José Luis Farías 08 de septiembre de 2021
@fariasjoseluis
La
otra cara:
A
Roland Carreño, el amigo, el compañero, el agudo comunicador social, el
luchador incansable por la democracia; pero también el padre extraordinario, el
hijo amoroso, el ser humano excepcional; en fin, a Roland a secas, al pana
solidario y de fino humor, virtudes todas y más, que nadie que lo conozca le
puede regatear, se le ha diagnosticado positivo en COVID-19.
Dado
que cualquiera de los voceros del régimen pudiera decir, escurriendo el bulto
con un ejercicio de cinismo, que Roland es uno más de los 341.314 venezolanos
contagiados por la letal pandemia, admitidos oficialmente como tales al día de
hoy, cabe recordar las particularidades en que el terrible virus ha atacado su
afectada humanidad. Pues debido a esas circunstancias la vida de Roland está en
vilo. Veamos.
Roland
es un preso político que lleva ya casi 11 meses en las mazmorras del régimen,
en un ambiente de insalubridad de lo peor. Sin que a la fecha se le pueda
demostrar delito alguno que justifique tan prolongado e inhumano encierro,
salvo el de oponerse con principios y coraje, democráticamente, al abuso y a la
arbitrariedad de quienes ostentan el poder político en nuestro país.
Roland
padece de continuas crisis hipertensivas y otras complicaciones crónicas de
salud, de las cuales han dado cuenta medios de comunicación y redes sociales
durante todo este extenso tiempo de cautiverio, que lo hacen más vulnerable y
tornan su contagio aún más peligroso que los casos comunes del mismo.
Pero
lo peor es que durante todo este tiempo de casi un año de cárcel, a Roland se
le ha negado la atención médica correspondiente a su delicado estado de salud,
sin que ninguno de sus carceleros, no me refiero a los policías que lo
custodian sino a los que dieron la orden de apresarlo, muestren el menor signo
de humanidad para con él.
Hasta
la fecha, no han tenido éxito ninguna de las gestiones humanitarias para lograr
su libertad. Todas han quedado en promesas incumplidas. La indolencia ha
privado por encima de la bondad humana. Y la crueldad ha cerrado el paso a un
gesto de humanidad.
La
lamentable noticia sobre el complicado cuadro de salud de Roland y los peligros
que ello entraña poniendo en riesgo su vida, nos ha llenado de angustia, nos ha
consternado, pero de igual modo nos ha invitado a todos a elevar la voz y a
movilizarnos exigiendo su libertad inmediata.
La
exigencia por la libertad de Roland va primero al gobierno, está en sus manos,
Roland es su rehén. Pero también a quienes en representación de la oposición se
sientan en México, para que pidan al gobierno la inmediata liberación de Roland
como muestra de buena voluntad de querer cumplir con el acuerdo parcial de ayuda
humanitaria que acaban de firmar.
José
Luis Farías
@fariasjoseluis
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