Laureano Márquez 17 de abril de 2022
@laureanomar
El
poeta Rafael Cadenas cumplió 92 años y como reconocimiento a su trayectoria
literaria y humana, el Instituto Cervantes de España le organizó un hermoso
homenaje en el que se dieron cita diversas personalidades de la literatura
hispanoamericana: editores, escritores, poetas, libreros, así como Paula
Cadenas, hija del homenajeado.
Este participó desde Caracas, en la librería El Buscón. Un emotivo acto que puede ser visto en diferido en esta dirección de video de YouTube: Celebremos a Rafael Cadenas.
Escuchando
la intervención de su hija Paula, quien afirmaba que, de niña, la invadía una
sensación de tener un papá holgazán porque se quedaba en casa leyendo y
escribiendo, mientras los otros papás salían a trabajar de paltó y corbata, me
surgen las preguntas: ¿para qué sirve la poesía?, ¿cuál es su utilidad en un
mundo en el que las palabras no se cotizan en la bolsa? ¿Tiene sentido,
incluso, la pregunta?
En
«Dichos», Cadenas, inquieto por el peligro de que en las universidades la
literatura “deje de ser lo que es”, afirma que esta constituye “la manera más
entrañable de habla”, hecha para ser vivida, más que algo que ha de ser
“viviseccionado”.
En su
poema «Disyuntiva», que comienza con un epígrafe del poeta sueco Göram Palm:
“La naturaleza de la poesía es inintencionada”, agrega:
Yo
quería escribir
un
poema,
luego
tuve la intención
de no
tener intención
y el
poema
se
quedó allí
detenido
atrapado,
carbonizado
entre la chispa
de las
dos intenciones
y aquí
lo
dejo.
Y en
«Ars poética», escribe:
Que
cada palabra lleve lo que dice.
Que
sea como el temblor que la sostiene.
Que se
mantenga como un latido.
La
poesía es astrolabio del espíritu, para orientar a todo aquel que es capaz de
conmoverse con este inexplicable viaje sin límites que es el universo. Es
indefinible, intangible, pero allí está el malabarismo de las palabras, ese
ruido que nos quema por dentro.
Celebramos
la vida de Cadenas, cada verso que nos ha dado, su quehacer honesto y
silencioso, la transparencia de su alma en tiempos de tantas oscuridades.
Qué
bueno que sea de Venezuela, que sean nuestras sus letras; que nuestro nombre
brille asociado a la expresión certera, al poema esclarecedor; que tenga vida y
lucidez para disfrutar de los reconocimientos que recibe, como este del
Instituto Cervantes y antes el Premio de Poesía Iberoamericana Reina Sofía y
tantos otros.
Y qué
emblemático el hecho de que nuestra tierra, donde las cadenas, símbolo de
opresión, tanto que nuestro himno clama perpetuamente por su caída, tenga en
Cadenas, el poeta, toda la fuerza liberadora de la palabra.
Laureano
Márquez
@laureanomar
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico