REGINA GARCÍA CANO 11 de febrero de 2022
@reginagarciakNO
La
oposición venezolana se ha visto revitalizada recientemente tras una inesperada
victoria en las elecciones a gobernador del estado natal del fallecido
expresidente Hugo Chávez. Ahora trata de aprovechar ese impulso para unir a sus
divididas facciones y lanzar otro intento de vencer a sus herederos políticos.
Tres años después el líder legítimo de Venezuela, Juan Guaidó, con sus aliados opositores respaldados por Estados Unidos y otros adversarios del presidente Nicolás Maduro se reunirán esta semana en la capital, Caracas, para trabajar en una estrategia de gran alcance mientras se preparan para unas elecciones presidenciales que esperan que puedan celebrarse antes de 2024, para cuando están previstas.
El
objetivo es “incorporar no solamente los partidos políticos que hacen bien la
alternativa democrática, incluso incorporar el chavismo como se denomina un
grupo, o al chavismo disidente, como se denomina también otro grupo,” explicó
Guaidó durante una entrevista con The Associated Press el jueves, empleando el
término que define el movimiento político iniciado por Chávez, quien falleció
en 2013.
Guaidó
ganó relevancia internacional en 2019 tras declarar ilegítima la presidencia de
Maduro y autoproclamarse presidente interino, estableciendo un gobierno
paralelo. Fue reconocido por docenas de países, incluyendo Estados Unidos, y
lideró multitudinarias protestas en Caracas.
Pero
el entusiasmo y el apoyo de hace tres años ha disminuido tanto dentro como
fuera del país, en parte porque la pandemia ha impedido que la gente se
organice y proteste, además de por la sensación de que la promesa de la
oposición de acabar con el chavismo sigue siendo difícil de cumplir.
Los
candidatos de la oposición fueron los más votados en las elecciones regionales
de noviembre. Pero la incapacidad para unirse tras candidatos de consenso hizo
que se dividiese el voto contra Maduro y permitió que su Partido Socialista
Unido ganase más de 200 de las 322 municipalidades en juego y la mayoría de las
gobernaciones.
Ese
resultado se ha interpretado tanto como una señal del elevado potencial de la
oposición como, según dijo Guaidó el jueves, un “llamado de atención” a la
necesidad desesperada de reforzar la unidad.
Uno de
los triunfos opositores generó motivos especiales para el optimismo:
sorprendieron al partido oficialista quedándose con el cargo de gobernador del
estado noroccidental de Barinas, donde la familia Chávez mandaba desde hacía
más de dos décadas.
Además
de las próximas reuniones en Caracas, Guaidó y otros líderes de todo el país
convocaron un mitin el sábado para presentar su plan de unidad a los
venezolanos, aunque difundir su mensaje sigue siendo un reto debido al control
estatal sobre los medios locales.
“Para
nosotros hacer política hoy en Venezuela es como hacer política en cualquier
país hace cien años”, dijo Guaidó. “Tenemos que ir uno a uno, casa por casa,
asambleas, organización, hechos políticos que comuniquen por nosotros, no al
revés”.
Otra
de las barreras que enfrenta la oposición es la percepción entre algunos
venezolanos de que la profunda crisis económica que asola el país desde hace
años se ha aliviado. Los dólares estadounidenses han reemplazado en gran medida
a la moneda local, cuyo valor fue devorado por la hiperinflación, y las tiendas
de alimentación vuelven a estar bien abastecidas tras la grave y generalizada
escasez previa.
Pero
Guaidó señaló que esto solo se aplica a un pequeño sector de la élite y que más
del 90% de la población vive en la pobreza.
Antes
de noviembre, la principal coalición opositora, su Plataforma Unitaria, había
boicoteado los comicios previos, incluyendo la reelección de Maduro en 2018,
alegando que en el país no se dan las condiciones para una votación libre y
justa, una afirmación que respaldan muchos observadores internacionales.
Guaidó
reiteró que la única forma de restaurar la democracia es a través de
negociaciones con el gobierno que incluyan el establecimiento de las
condiciones necesarias para una elección libre y justa, y garantías de que se
respetará el resultado.
El
diálogo se ha suspendido varias veces, la última de ellas en octubre, cuando el
gobierno abandonó la mesa luego de que un aliado de Maduro fuese extraditado de
Cabo Verde a Estados Unidos por cargos de presunto lavado de dinero.
Según
Guaidó, la oposición está abierta a volver a las negociaciones mediadas por
diplomáticos noruegos en la Ciudad de México y al alivio progresivo de las
sanciones internacionales, que es el principal incentivo para que el gobierno
retome al plan.
Los
rivales de Maduro tenían la esperanza de que se adelantasen las presidenciales
previstas para 2024, pero el plazo extremadamente breve fijado por las
autoridades electorales para recopilar firmas lo hacen imposible. Si las
negociaciones con Caracas se reanudan, la oposición seguirá insistiendo en
acelerar el calendario electoral.
“Tenemos
que prepararnos desde ya para que sea lo antes posible y generar y transformar
esa posibilidad en una solución real”, dijo Guaidó.
Se
negó a aclarar si competiría en una elección primaria.
Preguntado
sobre la advertencia de Maduro a la corte suprema el mes pasado de que deben
aplicar “justicia implacable” a los dirigentes opositores implicados en el
gobierno paralelo, Guaidó dijo que no se lo toma a la ligera.
“Se
han ejecutado esas amenazas de una manera u otra; que no se han atrevido a
detenerme o secuestrarme, es otra cosa” dijo. “A mi familia le han perseguido.
Entiendo los riesgos perfectamente, pero mayores son que esta dictadura
prevalezca”.
Tomado
de: https://apnews.com/article/noticias-a1dc4f0cb6592b9ac69671161b9a378e
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