Manuel Arias Naranjo 20 de mayo de 2020
@VOANoticias
En
un peligroso polvorín se ha convertido el municipio de Villa del Rosario en el
departamento fronterizo de Norte de Santander, Colombia, donde cientos de miles
de migrantes venezolanos buscan desesperados regresar a su patria, presionados
por el hambre, la falta de techo y la pandemia de la COVID-19.
La
situación más crítica se vive en un caserío llamado La Parada, a pocos metros
de la frontera, donde más de siete mil migrantes, entre adultos, abuelos y
niños, pernoctan en condiciones de insalubridad, mientras esperan su turno para
pasar a su país, de donde salieron meses atrás en busca de un futuro mejor,
ante la crisis social y económica que atraviesa el país con las reservas de
petróleo más grandes del mundo.
Muchos
regresaron mediante puentes humanitarios facilitados por autoridades locales
colombianas, en coordinación con el Gobierno Nacional, pero también cientos de
ellos han atravesado Colombia, a pie, provenientes de otros países de la
región, como Chile, Perú y Ecuador, donde sus condiciones no eran muy diferentes
a las que viven actualmente.
Con
la frontera cerrada desde el 14 de marzo, los migrantes llegan cada día por
miles a la línea limítrofe, pero solo entre 200 y 400 logran el permiso de la
Guardia Nacional venezolana para ingresar a su país.
El
alcalde de esta población colombiana, Eugenio Rangel, califica la situación de
“insostenible”.
“Hay microtráfico, hurto a celulares, hurto a
viviendas, hurto a motos y que Dios nos ha protegido con el tema de Covid que
no se ha propagado con ese hacinamiento tan grande que tenemos, porque la
verdad, donde se propague, créame que Villa del Rosario, Cúcuta y su área
metropolitana estaremos todos contaminados”, señala.
Mientras
tanto, en medio de la crisis, el gobierno colombiano, a través de la
Cancillería y la Oficina de Migración Colombia, ha tramitado ayudas
humanitarias con países como España y Alemania.
Este
impulso, sin embargo, no da abasto para atender la emergencia, empeorada por la
negativa del gobierno en disputa de Venezuela de permitir el ingreso de sus
connacionales, tal como lo denuncia el congresista colombiano Juan Pablo Celis.
“Desde
el principio la responsabilidad la tiene una sola persona y es el régimen de
Maduro que acabó con el país, que acabó con su economía y ahora para el flujo
del corredor humanitario y evita que la gente regrese a sus hogares”, dijo
Celis.
Rangel,
el alcalde de Villa Del Rosario, pide al gobierno de Colombia y a la comunidad
internacional mayor presencia y ayuda para mitigar la emergencia.
Al
otro lado de la frontera, las autoridades venezolanas cierran el cerco bajo la
acusación de que los migrantes son traidores a la patria, advirtiendo que con
su regreso buscan desestabilizar al país.
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