Emilio Nouel 30 de mayo de 2020
@ENouelV
A
los venezolanos, desde que se inició el milenio, todas las plagas habidas y por
haber se nos vinieron encima, inmisericordes, una tras otra.
Ciertamente, ya lo conté en otra ocasión, lo que nos
sucede es algo muy cercano a lo que me dijo un chofer de taxis hace unos
cuantos años, cuando aun todavía no alcanzábamos el grado de calamidad
actual: “Esto del chavismo es una maldición apocalíptica, doctor”.
Cuánta razón tenía.
Y nos sonaba entonces un tanto exagerado, a pesar de
que ya veíamos asomarse las evidencias incontrovertibles de que muy mal
estábamos encaminados como sociedad, aunque guardábamos entonces la esperanza
de que saldríamos no pasado mucho tiempo, del hoyo en que nos metió una mafia
altamente tóxica que había incursionado en política para desgracia de los
venezolanos.
Las últimas “plagas” son la pérdida de la TV por
satélite y la grave falta de gasolina, que vienen acompañadas del covid
19.
Es más que patente que todos nuestras penurias tienen
un responsable indubitable. El causante directo de que estemos penando por no
tener como movilizar nuestros transportes privados y colectivos no es otro que
la tiranía chavista.
La ideología demencial que los mueve condujo a un
desmadre colectivista expropiador. Que no solo acabó con las empresas
productivas en manos privadas, sino que también provocaron demandas en las que
aquellas reclaman indemnizaciones mil millonarias en dólares. Y lo peor es que
tenemos perdidos todos esos litigios. No hay argumento legítimo o válido que
nos asista en las instancias jurisdiccionales. Si los venezolanos llegáramos a
perder CITGO será la responsabilidad directa y exclusiva de esa locura de Hugo
Chávez.
El país ha retrocedido más de un siglo. Los
productores del campo no pueden sacar sus cosechas porque no tienen gasolina
para sus transportes. Otros no sembraron porque no disponen de semillas ni
fertilizantes. Los trabajadores no pueden trasladarse a los sitios de trabajo.
No hay gas para cocinar los pocos alimentos que se alcanza comprar.
La debacle es total, insólita en un país que se
encuentra sobre un enorme yacimiento petrolífero.
Lo de la gasolina es una trágica paradoja para un país
como el nuestro. Las refinerías que otrora eran instalaciones modernas y
admiradas están en una situación precaria lamentable, gracias a la
incompetencia y la corrupción de la mafia que está en Miraflores. Se necesita
miles de millones de dólares para ponerlas a funcionar adecuadamente y
satisfacer las necesidades de combustible de nuestro mercado interno. Y
el país no dispone de esos fondos. Según los entendidos, olvidémonos de ellas
por un tiempo largo, no están en capacidad de producir lo que necesitamos para
nuestras necesidades, de allí que no nos quede otra que importar gasolina.
Le corresponderá al nuevo gobierno democrático que
esperamos no esté alejado en el tiempo, también cargar por un tiempo con ese
grave problema.
Hay un conocido dicho popular en Venezuela con el que
se quiere significar que resulta irracional llevar una cosa a un lugar en que
ella abunda mucho. Así, ello se expresa con la frase ¿Quien lleva chivo
pa’ Coro?
En estos desdichados y absurdos tiempos venezolanos,
la realidad contradice el dicho de nuestra sabiduría popular. Los socios
iraníes de la tiranía están trayendo “chivo pa´ Coro”. Quién lo
iba a creer.
Emilio Nouel
@ENouelV
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