo asegurar la gobernabilidad. Qué hacer en cada área de
política pública para tomar las medidas de corto plazo, pero también para
sembrar las de mediano y largo plazo: Seguridad y Defensa, ordenando y
controlando al estamento militar; Relaciones Internacionales, asegurando la
cooperación y apoyo de la comunidad internacional; Seguridad Ciudadana,
garantizando la vida y propiedades de los venezolanos; Economía, negociando con
el FMI y los acreedores, para obtener líneas de crédito y plazos de pago, que
garanticen una recuperación de la calidad de vida de la gente;
Desarrollo Urbano y Vivienda, habilitando con urgencia a los barrios y
proporcionando soluciones habitacionales a quienes viven en condiciones de
vulnerabilidad.
Miguel
Méndez Rodulfo
Caracas,
13 de febrero de 2015
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