Joshua Goodman 28 de mayo de 2020
@APjoshgoodman
El
ya famoso mercenario estadounidense Jordan Goudreau, supuesto cabecilla de una
incursión marítima en lanchas para asaltar Venezuela y derrocar el sistema
socialista de Nicolás Maduro, uso en sus planes un avión de un empresario
chavista incondicional llamado Franklin Durán, confirma una investigación de AP
A mediados de enero, Jordan Goudreau, que estaba
ansioso por poner en marcha un plan secreto para asaltar Venezuela y detener al
líder del chavismo Nicolás Maduro, voló a la ciudad colombiana de Barranquilla
para reunirse con su posible colaborador.
Para llegar allí, Goudreau y otros dos excompañeros de
las Boinas Verdes confiaron en una inusual ayuda: un vuelo fletado desde el
aeropuerto privado Opa Locka de Miami. Era un avión propiedad de un empresario
venezolano tan próximo al gobierno del fallecido Hugo Chávez, que pasó casi
cuatro años en una prisión estadounidense por tratar de ocultar pagos
clandestinos en efectivo a sus aliados.
El propietario del Cessna Citation II, un aparato con
líneas amarillas y azules y matriculado en Venezuela con el número YV-3231, era
Franklin Durán, según tres personas conocedoras de los movimientos del
empresario que hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias.
Durante más de dos décadas, Durán ha tenido numerosos
lazos comerciales con el gobierno socialista de Venezuela, lo que hace de él
una extraña elección para ayudar a una banda de aspirantes a mercenarios a
derrocar a Maduro, la persona a quien Chávez eligió a dedo como sucesor.
Mercenarios con contrato
Durán y sus colaboradores están ahora en el centro de
múltiples investigaciones en Estados Unidos, Colombia y Venezuela. Todos
quieren saber cómo Goudreau, un veterano de guerra con tres Estrellas de Bronce
pero poco conocimiento de Venezuela, logró lanzar una fallida incursión que
terminó con la captura y detención de sus dos compañeros de las fuerzas
especiales.
l rol de Durán y su cercanía a altos cargos han
revivido las acusaciones del líder opositor Juan Guaidó y de autoridades
estadounidenses de que estaba trabajando en secreto para Maduro y se habría
apropiado de la “Operación Gedeon”, el nombre del frustrado complot de
Goudreau.
“Aquí hay financiamiento de la dictadura”, dijo Guaidó
en una entrevista posterior al asalto con EVTV Miami, un medio
online dirigido por exiliados venezolanos.
“Un empresario, testaferro muy vinculado al conductor
del programa de chisme”, agregó en referencia al líder del Partido Socialista,
Diosdado Cabello, cuyo programa semanal en la televisora estatal, «Con el Mazo
Dando», alimentado por la vasta red de inteligencia venezolana que él mismo
controla.
En ese espacio, Cabello lanzó por primera vez en marzo
acusaciones de un ataque planeado por Goudreau.
Ahora Guaidó y su partido Voluntad Popular, están al
borde de ser puestos en la ilegalidad total por el régimen chavista.
Nuestro hombre en Miami
Maduro afirmó que Guaidó, cuyos
asesores firmaron el año pasado en Miami un acuerdo de 42 paginas con Goudreau,
en el cual se describe un plan para tomar el control del país, estuvo detrás de
la incursión del mes pasado. También sostiene que tuvo el respaldo de la CIA o
de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas
en inglés).
Goudreau dijo que no llegó a cobrar y que se alejaron
enojados de la negociación y de los planes. Por su parte, la Casa Blanca negó
estar detrás del plan y el presidente Donald Trump bromeó con que si Estados
Unidos hubiese estado implicado, las cosas habrían salido muy mal para Maduro.
Un extraño plan
The Associated Press reveló el 1 de mayo la historia
del extraño plan de Goudreau para entrenar a un ejército voluntario formado por
unas pocas docenas de desertores del ejército venezolano en campamentos
clandestinos en la frontera con la vecina Colombia. Tenían planeado atacar
bases militares e iniciar un levantamiento popular. El socio de Goudreau en lo
que algunos líderes opositores calificaron de misión suicida era el general
retirado venezolano Cliver Alcalá, quien vivía en Barranquilla tras huir de su
país natal en 2018.
