Albert Geovo 04 de enero de 2022
@AEGEOVO
Está
vez, se va a dar un paseo por Latinoamérica, su posición geopolítica como
región o mercado común, no consolidado, bajo la visión del periodista y
analista internacional, de origen argentino, poco conocido, pero de una
voluntad y observación especial como lo es Mario Jorge Czapnicki; el autor
plantea de manera clara que el coronavirus de Latinoamérica es el populismo,
concepto de las ciencias políticas que indican, una serie de propuestas y
expectativas no ajustadas a la realidad económica, entiéndase cálculo
económico, ciclo económico, la acción humana ni a los hechos históricos y
sociales, por lo que, resultan siempre, promesas incumplidas.
Desde las épocas independentistas, que se inician a principios del siglo XIX se ha pensado en la idea de unificar un bloque económico latinoamericano, mercado común, que, hay que recordar que ya existía bajo el otrora imperio español, con cinco virreyes, siete capitanías generales y otras capitanías que para la época fungía de un modelo autonómico de leyes que llamaríamos hoy federales, en cada pueblo o región, pero que por causas de celos, descontentos, arbitrios e injusticias, sirvió la mesa para que otros imperios, invirtieran en la apuesta de la gesta independentista que se llevó a cabo, con éxito de la mano de una casta privilegiada.
Todo
esto viene a colación porque es un absurdo que las naciones del continente
iberoamericano pretendan realizar algo que por naturaleza poseen, la región de
América Latina, los une: mismo idioma, misma cosmovisión, mismo mestizaje y una
geografía más o menos homogénea con sus climas y por si parece poco, un mismo
tipo de sangre predominante.
En
cambio, los separa una ideología, y esto es una paradoja, porque si bien en
todas las naciones latinoamericanas, además de tener sus semejanzas positivas,
también, tienen mismas causas de problemas, que se sintetizan en un alto gasto
público en extensiones burocráticas, con una serie de impuestos progresivos,
sumado a aranceles y oficinas de permisologías que hacen todo cuesta arriba en
la dinámica económica de la población.
Además,
el sesgo en las ideas e interés, al pretender siempre impulsar un punto de la
agenda de producción nacional con impuestos a las importaciones, causa de la
inflación para cualquier pueblo o nación; sabido que todas estas políticas
públicas de controles económicos, recaen en una misma ideología, identificada
como, Estatismo, socialismo, duro o light, que pregonan actores y agentes
académicos – políticos, bancados dentro del sistema iberoamericano.
En el
mismo orden, causa estupor observar distintos grupos, captados por la agendas
de las tiranías continentales desde el Foro de Sao Paulo, Grupo de Puebla
México y otras santas alianzas a la hegemonía globalista, que promueven una
agenda propagandista de mentiras, descréditos contra la democracia liberal,
libre mercado y sus principios originarios de políticas públicas de seguridad,
justicia, infraestructura, dentro del marco de respeto de la propiedad privada,
libertad cambiaría, mercados libres para todos, respeto por cada una de las
personas, junto a los derechos naturales.
Así
pues, resulta patético, hasta bochornoso, la publicidad académica,
sindicalizada de la agenda pueril de «allá viene el coco» cuando el monstruo
esté precisamente del lado de la intervención del Estado, en estatizar salud,
educación, vivienda y cosas tan elementales como la alimentación; sin nunca
explicar que esa bio-política pública de financiamiento paternalista del
idealizado Estado de bienestar, derechos sociales, la cual beneficia grupos
monopólicos económicos, políticos nacionales e internacionales y tal gasto
público es proveniente de una planificación fiscal a corto, medio, largo plazo,
junto a políticas públicas de control económico-civil y sanitario como las
actuales, que terminan afectando, como de hecho lo están haciendo, al grueso de
la sociedad; enriqueciendo a monopolios, grupos o élites económicas políticas.
Hay
que recordar que, en las naciones de América Latina, existen zonas, regiones e
incluso países enteros, donde el gasto público, entiéndase burocrático, es
mayor a la inversión en libertad, es decir: en obras de justicia, seguridad
personal, obras de infraestructuras de calidad; en palabras sencillas, hay más
políticos que juzgados, policías y carreteras.
De
manera preclara, sencilla, Czapnicki, plantea que el populismo es la pandemia
de la actualidad latinoamericana, temiendo que sea un fenómeno mundial; al
igual que, el economista libertario, Murray Rothbard, estadounidense de
ascendencia judía polaca, contra el New Deal de Franklin D. Roosevelt de las
políticas keynesianas intervencionistas; explicando que la peste negra, no fue
precisamente lo que redujo la población en la Europa de los siglos XIV, sino el
hambre y las condiciones infrahumanas que aquejan a los pueblos, ante la
avalancha de controles económicos a los que eran y son sometidas las naciones
de aquel entonces, como precisamente sucede en las poblaciones como las de
Venezuela y todo el cono sur, muy similares a las políticas públicas de control
actual que se expanden por el mundo.
Para
Czapnicki, al igual que otros pensadores del mercado latinoamericano, la
solución es simple, generar desde los centros de pensamientos y partidos
políticos de derecha, una jugada maestra de revolución cultural a la inversa,
de propaganda, informativa, publicitaria, divertida, que llegue a la población
en general y no sólo a un grupo cerrado, sobre los beneficios, bondades de las
economías de libre mercado, el sistema capitalista y la democracia liberal; de
forma paralela, mostrar los hechos de genocidios, inflación, hambrunas,
opresión y, otras políticas públicas, más ciertas que ciertas, en las que
terminan todas las izquierdas del mundo, arruinando naciones enteras como las
de la región de Latinoamérica.
Albert
Geovo
@AEGEOVO
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