Rosana Sosa García 24 de febrero de 2022
@rsosaeconomist
Entérese
de cómo y por qué unos 20 venezolanos vinculados a PDVSA, incluido Nervis
Villalobos, ex-viceministro de Energía de Hugo Chávez, aparecen en el nuevo
escándalo del Credit Suisse
La
reciente filtración de datos de uno de los bancos suizos más importante del
mundo, el Credit Suisse, fuente de varios escándalos anteriores,
reveló que unos 20 venezolanos vinculados a la estatal PDVSA, incluido Nervis
Villalobos, ex-viceministro de Energía de Hugo Chávez, tuvieron cuentas de al
menos 273 millones de dólares.
Este
gigantesco escándalo que ha movido la opinión pública mundial sobre la urgencia
de controles a los capitales ilegales, me ha motivado a volver sobre los
principales mecanismos de corrupción y determinar la cuantía de los capitales
saqueados al país suramericano.
La palabra ruina a costa de ese inmenso robo, quizás no exprese con claridad suficiente las dimensiones del desplome y la devastación sufrida por Venezuela, el país que hasta hace unas décadas tenía el mayor ingreso per cápita al sur del río Bravo.
Más de
siete millones de personas han abandonado el país, en la mayor y más aguda
crisis migratoria del continente americano a lo largo de la historia.
Multitudes de venezolanos inundan las calles de no pocas ciudades del
hemisferio y diversos estudios ubican la diáspora en más de un veinte por
ciento de los habitantes del país.
Las
interrupciones en el suministro eléctrico son constantes, irónicamente
atribuibles parcialmente a la falta de combustible.
La
atención a enfermedades o accidentes es prácticamente nula, muchos pacientes
fallecen por falta de medicamentos.
El
suministro de agua es escaso debido al abandono y a la carencia de
mantenimiento del sistema de acueductos, en un país con inmensas reservas
acuíferas y caudalosos ríos.
La
hiperinflación ha degradado el ingreso de las familias, los salarios del
venezolano son quizás los más bajos del mundo y el producto interno se ha
derrumbado en un 80%.
Todo
esto lleva a la aterradora pero certera afirmación de que el hambre es una
constante para la inmensa mayoría de la población venezolana.
¿Cómo
medir la cuantía de la corrupción?
Las
cifras a utilizar son las del Banco Central de Venezuela (BCV) y la de los
costos de la canasta básica familiar provistos por el Centro de Documentación y
Análisis para los Trabajadores (Cendas), institución independiente. Para la
consideraron de dos posibles fuentes de corrupción en el uso de recursos
públicos, la gestión de la petrolera estatal PDVSA y el control de cambios
desde 2003.
Desviación
de fondos en PDVSA
Hasta
el advenimiento del actual régimen político autoritario, la casi totalidad de
las divisas producidas por PDVSA eran enteradas al BCV, situación que cambió
radicalmente a partir del año 2003 y después de la reforma de la ley del BCV en
2005.
Luego
de 2003, el promedio enterado por parte de PDVSA al BCV apenas llegó a la
mitad.
¿A
dónde fueron a parar esas divisas? Sin duda, se las robaron.
La
base metodológica para lograr una aproximación a los saldos desviados es
mediante el cálculo del ingreso de divisas en PDVSA por concepto de
exportaciones petroleras entre los años 2003 y 2015 (ambos inclusive). Si se
considera el porcentaje no entregado con el de los seis años previos (1997-2002),
en los cuáles aún PDVSA poseía una gerencia sin mayores desviaciones
ideológicas a la naturaleza del negocio petrolero.
Entre
1997-2002, Venezuela exportó aproximadamente 100 mil millones de dólares y el
BCV recibió el 82 % de dicha cifra.
De
2003 a 2015, el país exportó casi 800 mil millones de dólares en petróleo y el
BCV recibió menos de la mitad.
¡409
mil millones de dólares nunca fueron enterados al BCV!
Si se
estima que efectivamente el 18 % de las exportaciones hubiesen ido al mantenimiento
de la infraestructura o a la compra de bienes para la población, poco más de un
tercio del dinero de las exportaciones petroleras, más de 265 mil millones de
dólares, jamás llegó a Venezuela yendo a parar a los patrimonios de los
llamados «enchufados», personas cercanas al régimen (Ver tAbla 1).
Entre
1997 y 2002, Venezuela importó en bienes ligados al sector 9 mil millones de
dólares, 9 % del total de la factura petrolera del país. Porcentaje que se
mantiene en el periodo 2003-2015, cuando las importaciones petroleras se ubican
en 81 mil millones de dólares. Mientras las cantidades que provienen de las
exportaciones petroleras destinadas a otros usos suben exponencialmente.
Esta
carencia de mantenimiento y de inversiones en PDVSA, ocasionó un descenso en la
producción de casi tres millones de barriles diarios a comienzos del milenio a
menos de 1,2 millones de barriles diarios en septiembre de 2018, alrededor de
un 60 %.
