Anaisa Rodríguez 11 de febrero de 2022
En
medio de la conmoción que ha causado la muerte del bebé venezolano en manos de
funcionarios de la Guardia Costera de Trinidad y Tobago, el primer ministro
Keith Rowley sigue defendiéndolos y asegura que la acción fue legal y
apropiada.
“No sé
qué oficial apretó el gatillo. Pero sé que ese oficial sentiría el dolor de
saber que el resultado de esa acción, esa acción legal, esa acción apropiada
para defender a Trinidad y Tobago, resultó en la muerte de ese niño y en ser
llamado asesino. Lo rechazo, lo rechazo, y lo rechazo“, expresó el mandatario
en declaraciones ante los medios de comunicación, según reportó Monitoreamos este viernes.
Dispararon unas 20 veces
La
Guardia Costera de Trinidad y Tobago disparó al menos 20 veces contra el bote
que llevaba a bordo a 37 venezolanos, entre ellos 20 menores de edad, uno de
ellos asesinado por un impacto de bala y cuya edad era de solo un año y 4
meses. Así lo afirmaron en sus testimonios tres de los 17 tripulantes adultos:
Luis Alexis Ramírez Cabral, de 52 años; Katiuska Daniela Gutiérrez, de 22 años;
y Lesbia Margarita Saavedra.
En una
declaración presentada por el abogado y el equipo defensor de la tripulación,
los connacionales relataron que al momento de la salida del navío desde Tucupita,
la embarcación tenía 2 motores y uno de ellos presentó graves dificultades y se
cortaba continuamente. «Al acercarse a las inmediaciones de Moruga, Trinidad,
en el océano, el motor mencionado volvió a cortarse y tuvieron dificultades
para moverse en el agua. Mientras se acercaban lentamente, oyeron una fuerte
voz seguida de dos bengalas. Una bengala fue lanzada al aire y la otra bengala
fue disparada hacia su barco», narra la declaración recogida por el medio local
Trinidad Express.
Poco
después de ver las bengalas oyeron fuertes ruidos y se dieron cuenta de que la
embarcación que se acercaba (La de los oficiales) y que había lanzado las
bengalas, estaba disparando a su barco. «Entonces se dieron cuenta de que era
la embarcación del TTCG, ocupada por unos seis oficiales. Todas las personas
intentaron ponerse a cubierto en la embarcación después de que se efectuaran
unos 20 disparos contra su barco. En ese momento, la embarcación de la Guardia
Costera estaba a unos 30 metros de distancia. Se indicó que la Guardia Costera
sólo dejó de disparar al oír a una mujer que exclamaba y lloraba que le habían
disparado a su hijo».
Seguidamente,
la embarcación de guardacostas se acercó lentamente al barco y al darse cuenta
de lo que había sucedido, que el bebé había sido disparado, pidieron ayuda a
una segunda embarcación mucho más grande.
«En
ningún momento tenían ningún arma ni dispararon contra la embarcación de la
Guardia. En ningún momento dejaron caer nada de su barco».
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