León Hernández 19 de febrero de 2022
@El_Leon
En la
Venezuela actual, la rutina informativa ciudadana no es ni remotamente parecida
a la de 20 años atrás. De ver noticieros en los cuales se transmitían posturas
antagónicas, con despliegue de equipos tecnológicos en la cultura del vivo y
directo, pasamos a ser una nación de silencios y adoctrinamientos. Un
territorio sordo y ciego, con lagunas y desconocimiento sobre lo que ocurre en
buena parte del territorio nacional.
¿El resultado del cierre de medios, detenciones de periodistas, expropiaciones de sedes de empresas informativas? ¿Las consecuencias de la represión y las violaciones de Derechos Humanos? El miedo.
Aunque
la tensión continúa en el país, como lo refleja el Observatorio
Venezolano de Conflictividad Social, el ciudadano de a pie no se entera de
las protestas.
Tenemos
una sociedad atomizada, desarticulada, incapaz de informarse de las manifestaciones
en forma sincronizada, impedida de organizar y convocar huelgas masivas;
amordazada por intimidaciones a periodistas, medios, funcionarios públicos y
personas en general.
Por
ejemplo, ¿recuerda la promesa de jerarcas del partido de Gobierno sobre tomar
la lista de los firmantes en la condicionada recogida de firmas para
manifestarse a favor de la realización del revocatorio presidencial?
Responda
usted: Los ciudadanos que residen en sectores populares, ¿pueden acudir sin
miedo al canal del Estado a plantear una denuncia de lo que ocurre en su
comunidad? ¿Se les abre el micrófono en las estaciones radiales expropiadas?
Adicionalmente,
quienes intentan surfear en las redes para dotarse de contenidos críticos y
fiables sortean olas de desinformación, contenidos manipulados.
¿Habrá
algún fin de distraer a la opinión pública? ¿Ha notado la coincidencia con la
cual operan ciertos bulos con las emociones de temor, con situaciones incómodas
para ciertos actores sociales?
¿Ha
visto cuánto rumor ha surgido en torno a una supuesta comisión de secuestros de
infantes? Le aclaramos, estos bulos han circulado al menos desde 2020, de
acuerdo con trabajos de verificación del Observatorio
Venezolano de Fake News.
Estos
bulos que inspiran miedo, terror ante la básica emoción del latente daño a un
infante, se han viralizado en las últimas horas, sin que se pueda determinar la
intencionalidad.
No
obstante, ocurren a la par de noticias sobre procesos de personajes
relacionados con corrupción en la élite del gobierno y su supuesta conexión con
autoridades estadounidenses en materia de narcotráfico.
Un
país silenciado, y bombardeado de campañas de desinformación con base en el
miedo, en donde el temor a denunciar irregularidades grandes y pequeñas también
se adueña del ciudadano.
Un
residente cada vez más abordado como un mero habitante y menos como un
verdadero participante en la toma de decisiones, ante una nación de bodegón, de
gasolina impagable para jubilados y maestros, de impuestos a
transacciones en dólares.
No
sucumba a los miedos que despiertan las campañas de desinformación
Ante
el miedo, hágase preguntas: ¿Por qué Venezuela figura entre las naciones más
corruptas del mundo?
¿Dónde
están los boletines epidemiológicos en materia de salud pública?
¿Qué
pasó con el Metro de Guarenas?
¿Ha
visto usted facturas, información sobre mantenimiento en infraestructura
pública, rendición de cuentas en torno a obras que eran consideradas por todos
como una tacita de plata, tales como el Metro de Caracas?
Con
preguntas como estas, y buscando información veraz de medios independientes,
podría ahuyentar bulos tenebrosos.
Ante
el temor, el mito, aplique algo de ciencia. Apóyese en iniciativas
periodísticas de verificación.
León
Hernández
@El_Leon
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