Alcalá se entregó a las autoridades estadounidenses en
marzo, tras ser acusado de narcotráfico y apenas unos días después de que la
policía colombiana confiscó un alijo de armas que según el general retirado
pertenecían al grupo rebelde que él y Goudreau estaban preparando para derrocar
a Maduro.
A pesar de no contar con el respaldo de Estados
Unidos, de comandar una fuerza mal entrenada que no tenía opciones frente al
considerable ejército venezolano y de los indicios de que los espías de Maduro
se habían infiltrado en el grupo, Goudreau siguió adelante con sus planes.
Bahía de lechones
El 3 de mayo, dos días después del artículo de la AP,
apareció en un video desde Florida anunciando que unas pocas docenas de “combatientes
por la libertad” que él comandó habían lanzado un ataque en una playa para
entrar a Venezuela y capturar a Maduro. Los invasores fueron atrapados casi de
inmediato y el asediado líder exhibió en televisión a los combatientes
estadounidenses como evidencia de un intento de golpe de Estado apoyado por
Estados Unidos.
La operación ha sido ampliamente ridiculizada en redes
sociales como “Bahía de Cochinos”, en referencia al fiasco de 1961 en Cuba.
Los motivos por los que el plan siguió adelante siguen
siendo un misterio. Pero gran parte de la atención se centra ahora en el rol
que desempeñaron Durán y su hermano Pedro.
Los dos fueron arrestados discretamente el domingo en
Venezuela, aunque Pedro quedó libre más tarde, según Edward Shohat, el abogado
de Franklin Durán en Miami. El gobierno no ha confirmado aún las detenciones y
no indicó si prevé acusarlos de delito alguno.
PanAmPost y el vuelo
La historia del vuelo de Goudreau a bordo del avión de
Durán fue reportada primero por PanAm Post, un medio digital conservador
gestionado principalmente por exiliados venezolanos en Miami.
De acuerdo con los documentos de vuelo colombianos que
PanAm Post compartió con la AP, el viaje del 16 de enero fue contratado por
Servicios Aéreos Mineros (SERAMI), una aerolínea chárter creada en el estado
venezolano de Bolívar, famoso por su producción de oro.
Un ejecutivo de la industria de la aviación confirmó
la autenticidad de los documentos y dijo que los hermanos Durán utilizaban
SERAMI para organizar sus frecuentes vuelos entre Colombia y Venezuela.
Según esta persona, Franklin Durán viajaba
habitualmente a Barranquilla — manifiestos de pasajeros proporcionados a la AP
muestran que realizó al menos cuatro vuelos entre los dos países entre
noviembre de 2019 y enero de 2020 — para llevar comida y otros suministros a
Venezuela, donde las sanciones de Estados Unidos y años de mala gestión han
hecho que las tiendas carezcan de muchos productos.
Más nombres
Uno de los propietarios de SERAMI es Juan Carlos
Ynfante, según dos personas familiarizadas con la empresa. Ynfante fue detenido
el año pasado en la isla Gran Caimán por pilotar un avión con 135.000 dólares
no declarados en efectivo. Además, aparece como presidente de la firma en un
caso de decomiso federal en Estados Unidos en 2008 por el que un avión con el
logo de la compañía fue incautado en Ft. Lauderdale tratando de contrabandear
con 150 kilos de cocaína.
Además de los dos pilotos habituales de Goudreau y
Durán, entre los pasajeros del vuelo de mediados de enero estaban Luke Denman y
Airan Berry, dos veteranos y excompañeros de Goudreau en el 10mo Grupo de las
Fuerzas Especiales en Stuttgart, Alemania, donde estuvo destinado antes de
retirarse del servicio en 2016. Los dos, naturales de Texas, dijeron en
confesiones grabadas en video que creían que la empresa de su colega,
Silvercorp USA, había sido contratada por Guaidó.
No estuvo claro el motivo por el que los hombres
viajaron en el avión a Colombia ni si Durán lo sabía. Goudreau colgó el
teléfono cuando fue contactado por la AP el miércoles y no respondió a mensajes
de texto con preguntas sobre el vuelo.
