Trino Márquez 20 de mayo de 2020
@trinomarquezc
El
cierre de Directv es un acto arbitrario, arrogante e impopular del régimen. Esa
decisión no consideró la precaria condición en la que se encentran las millones
de familias afectadas por esa medida absurda, que solo profundiza el
descontento con el gobierno y empeora la ya pesada atmósfera anímica que
envuelve a la población, después de más de dos meses de un confinamiento que ha
estado acompañado por el crecimiento exponencial de la inflación y la escasez
de gasolina.
El régimen conocía la decisión de American Telephone
and Telegraph (AT&T), dueña internacional de Directv. Para el Ejecutivo no
fue ninguna sorpresa que la casa matriz ubicada en Dallas, Texas, le informara
a su filial en Caracas que debía sacar de la parrilla a Globovisión y al canal
de Pdvsa, una emisora que seguramente no ven ni si siquiera los empleados más
leales de la empresa petrolera.
Esa medida la había adoptado el grupo norteamericano
el año pasado, cuando el Presidente de Estados Unidos optó por sancionar al
gobierno de Caracas, solo que no había sido ejecutada. La respuesta de Maduro
fue premeditada y con alevosía. Estaba dispuesto a cerrar Directv cuando
AT&T dictara la orden. Prevaleció el deseo de venganza. En sus
consideraciones no intervino el hecho de que la cablera les llevaba su imagen a
más de diez millones de venezolanos, a quienes les servía de fuente de
información y entretenimiento.
Como siempre, los intereses populares quedaron
relegados. Lo importante era causar daño y mantener la disputa con Donald
Trump, sin tomar en cuenta el perjuicio causado.
Cuando
Hugo Chávez comenzó a hablar del socialismo del siglo XXI en los inicios de su
mandato, muchos pensaron que se trataba de una balandronada de ese personaje
con rasgos decimonónicos. De una figura que, así como hablaba extasiado y sin
parpadear del ‘pensamiento’ de Ezequiel Zamora, se refería a las bondades
desconocidas del socialismo, en un período en el cual poco antes el Muro de
Berlín había sido derrumbado a mandarriazo limpio; y la Unión Soviética había
implotado sin que ni siquiera hubiese salido un disparo de un fusil enemigo.
Mucha gente pensó que el sarampionazo le pasaría cuando el díscolo caudillo
madurara un poco y asumiese con seriedad la exigente tarea de gobernar una
nación tan compleja como Venezuela. No fue así. El hombre murió convencido de
las bondades del estatismo y, peor aún, dejó como herencia a un señor cuyos
escasos conocimientos los adquirió en las escuelas de formación de cuadros
comunistas en Cuba.
Tres
lustros más tarde, constatamos que los devaneos del comandante no tenían nada
de graciosos, ni de folclóricos. Su proyecto colectivista condujo al país a la
ruina total. Ahora nos encontramos sin gasolina, no obstante contar con las
mayores reservas petroleras del planeta; sin electricidad, aunque existe el
Guri, entre las represas más grandes de América Latina; sin agua, a pesar de
poseer una extensa red fluvial. Y, desde hace unos días, sin Directv, la
principal empresa nacional de televisión satelital.
El
socialismo del siglo XXI resultó ser una catastrófica y costosa estafa. Se
combinaron en él la desidia, la irresponsabilidad y la corrupción. Estos
componentes había que combinarlos con el autoritarismo para que la mezcla le
permitiese a la cúpula del régimen engraparse al poder.
El
ataque a Directv representa una embestida contra la libertad de elegir. La
inmensa mayoría de los estratos más humildes de la población quedaron
condenados a quedar atrapados por la pobre oferta doméstica. Muy pocos podrán
emigrar a las otras cableras que operan en el mercado interno. Compañías, por
cierto, que brindan un servicio pésimo en la mayoría de las localidades donde
funcionan. Maduro está condenando a los pobres ver la paupérrima oferta de VTV,
de TVs y de las otras televisoras que controla.
Frente
al abuso, la gente contará con la opción de apagar los receptores cada vez que
el mandatario aparezca tratando de imponer sus interminables y farragosas
cadenas. Esa debería ser la respuesta. Conviene responderle, aunque solo sea de
forma testimonial, a una casta que intenta dirigir al país al medioevo.
Trino
Márquez
@trinomarquezc
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico