Por Pablo V. Ojeda P.
La educación
venezolana, a todos sus niveles, es atacada de manera despiadada y usada como
instrumento de control social y político. Ante esta situación, los docentes, de
todas las instituciones educativas, deben ser altamente resilientes y
garantizar pensamiento crítico.
Es impresionante la desfachatez
y el mal trato que está recibiendo la educación venezolana en general. Por
ejemplo, se hace un llamado a iniciar las clase presenciales en educación
primaria y básica y no se discute el modelo pedagógico que se pretende usar
para garantizar la interacción entre docentes, estudiantes, y ahora muy
importante, los padres y representantes.
Conviene llamar la
atención, que en el resto del mundo se usan las tecnologías para apoyar el acto
pedagógico, lo cual tiene que ver con la presentación, clara y explícita de las
estrategias de enseñanza y aprendizaje, una distribución de recursos y
actividades pertinente y sobre todo el tener las competencias pedagógicas
críticas para garantizar la calidad de experiencias formativas.
Sobre este último
asunto, tenemos mucho que comentar. En primer lugar tenemos a unos docentes (a
todos los niveles educativos) que reciben una remuneración que los mantiene
dentro de una condición de pobreza crítica y en la mayoría de los casos, no
podrán atender sus responsabilidades académicas adecuadamente, bien sea, por
que no pueden ir a las instituciones educativas ante imposibilidad de cubrir
los costos de transporte, medicamentos o de los alimentos.
En segundo lugar, está
el tema de la conectividad y la adecuación tecnológica en las escuelas y en las
casas. Sobre este asunto, la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, en un
informe de año 2020 denominado “Investigando en Venezuela. Capacidades de ciencia,
tecnología e innovación para superarlas crisis”, se habla del desmantelamiento
de la capacidad nacional de educación, ciencia, tecnología e innovación;
inclusive se habla de una debacle en todo lo que tiene que ver con inteligencia
y conocimiento.
En tercer lugar, estamos frente a una campaña mediática, muy agresiva, para hacernos creer que la pandemia causada por la covid-19 está controlada. Todo lo contario, lo que tenemos es una gran desinformación, desorden en la vacunación y un subregistro de las personas enfermas. En pocas palabras, es evidente el riesgo que corre la población al mandar los niños al colegio sin tener una respuesta inmunitaria adecuada.
A manera de hipótesis,
se propone que toda situación se hace de manera intencionada, dicho de otra
manera, existe un proceso (o procesos) en marcha para crear altos niveles de
desigualdad e incertidumbre en la población y capitalizar esta situación con
intenciones políticas. Por ejemplo, es evidente la disparidad entre la
educación privada en el país, donde los docentes han hecho un esfuerzo por
mantener la prosecución escolar y la escasa o nula atención en las escuelas
públicas, a pesar de que existen colegas que desean colaborar y garantizar el
acto educativo.
Y continúo con la
presunción sobre la intención premeditada de generar desigualdad e
incertidumbre. Señalan los expertos, que esos escenarios causan mucha
inseguridad en las personas y ante estas situaciones, los políticos de oficio
captan voluntades. Es evidente, en nuestro país, como se vienen usando las
necesidades básicas (alimentación, salud, educación, seguridad y vivienda) para
producir clientelismo político.
Queda clara la
necesidad de promover el pensamiento crítico, estimular las competencias para
tomar decisiones basadas en hechos, en este sentido, los docentes debemos dar
un paso adelante y promover el acto pedagógico, a pesar de las dificultades, y
garantizar ciudadanía responsable para reconstruir la democracia y la libertad
en el país. ¡Es tiempo de resiliencia docente!
pvojeda@gmail.com
Pablo V. Ojeda P. fue
director decano (2006-2012) del Instituto Pedagógico de Caracas-UPEL.
07-09-21
https://talcualdigital.com/es-tiempo-de-resiliencia-docente-por-pablo-v-ojeda-p/
Muchas gracias por tomar en cuenta la publicación...
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