En el vuelo iba también Yacsy Álvarez. Los aspirantes
a insurgentes en los campamentos colombianos describieron a Álvarez, de 39
años, como una ayudante de confianza de Alcalá que también trabajaba para
Durán.
A Barranquilla me voy
Un soldado voluntario dijo que cuando necesitó volar
entre Bogotá y Barranquilla para alguna reunión fue Álvarez quien compró sus
boletos. En otras ocasiones, él le transfería electrónicamente a través de la
red de pagos digital Zelle pequeñas cantidades de dinero que recolectaba entre
amigos y familiares para alimentar al grupo. En su declaración en la cárcel,
Denman señaló que fue Álvarez quien los llevó en auto a él y a Berry desde
Barranquilla a los campamentos donde se entrenaban los rebeldes.
Álvarez está en paradero desconocido.
En 2017, Álvarez fue nombrada directora de Industrias
Venoco de Centroamérica, dos años después de que la firma se registró en
Panamá. La empresa es una subsidiaria de Industrias Venoco, un fabricante líder
de lubricantes para autos que estaba controlada por Durán antes de que fuese
nacionaliza por Chávez en 2010.
Novela de infiltrados
Cuando perdió el control de Venoco, Durán estaba
cumpliendo una sentencia de cuatro años en Estados Unidos por actuar como
agente no registrado de Chávez. El líder había enviado a Durán a presionar al
empresario Alejandro Antonini, quien estaba implicado en el llamado “Escándalo
de la maleta”, un frustrado intento de contrabandear 800.000 dólares en
efectivo para la campaña de 2007 de la expresidenta de Argentina Cristina
Fernández a bordo de un avión alquilado.
Durante el juicio, la fiscalía señaló que Durán solía
llevar una placa que lo identificaba como oficial de inteligencia de la Marina
venezolana. Los hombres le pidieron al que fuera su amigo que asumiera las
consecuencias y que se mantuviese callado pero, sin que ellos lo supieran,
Antonini estaba cooperando con el FBI y grabó sus conversaciones.
Tras su liberación en 2011 y su regreso a Venezuela,
Durán inició una batalla legal con el estado venezolano para reclamar la
propiedad de Venoco. El empresario mantuvo un bajo perfil mientras se sometía a
un tratamiento contra el cáncer. Finalmente, recuperó algunos de los activos de
la empresa, incluyendo el nombre y una filial en Barranquilla. Su hermano, que
responde al nombre artístico de Pedro “La Voz”, trató de labrarse una carrera
como cantante de salsa.
Venoco y Durán
Una mujer que respondió al teléfono que aparece como
el de la firma de Panamá en el cibersitio de Venoco dijo que la empresa es
privada y se administra desde Barranquilla. Un correo electrónico enviado a la
filial de Panamá a través de la web de Venoco no obtuvo respuesta y los dos
teléfonos asociados a la sede de Barranquilla en la página, no funcionaban.
Durán es también el fundador de Ruibal & Durán,
una compañía que vendía chalecos antibalas y otros equipos a las fuerzas de
seguridad venezolanas, material que habría sido valioso para un ejército
invasor.
Él y su hermano mantenían una relación cercana con
Alcalá. Imágenes que circulaban en redes sociales mostraron a Pedro Durán y
Alcalá juntos, incluyendo una donde los dos están sentados a una mesa y en la
que el general lleva una camiseta de Venoco.
Revolución misma
El abogado de Franklin Durán en Estados Unidos se negó
el miércoles a discutir el tipo de relación, si es que había alguna, con
Goudreau o el vuelo de enero.
Pero Durán parece no haber vacilado nunca en su apoyo
a la revolución antiimperialista a la que debe su fortuna.
“Soy un hombre de principios y convicciones los cuales
fueron sometidos a prueba cuando intentaron hacerme admitir un montaje en
contra de las instituciones venezolanas”, escribió en una carta abierta desde
su celda en una prisión de Texas en 2010. “A pesar de todo esfuerzo mediático
de un imperio y verme sometido a más de nueve meses a celda de castigo, jamás
renuncié a mis valores”.
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