Por Marino J. González
R.
El primer caso de
covid-19 en América Latina fue reportado en Brasil el 26 de febrero. Al 18 de
mayo, según la Universidad Johns Hopkins, el registro de casos en la región
supera los 540 mil. El número de fallecimientos por covid-19 a la misma fecha
es poco más de 30.000. Brasil ya ocupa el tercer lugar entre los países del
mundo tomando en cuenta el número de casos. Tres países de la región (Perú,
Panamá y Chile) se encuentran entre los veinte primeros en número de casos por
millón de habitantes. Cuatro países (Ecuador, Brasil, Perú y Panamá) están en
el grupo de veinte países con mayor mortalidad por covid-19. En la última
semana, doce países latinoamericanos han experimentado la cifra más alta de
casos desde que comenzó la pandemia.
La crítica situación de
salud pública se combina con las duras consecuencias económicas y sociales de
la pandemia. La caída de la actividad económica en la más significativa en
décadas en algunos países. La región avanza lamentablemente a una impresionante
involución en el bienestar. El hecho de que la pandemia se encuentre
finalizando el tercer mes de evolución, requiere examinar la situación de cada
uno de los países con respecto a las políticas de control. Es el primer paso
para identificar nuevas opciones de políticas. Sin control efectivo, se
prolongará la incertidumbre y el shock económico y social.
La Organización Mundial
de la Salud (OMS), en documento publicado el 12 de mayo, indica los criterios
epidemiológicos que deben cumplirse para determinar si un país ha controlado la
pandemia. Estos criterios preceden a los relacionados con el sistema de salud y
la capacidad de monitoreo de salud pública. Es decir, el primer paso es
establecer si se cumplen las condiciones en cuanto a la propagación de
covid-19, para luego analizar si se está en capacidad de mantener el control.
La OMS propone que la
medida fundamental para establecer si existe control es la medición del “número
efectivo de reproducción”, también denominado RO. Este número indica los casos
secundarios infectados por un caso previo. Si este número es menor a 1 al menos
por dos semanas, entonces la pandemia está en fase de reducción. Cuando no es
posible contar con este indicador, la OMS propone alternativas. Una de ellas es
que exista una reducción de 50% de los nuevos casos con respecto al máximo
registrado en un período de tres semanas, y que esta disminución sea sostenida.
De acuerdo con este
criterio, solamente dos países de la región han controlado la pandemia: Costa
Rica y Uruguay. El registro máximo de casos en ambos países se alcanzó hace 39
y 52 días respectivamente. La cifra de casos nuevos en ambos países al 18 de
mayo es 3, es decir, una reducción de 91% con respecto al valor del día con
mayor número de casos.
En consecuencia, el
siguiente punto en estos países es verificar la capacidad para mantener el
control. Siendo dos de los países con mayor institucionalidad de salud pública
en la región, es previsible que puedan manejar adecuadamente los nuevos casos
que se puedan presentar en los próximos meses. Según la última información
disponible del Índice de Rigurosidad de Políticas (Universidad de Oxford),
estos dos países mantienen restricciones para el movimiento de las personas. En
el caso del otro país que tiene más de 21 días de haber transcurrido el máximo
de casos, Ecuador, la evolución de los casos hacia la disminución no ha sido
sostenida, con lo cual la posibilidad del control no está confirmada.
El segundo grupo de
países está compuesto por aquellos con más de diez días transcurridos desde el
máximo de casos nuevos (Panamá, Cuba y Honduras). En los dos primeros, las
reducciones alcanzan 67 y 87% respectivamente, mientras que en Honduras fue
32%. En este grupo, una semana más con la actual tendencia podría indicar si
efectivamente han controlado la pandemia.
El tercer grupo incluye
los países en los cuales han transcurrido menos de diez días desde el máximo
registro de casos. En el grupo se encuentran desde Paraguay y República
Dominicana (con nueve días desde el máximo de casos), hasta Colombia, Haití y
Venezuela con menos de tres días. De especial relevancia es la situación en
Perú, Chile, Brasil y México. El aumento de casos nuevos en estos países se
encuentra en fase expansiva en los últimos días. De tal manera que las
posibilidades de control en el corto plazo son menores a las de otros países.
Un aspecto relevante en este grupo es si es posible aumentar la rigurosidad de
las medidas, cuando ya muchos de ellos tienen niveles altos de confinamiento.
El hecho de que solo
una minoría de países en la región hayan controlado la pandemia, tiene un
triple efecto. En primer lugar, significa que existe una gran presión sobre los
sistemas de salud, especialmente por los requerimientos de recursos humanos, de
equipamiento y logísticos, agravado por las dificultades derivadas de la
dispersión geográfica (Perú y Brasil, por ejemplo). Un segundo aspecto, es la
gran demanda de recursos fiscales para compensar los efectos de la caída
extraordinaria de la actividad económica.
Estos dos factores
coexisten con las limitadas capacidades para la detección de contactos, que a
su vez son claves para las siguientes etapas. Por estas razones, el gran reto
de los países es tratar de modificar las políticas en curso con mecanismos
innovadores que permitan recortar el tiempo necesario para controlar la
pandemia. De lo contrario, en el curso actual, los efectos en el sistema de
salud, y en la actividad económica y social serán de especial severidad.
20-05-20
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