Por Jesús Seguías
1. Las
recientes elecciones
en Barinas marcaron
los nuevos y grandes desafíos políticos que tienen a partir de ahora el
gobierno-PSUV y la oposición en Venezuela.
2. La
oposición merece ser felicitada porque retomaron el camino extraviado cuando
optaron por atajos ficticios (“Maduro vete ya” y “Cese a la Usurpación”) que
sólo condujeron a una colección de fracasos.
3. El
gobierno y en especial Jorge Arreaza también merecen ser felicitados. Asumieron
con coraje político la derrota, y lo asumieron tempranamente, sin que se
interpusieran las consabidas conductas autoritarias y anti democráticas que
aplicaron cuando desconocieron los resultados de la “primera vuelta” en
Barinas, y anteriormente en las parlamentarias de 2015 cuando inhabilitaron 3 diputados
de Amazonas, y en Bolívar cuando le arrebataron la victoria a Velásquez.
4. En
Barinas el desenlace fue distinto a los anteriores procesos donde hubo
resultados cerrados, y eso merece un justo reconocimiento. Es un avance. Eso
ayudará mucho al obligado entendimiento democrático que nos debemos los
venezolanos.
5. En
Barinas se derrumbaron algunos mitos electorales. El gobierno aprendió que no
son suficientes los recursos económicos, las presiones indebidas, el ventajismo
y el abuso gubernamental para ganar unas elecciones. Cuando un pueblo está
determinado a generar un cambio por la vía democrática no hay poder que lo
impida. Chávez lo logró en 1998.
6. La
oposición también recibió una lección: la falta de recursos económicos no ha
sido la causa fundamental de sus derrotas electorales. En Barinas se trabajó
con las uñas y allí están los resultados.
7. Lo
único que necesitaba la oposición para sacarle provecho a una ventaja política
y electoral cautiva (de un país mayoritariamente arrecho con el gobierno) no
era tener al frente a un líder-caudillo con abundante dinero para la campaña
sino demostrar coherencia política, la máxima unidad posible, liderazgo
colectivo, transmitir confianza en el voto para incrementar la participación.
8. La
clave estratégica de la campaña opositora en Barinas, su narrativa central, fue
vender “la causa” (la cual no es otra que derrotar al gobierno) además de sacar
provecho a las fortalezas personales del candidato: su arraigo barinés, su
sencillez y experiencia política. Los electores decidieron pasarle factura al
gobierno. En fin, fue una campaña muy enfocada y con una sólida unidad
política. Los resultados no podían ser distintos a una victoria. Felicitaciones
a Garrido y a los estrategas de esa campaña. Por cierto, de haber ocurrido lo
mismo en noviembre pasado, hoy el mapa de Venezuela estuviese vestido de azul.
9.
Otro mito derrotado es aquel que aún manosean algunos opositores cuando dicen
que no hay manera de ganarle al gobierno con un CNE controlado por ellos. La
presencia de Enrique Márquez y Roberto Picón en ese organismo (aún estando en
minoría) ha sido de extremada importancia y ha contribuido a mantener un
equilibrio razonable en esa institución. Felicitaciones para ellos también.
10.
Juan Guaidó también dio una lectura muy prometedora a la victoria opositora en
Barinas. Admitió que «nuestra ruta sigue siendo elecciones libres”. De manera
tácita, dio por enterrada oficialmente la ruta del Cese a la Usurpación y habló
de entenderse con el gobierno en México para poner fin a la crisis del país (no
solo la política sino la económica también). !!!Bravo!!!
11. Ahora,
ambas fuerzas están ante grandes desafíos políticos. En Barinas, el gobierno
comprobó en carne viva que su poder material, su poder de coacción, no sirven
de nada cuando sus opositores activan tres claves estratégicas: la
participación, la unidad, y una coherente y asertiva estrategia electoral. Lo
mismo que ocurrió en las parlamentarias de 2015.
12.
El gobierno y el PSUV, aún cuando tienen una formidable maquinaria electoral,
necesitan emprender muchas rectificaciones si quieren seguir ganando elecciones.
No sólo se trata de los pésimos resultados del gobierno nacional sino de las
gobernaciones y alcaldías cuyas gestiones en términos generales han sido muy
mediocres y plagadas de corrupción. Asimismo, la democracia interna en el
chavismo se ha deteriorado mucho (igual ocurre en la oposición), el
autoritarismo partidista se viene imponiendo y la selección de los candidatos
depende de dos dedos y de dos lideres.
13.
La oposición debe huirle a la repetitiva tendencia de volverse locos cada vez
que obtienen una limitada victoria electoral. Barinas no es Venezuela. Deben
dar una fría lectura a lo ocurrido. Administrar bien las victorias es el arte
de los buenos líderes. Creo que la oposición no resiste una derrota más.
11-01-22
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