Por Ángel Oropeza
“Creo en los poderes creadores del pueblo”
(Aquiles Nazoa)
Uno de los éxitos más
notorios del régimen político gobernante en Venezuela ha sido ciertamente
invisibilizar a la población. Un país de alta conflictividad social, donde se
registran más de 20 protestas populares diarias (más de 670 protestas solo en
el pasado mes de julio), es percibido por muchos como un país donde no pasa
nada. La gente al no ver ni enterarse de nada, dada la férrea censura
oficialista y el control sobre los medios de comunicación, termina
creyendo que nada pasa, y esta creencia –aunque falsa- es el
alimento principal para generar en muchos desesperanza y frustración.
Pero que usted no vea
nada no significa que no está pasando. Y un ejemplo palmario de ello, de esas
cosas que la mayoría del país no se entera y que no suele aparecer en los
medios de comunicación, es el evento realizado el pasado 19 de agosto en
Caracas.
Ese día se reunieron de
manera presencial representantes de los 24 estados del país, muchos de los
cuales atravesaron literalmente la geografía nacional, para protagonizar la
presentación al país de los resultados de una actividad organizada durante los
últimos 2 meses por el Frente Amplio Venezuela Libre, y que fue bautizada
con el nombre de “Las ideas de todos”.
Las Ideas de Todos
consistió en una serie de 144 encuentros regionales (6 en cada estado del país,
uno por semana), que permitió sentar a discutir y trabajar juntos a sectores
tan importantes de la sociedad como el de las universidades, el de la salud,
las comunidades organizadas (iglesias, asociaciones de vecinos, consejos
comunales, comités de usuarios de servicios públicos, magisterio y
comunidades educativas, medios alternativos o comunitarios), organizaciones no
gubernamentales (de derechos humanos, de alimentación, de educación, de salud,
ambientales y electorales y ciudadanas), el sector productivo (laboral y
empresarial), y los partidos políticos.
En total concurrieron
602 organizaciones sociales y políticas de los 24 estados, incluyendo muchas de
sitios donde no sólo la conectividad digital y la simple comunicación
telefónica es difícil, sino en las que incluso el traslado y la movilización
física para hacerse presente en los Encuentros semanales resultó un verdadero
desafío. Al final la participación superó las 10 mil personas, toda una proeza
hoy en una Venezuela caracterizada por las limitaciones debidas a la pandemia,
las restricciones a la movilización por falta de combustible, y la represión de
la dictadura a cualquier reunión o evento que les parezca sospechoso.
El diseño de los
Encuentros logró que se alcanzara una amplia y heterogénea representación de
todos los sectores. Así, por poner sólo 2 ejemplos, el sector de las
universidades estuvo representado por 16 sindicatos de trabajadores
universitarios, 9 representantes de autoridades, 26 asociaciones de profesores,
21 organizaciones estudiantiles y 16 asociaciones de egresados, mientras que el
sector salud –el segundo ejemplo- contó con la participación de 16 sindicatos
de trabajadores del sector, 16 organizaciones de profesionales de enfermería,
18 colegios médicos, 13 asociaciones de pacientes crónicos y 31 otras
organizaciones profesionales del sector salud. De hecho, la heterogénea
representatividad a lo interno de cada uno de los sectores participantes fue
uno de los valiosos logros de estos encuentros regionales.
No eran éstos sólo
encuentros de gente y organizaciones que tenían tiempo sin sentarse a oirse,
sino que al final de la semana, como un ejercicio para probar y ejercitar la
capacidad de hacer cosas juntos, a pesar de la desconfianza intergrupal que
todavía nos acompaña, los sectores se turnaban para llevar a la práctica unas
actividades –diseñadas y desarrolladas por ellos mismos- de lucha y presión
cívica. En total, se realizaron 139 actividades conjuntas de calle, muchas de
ellas caracterizadas por su creatividad y valentía.
El 19 de agosto, a lo largo de todo el día que duró el evento de presentación de resultados al país, se hicieron 6 exposiciones, una por cada sector, y que resumían los principales hallazgos de los Encuentros en la siguiente forma: diagnóstico de los principales problemas del sector, diagnóstico sobre el país, propuestas internas para atacar y resolver los principales problemas del sector, sugerencias y propuestas para incorporar a la lucha por la liberación democrática de Venezuela, y reporte de las actividades específicas de presión cívica realizadas.
Pero una de las cosas
llamativas y que además hablan muy bien de la capacidad y madurez de los
sectores participantes es que a la hora de formular sus propuestas, tanto las
dirigidas a resolver los problemas del propio sector como las orientadas a
contribuir con la lucha por la libertad del país, no cayeron en la trampa
frecuente y cómoda de elaborar listas de meros deseos ni ingenuas cartas al
Niño Jesús, donde simplemente se espera que pasen cosas o que otros hagan el
trabajo. No era “por favor hagan esto” sino “hagamos esto”, en una evidencia
del compromiso personal y sectorial de involucramiento en la dura batalla por
la liberación de Venezuela.
Y un último dato para
resaltar la importancia de lo ocurrido el pasado 19 de agosto fue la presencia
en el encuentro tanto del presidente interino Juan Guaidó como de los jefes de
los principales partidos políticos, quienes se hicieron presentes para conocer
de primera mano las propuestas venidas de todas las regiones del país, en
una necesaria y esperanzadora muestra de Unidad política y social.
El acontecimiento del
pasado 19 de agosto, invisible para muchos medios de comunicación y desconocido
por la mayoría del país, es una nueva muestra de que la lucha puede estar
oculta a muchos ojos –como siempre ocurre en los regímenes dictatoriales-
pero se mantiene y avanza.
Cosas como las del 19
de agosto pasado son además un nuevo mentís a la creencia peregrina del país
abúlico y entregado. Lo hemos dicho otras veces aquí. Los estudios recientes
muestran que los rasgos psicológicos distintivos de los venezolanos en la
actual coyuntura no son desesperanza y rendición, sino confusión, incertidumbre
y frustración. La población parece estar atenta y dispuesta a organizarse y a
participar en instancias o actividades que les parezcan útiles y creíbles. La
experiencia de Las Ideas de Todos lo vuelve a ratificar. Cuando en los estados
se empezó a organizar y a invitar a los 6 sectores sociales con los cuales se
quería trabajar, mucha gente pidió también ser invitada a participar, tanto que
no nos dimos abasto para atenderlos, dadas las obvias limitaciones de
logística, traslado y costo de actividades como esta. La gente está ávida que
le propongan alternativas creíbles y eficaces para hacer oír su voz y
organizarse para la lucha por recuperar el país donde nacieron.
A pesar de su extensión
nacional, “las ideas de todos” es un esfuerzo todavía parcial e incompleto.
Hace falta continuar la construcción de estas instancias unitarias de
organizaciones sociales y políticas (las dos juntas, no unas o las otras). Es
necesario seguir acercando y lograr la articulación de muchos más sectores y
organizaciones a quienes les une el sueño de salvar a esta tierra y la tarea
por conseguirlo. Pero, y esto es quizás lo más importante, tanto los encuentros
regionales de los últimos dos meses como el evento del 19 de agosto siguen evidenciando
que los venezolanos están muy lejos de rendirse. Y que, aunque los explotadores
no permitan verlo para hacer creer que no existe, este es un país donde la
esperanza y la convicción de que es posible siguen animando el esfuerzo
de muchos por su liberación.
02-09-21
https://www.elnacional.com/opinion/19-de-agosto/
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