Una
cantidad de fondos importante supuestamente se dedicó a importaciones de bienes
de consumo y de capital, a través de entidades como PDVAL y la misma PDVSA
mediante diversos mecanismos, tales como el Fondo Chino y Petrocaribe.
La
enorme dificultad que han tenido tribunales de diversos países en identificar
el origen de grandes fortunas en posesión de individuos del régimen, podría
atribuirse al pago de sobreprecios en importaciones destinadas a Venezuela y a
operaciones de arbitraje financiero con divisas canalizadas por PDVSA,
utilizando fondos no desembolsados al BCV (Ver Tabla 2 y las figuras
1, 2 y 3 donde además se evidencia a partir del año 2012 un quiebre en el monto
exportado, debido mayormente a la caída en la producción, causada por falta de
inversión).
Control
de cambios:
La
otra gran fuente de irregularidades es el control de cambios establecido a
comienzos de 2003. Un perverso mecanismo que restringió y condicionó a
complejos trámites y sometió a discreción el otorgamiento de divisas hasta que
mermó notablemente de 2014 en adelante.
Para
estimar los montos sobrefacturados durante el control de cambios, se calcula el
porcentaje de sobrefacturación que equivale al nivel de sobrevaluación del tipo
de cambio oficial.
Sencillamente
se estima el poder de compra en Venezuela de la cantidad de bolívares
necesarios para adquirir un dólar a la tasa oficial, ese poder de compra se le
resta al poder de compra de ese mismo dólar en los Estados Unidos y la
diferencia representada en una cantidad de porcentual que se multiplica por el
total de dólares otorgados por el BCV, al sector privado a través de los
diversos mecanismos de control de cambios.
Por
ejemplo, un individuo que obtuvo 1.000 dólares en Agosto de 2010, pagó Bs.
4.300 por esa cantidad, con ese dinero en Venezuela podía comprarse el
equivalente en poder adquisitivo a lo que se obtenía con 728,10 dólares fuera
del país. Bajo el supuesto, se estima que la diferencia, es decir, 271,90
dólares resultaron en beneficios para el favorecido, ganancias que no hubieran
existido en la ausencia de un control de cambios.
En
Mayo del año 2014, el poder adquisitivo de Bs.6.300 (1.000 dólares a la tasa de
cambio oficial en ese momento) era de solamente 299,50 dólares fuera del país,
siendo la utilidad para quien obtenía los dólares de 700,50 dólares de los
Estados Unidos.
Para
determinar la paridad del poder de compra del bolívar a tasa oficial respecto
al dólar, se utiliza el índice de precios al consumidor emitido por el BCV,
hasta el año 2007, luego, a partir de enero del 2008 y con base a la
redefinición del índice que contempló la inclusión de una mucho mayor
ponderación de bienes no transables, se utiliza la canasta básica de Cendas.
La
fórmula para determinar el porcentaje de sobrevaluación o de subvaluación de la
moneda local es la siguiente:
• PS:
Porcentaje de sobrevaluación
•
ITCO: Índice del tipo de cambio oficial
•
IPCLocal: Índice local de precios al consumidor
•
IPCExterno: Índice externo de precios al consumidor (Ver Tabla 3)
Para
finales de 2015, un bolívar en Venezuela tenía un poder adquisitivo menor al 7
% de lo que compraba ese mismo bolívar si era transformado a dólares y usado
fuera del país. Sólo que la posibilidad de cambiar el bolívar a dólares
dependía de un funcionario del Estado cuya discrecionalidad en muchos casos
derivaba en corrupción.
La
estimación de los niveles de corrupción se calcula en la diferencia de lo que
se podía comprar fuera. Lo que se podía comprar en Venezuela, siendo esa
diferencia, la utilidad adicional para quienes tenían acceso a las divisas. El
monto de ese pillaje era repartido en los distintos eslabones de la cadena que
inflaba los precios: importadores, funcionarios y comerciantes estraperlistas,
conocidos localmente como “bachaqueros”.
De
enero de 2003 a marzo de 2015, fueron adjudicados 337,8 mil millones de
dólares, el monto sobrefacturado fue de 119,5 mil millones de dólares. (Ver
Tablas 4 y 5 y Figuras 4, 5 y 6)
La
conclusión es clara
Entre
2003 y 2015, el monto desviado hacia la riqueza particular en Venezuela
asciende a más de 385 mil millones de dólares con base a cálculos conservadores,
que podría llegar a 529 mil millones de dólares si se considera la totalidad de
las divisas no enteradas por PDVSA al BCV.
En
órdenes de magnitud se trata quizás del mayor saqueo patrimonial del cual ha
sido objeto país alguno a lo largo de la historia.
Se
propone que las instituciones de los países a donde fueron a parar los recursos
provenientes de la corrupción, embarguen dichos caudales para que cuando se
produzca la transición en Venezuela, sean utilizados tanto en el pago de las
obligaciones que tenga el país con el exterior, como en su recuperación
económica.
Tomado
de: https://www.ibercampus.es/de-como-los-enchufados-saquearon-a-venezuela.htm
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