Por Fernando Pereira
Carla Ríos fue
asesinada por su expareja Edward Felipe Chacón, quien la acosaba desde que ella
decidió terminar la relación seis meses atrás. El 31 de julio de 2020 Chacón la
sorprendió en la parte de abajo de su edificio, en la avenida Baralt, y le dio
dos disparos con un arma corta.
Carla tenía 39 años y
dos hijos, un adolescente de 15 años y una joven de 18 años, que está fuera del
país. El adolescente había sido testigo de la violencia contra su
madre en varias oportunidades. Según el registro realizado por Monitor
de Víctimas, 37 niños, niñas y adolescentes quedaron huérfanos de madre en
Caracas.
Cecodap realizó una
investigación sobre la evolución de tasas de muertes violentas de niños y
adolescentes (0-17 años) analizando los anuarios del Ministerio de Salud entre
los años 1997 y 2009 con un doloroso hallazgo: la tasa de muertes violentas de
adolescentes (12-14) años se duplicó en los doce años a los que corresponde el
estudio y la del grupo (15-17 años) se triplicó. La mayoría de las víctimas
eran hombres y los victimarios también.
Eso nos llevó a
preguntarnos dónde está el origen de ese drama. Topamos necesariamente con
modelos de crianza aceptados culturalmente con patrones de masculinidad que
programan a los niños para no reconocer sus emociones, reprimirlas, validando
la rabia como la expresión propia de la hombría. Se refuerza la resolución de
los conflictos por cuenta propia y se legitima el uso de la fuerza. “Si vienes
a decirme que te pegaron y no te defendiste, entonces voy a ser yo quien te
pegue para que aprendas a defenderte como un hombre”.
Masculinidad tóxica
Programamos a los niños
para que respondan violentamente, para que no se puedan controlar y nos asombra
en la adolescencia que no tengan capacidad de controlar su ira. Sergio
Sinay habla de una masculinidad tóxica refiriéndose a la que asocia la
idea de ser hombre con estereotipos que la relacionan directamente con la
rudeza y la falta de sensibilidad.
Esa toxicidad se
expresa en la salud mental, relaciones sociales, pero también en la salud
física. Los hombres viven menos años, tienen menores expectativas de vida por causas
violentas que siguen presentes en la juventud y adultez temprana, mayor
cantidad de suicidios, y también por enfermedades, por cuidarse menos, no
buscar apoyo cuando se siente mal.
Si un varón no le gusta
practicar deportes se considera raro e incluso puede ser cuestionada su
virilidad si muestra inclinaciones hacia actividades artísticas.
Cristina Salmerón da pautas que toda madre y padre debe escuchar: “Para la desintoxicación de este tipo de masculinidad es simplemente hacer mejores hombres: déjalos llorar, déjalos quejarse, déjalos fracasar, déjalos saber que son tan capaces y a la vez tan frágiles como lo pueden ser las mujeres. A fin de cuenta, somos humanos, ¿o no?”.
Miedo al miedo
Un hombre miedoso no es
bien visto. El hombre debe ser valiente, no al azar
son quienes van a la guerra, los que
deben defender a la familia, responder cuando son
atacados.
Le tenemos miedo al
miedo. Lo vivimos en silencio, tratando de
convencernos a nosotros mismos que no lo sentimos,
olvidando que el miedo es la emoción que nos
permite actuar frente a las amenazas del entorno, poner
límites para no ser agredidos.
No al azar las
estadísticas de violencia están encabezadas por varones. El proceso
de reconocer y expresarnos emocionalmente debe iniciarse desde los
primeros años. Especialmente en los varones para que reconozcan
que sentir sí es cosa de hombres.
Olivia López, estudiosa
de las emociones y la influencia sociocultural, expresa: “Cuando los hombres no
pueden expresar sus emociones entran en conflicto, incluso, en crisis de
desesperación que puede detonar en violencia, estados de ansiedad o cuadros
depresivos que son resultado de la incapacidad socioemocional para expresar lo
que sienten”.
En un país
matricentrado, como es el nuestro, las madres juegan un rol
protagónico en la crianza y formación de masculinidades. Desde ese punto de
vista, debería la mujer revisar el modelo de hombre que se requiere formar,
para la promoción de una convivencia sin violencia, en el que sentir y
expresar los sentimientos si sea cosa de hombres.
09-09-21
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