Melissa Velásquez Loaiza 08 de septiembre de 2021
@Melissavl56
Los
personajes más populares de Plaza Sésamo acompañarán a niños y
niñas venezolanos de cero a cinco años en las rutas migratorias para apoyar su
educación y desarrollo psicoemocional en medio de situaciones de riesgo como
una migración obligatoria, como la que han sufrido millones de familias
venezolanas en los últimos años.
Abelardo,
Lola y otros personajes de la popular serie Plaza Sésamo acompañarán
a los niños migrantes más pequeños con herramientas de aprendizaje y apoyo
emocional a lo largo de su viaje.
Lo
harán a través de una herramienta llamada Jardín Sésamo, un aparato
desarrollado por Sesame Workshop —la ONG global que esta detrás del
programa de TV y cuyo objetivo es promover la educación para niños— que envía
una señal wifi a teléfonos inteligentes y comparte contenidos para los niños y
niñas de 0 a 5 años.
Jardín
Sésamo es "una cajita" que trasmite una señal wifi local para enviar
a teléfonos inteligentes y que los padres puedan descargar contenidos de manera
gratuita para sus hijos, así no tengan conexión a internet, le dijo a CNN en
Español Brenda Campos, directora de Impacto Social de Sesame Workshop para
Latinoamérica.
"Hemos
encontrado que en su mayoría las familias cargan con al menos un celular por
familia. Entonces ahí fue cuando pensamos que había el potencial de aprovechar
esta herramienta con la que ya cargaban para poderles brindar esos
contenidos", dijo Campos.
Jardín
Sésamo estará en las rutas migratorias en lugares como centros de salud,
centros de espera, comedores comunitarios o donde haya concentración de
familias venezolanas inmigrantes. Las personas se conectan a esa señal y
descargan contenidos —que pueden llevar consigo para cuando no tengan internet—
como actividades de juego, experiencias, libros de cuentos, entre otros para
potenciar el aprendizaje y enseñar la resiliencia emocional en estas cuestiones.
Las
herramientas estarán presentes en donde se ha identificado gran número de
inmigrantes venezolanos: En Brasil estará en Boa Vista, Manaos, Pacaraima; en
Perú están en Lima, La Libertad y Tumbes. Y en Colombia, en Cúcuta, Villa del
Rosario (Norte de Santander), y en los departamentos de Guajira y Magdalena,
todos en el norte del país, cerca de la frontera con Venezuela.
"Nos
interesa mucho el preescolar y la primera infancia porque son los años
fundacionales de las niñas y niños", dijo Campos. "Es donde podemos
generar hábitos y desarrollar aquellas habilidades que van a ayudarles a crecer
fuertes e inteligentes y amables. Y nos interesa en lo particular, llegar a los
niños y niñas más vulnerables".
Según
la directora de Impacto Social de Sesame Workshop para Latinoamérica, "el
97% de los recursos humanitarios a nivel global" se destinan a la atención
primaria para los migrantes, pero no a la educación.
La
educación y las emociones de los niños
Durante
años, las imágenes de migrantes venezolanos saliendo de su país buscando
mejores oportunidades fuera de su lugar de origen han recorrido el mundo.
Padres, madres, con hijos de todas las edades, han recorrido largos caminos
para encontrar un nuevo hogar.
A la
fecha, 5,4 millones de venezolanos son refugiadas e inmigrantes en todo el
mundo, según cifras de Acnur, la agencia de las Naciones Unidas
para los Refugiados. Todos ellos huyen de "la violencia, la inseguridad y
las amenazas, así como la falta de alimentos, medicinas y servicios
esenciales", siendo esta "una de las principales crisis de
desplazamiento del mundo", según Acnur.
Muchos
de ellos han recorrido rutas migratorias a través del continente con hijos en
brazos buscando mitigar sus necesidades básicas en países cercanos como Brasil,
Colombia y Perú. Y si bien, las primeras necesidades —como techo, comida y
abrigo— son cubiertas por las ONG, gobiernos y centros de refugio, según
Campos, hay una parte, que bien podría llamarse "secundaria" para las
necesidades de un inmigrante y está en gran parte desatendida: la educación y
el desarrollo psicoemocional de niños de cero a cinco años, un grupo etario que
"está teniendo un crecimiento más acelerado", según Campos.
"Hay
retrasos académicos o períodos prolongados que han estado fuera de la
escuela", agrega. "Entonces hay un tema de poder acceder o de poder
acompañar el aprendizaje, de poder regularizar o apostarle a apoyar en esta
brecha que se ha generado en la parte educativa".
Según
la organización, "las familias en tránsito carecen de acceso a recursos
educativos que apoyen el aprendizaje de los niños" y la pandemia de
covid-19 "ha exacerbado muchas de las vulnerabilidades que enfrentan las
familias migrantes venezolanas y ha aumentado la demanda de servicios de
desarrollo de la primera infancia que se pueden brindar de forma remota".
Y los
personajes de Plaza Sésamo también acompañarán a los niños más
pequeños de las familias a manejar sus emociones.
"Hay
niños que salieron de casa que a lo mejor están viendo a los padres en una
situación de estrés, que ellos mismos están sintiendo la situación de estrés.
Y, ¿cómo manejas esa parte emocional?, ¿cómo asimilas el cambio? Entonces eso
es lo que estamos viendo, que tenemos esas dos grandes necesidades atender la
parte socioemocional y la parte de aprendizaje y desarrollo", agrega
Campos.
La
organización también presentó una herramienta para los cuidadores de los niños:
un chatbot que brinda herramientas para que los padres u otros adultos puedan
descargar herramientas para enseñarles a los niños sobre pensamiento
matemático, autorregulación, regulación o reconocimiento de emociones. Para
usar esta herramienta sí es necesario una conexión a internet.
Plaza
Sésamo y otros personajes
Si
bien la migración de familias venezolanas es uno de los puntos calientes de la
región, existen otros lugares donde Sesame Workshop espera llegar para atender
las necesidades educativas de niños migrantes en el norte del continente, como
Guatemala, Honduras, El Salvador y México, con migrantes que buscan llegar a
EE.UU.
Esta
no es la primera vez que los integrantes de Plaza Sésamo llegan
a apoyar necesidades de los niños migrantes. Según Campos, también han estado
presentes en rutas migratorias de sirios en el Líbano, Turquía e Iraq, así como
en Bangladesh con los rohinyás. En este último, Plaza
Sésamo desarrolló dos personajes de dos niños rohinyás. Y hay otros
personajes no conocidos en América Latina, pero que se desarrollan según el
contexto.
Por
ejemplo, en Sudáfrica, Plaza Sésamo desarrolló un personaje
que es VIH positivo para" reflejar la realidad de las niñas y niños"
en ese país, según Campos.
El
programa de televisión, que fue lanzado en América Latina en 1972, ha incluido
diferentes personajes como un niño con autismo, sus personajes se unieron a la lucha
contra el virus del Zika en 2016, una familia de padres homosexuales y, en 2019,
presentaron a un personaje, Karli, que se mudó con una familia temporal. ¿La
razón? Su mamá lucha contra la adicción.
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