San Josemaría 09 de abril de 2022
@sJosemaria
Con
obras de servicio, podemos preparar al Señor un triunfo mayor que el de su
entrada en Jerusalén... Porque no se repetirán las escenas de Judas, ni la del
Huerto de los Olivos, ni aquella noche cerrada... ¡Lograremos que arda el mundo
en las llamas del fuego que vino a traer a la tierra!... Y la luz de la Verdad
–nuestro Jesús– iluminará las inteligencias en un día sin fin (Forja, 947).
Leemos en el día de hoy estas palabras de profunda alegría: los hijos de los hebreos, llevando ramos de olivo salieron al encuentro del Señor, clamando y diciendo: Gloria en las alturas (Antífona en la distribución de los ramos.).
La
aclamación a Jesucristo se enlaza en nuestra alma con la que saludó su
nacimiento en Belén. Mientras Jesús pasaba, cuenta San Lucas, las gentes
tendían sus vestidos por el camino. Y estando ya cercano a la bajada del monte
de los Olivos, los discípulos en gran número, transportados de gozo, comenzaron
a alabar a Dios en alta voz por todos los prodigios que habían visto: bendito
sea el Rey que viene en nombre del Señor, paz en el cielo y gloria en las
alturas (Lc XIX, 36–38.). (...)
En
este Domingo de Ramos, cuando Nuestro Señor comienza la semana decisiva para
nuestra salvación, dejémonos de consideraciones superficiales, vayamos a lo
central, a lo que verdaderamente es importante. Mirad: lo que hemos de
pretender es ir al cielo. Si no, nada vale la pena. Para ir al cielo, es
indispensable la fidelidad a la doctrina de Cristo. Para ser fiel, es indispensable
porfiar con constancia en nuestra contienda contra los obstáculos que se oponen
a nuestra eterna felicidad. (...)
El
cristiano puede vivir con la seguridad de que, si desea luchar, Dios le cogerá
de su mano derecha, como se lee en la Misa de esta fiesta. Jesús, que entra en
Jerusalén cabalgando un pobre borrico, Rey de paz, es el que dijo: el reino de
los cielos se alcanza a viva fuerza, y los que la hacen son los que lo
arrebatan (Mt XI, 12.). Esa fuerza no se manifiesta en violencia contra los demás:
es fortaleza para combatir las propias debilidades y miserias, valentía para no
enmascarar las infidelidades personales, audacia para confesar la fe también
cuando el ambiente es contrario. (Es Cristo que pasa, nn. 72-83)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/domingo-de-ramos-bendito-sea-el-rey/
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