Lester Toledo 11 de abril de 2022
@LesterToledo
Este
lunes, muy temprano en la mañana, Yajaira González tuvo que dejar abandonada su
compra en la caja registradora del supermercado porque no pudo pagarla. Llevaba
50 dólares que a duras penas pudo reunir, los cuales no le alcanzaron para la
compra porque ahora debía incluirle un nuevo impuesto, para el que tampoco
tenía bolívares. A Yajaira, como a la gran mayoría de los venezolanos, si no la
agarra el chingo, la agarra el sin nariz.
En
Venezuela, cuando nos referimos a este dicho popular, lo hacemos para ilustrar
situaciones que no tienen solución, una situación sin salida o aquellas en las
que no se vislumbran alternativas.
Y es que tal refrán popular encaja perfectamente al intentar explicar la situación económica del país y de cómo esta afecta a sus ciudadanos, a quienes “si no los agarra el chingo, los agarra el sin nariz”, en otras palabras, si no los agarra la inflación, los castiga nuevamente el régimen.
Ya la
situación venía deteriorándose hasta que llegó a un punto crítico de hambruna y
pobreza extrema, el régimen acabó con la producción nacional e impuso un
control de precios y de guías de traslado, controles que abrieron la puerta a
las indignantes colas alrededor de los supermercados, dieron paso al
desabastecimiento y al racionamiento de los productos básicos, al mismo tiempo,
reforzaron el control de cambio, erradicaron las casas de cambio y hasta
criminalizaron el dólar. El bolívar fue tan degradado y ultrajado que la
economía se dolarizó de facto. Y todo, desde el papel higiénico, una medicina,
un repuesto del vehículo y hasta una hamburguesa terminó siendo cobrado y
pagado en dólares, en un país cuyos salarios son pagados en bolívares y en base
a la tasa de cambio de un dólar negro.
Los
más de seis millones de venezolanos en el extranjero se las ingeniaron para
hacer llegar dólares a sus familiares en Venezuela, y cuando se creía que todo
comenzaba a reactivarse, fue anunciada e implementada una nueva devaluación,
que significó la eliminación de otros seis ceros a la moneda nacional y ahora
un nuevo impuesto, el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF).
El
IGTF entró en vigencia y quedó establecido en la Gaceta Oficial N° 6.687 del 25
de febrero de 2022. Se trata de una normativa que obliga el cobro del tributo
para todas aquellas empresas o personas que realicen operaciones financieras en
moneda extranjera o criptomonedas diferentes al Petro.
Un
nuevo castigo que amenaza otra vez al sector empresarial del país,
obligándolos, por la vía del impuesto y el castigo, a aceptar la moneda
extranjera, para que el régimen se beneficie por esta vía, sin embargo, la
realidad es que esta medida terminará afectando al venezolano común, ese a
quien le será trasladado el costo de todo lo que pretenda comprar o consumir,
como le pasó a Yajaira.
Engañosamente
señalan que solo pechará a las grandes transacciones, pero en la práctica
afectará la más mínima compra, vaciará los bolsillos de los venezolanos, pero
llenará las arcas del régimen corrupto de Nicolás Maduro.
Y es
que las cifras confirman, citemos a la consultora Ecoanalítica, según sus
estimaciones, 60% de los pagos que se hacen en comercios de Venezuela son en
divisas, 65% de las cuales se manejan en efectivo.
Señalan
además que en Venezuela circulan en efectivo unos US$2.600 millones, un monto
que equivale al 24% de las reservas internacionales depositadas en el Banco
Central de Venezuela (BCV). Y ante un país quebrado por el mismo régimen, claro
que les resulta atractivo y apetecible.
Porque
el régimen, convertido en un chupa dólares voraz del bolsillo y el estómago de
los venezolanos, robará un 3% sobre muchas operaciones en las que se usen estos
dólares en efectivo.
Basta
pegar el oído a la realidad de Venezuela para encontrarse situaciones como la
de Yajaira o la de José, que cuando va a la farmacia a comprar las medicinas
para él y su esposa, puede gastar hasta 50$ en medicinas. Pero resulta que con
este nuevo castigo tendrá que pagar 9.5$ más, si le suma el IVA al IGTF. Si ya
le cuesta conseguir esos 50$, imaginen lo que tendrá que sacrificar, para
encontrar esos casi 10$ que se le suman por los impuestos.
Para
hacer más evidente esta cuenta, si alguien va a gastar 100$ en medicinas o
comida, el régimen se quedará con casi 20 dólares, es decir, que le quitará
esos 20$ a un pensionado cuyo ingreso es miserable, sometido a un sistema en el
que no funcionan los servicios públicos pero que está obligado a pagar por
ellos.
Por la
vía de la fuerza, y movidos por la ambición y el poder, el régimen pretende en
el corto plazo fortalecer el uso de una moneda que ellos mismos ultrajaron y
destrozaron restándole ceros, ahora dicen que castigarán a todo empresario que
se niegue a aceptar los pagos en dólares, pero la verdad es que no es el
momento para hacerlo porque el gran perdedor será el estómago y el bolsillo de
todos los venezolanos, a quienes si no los agarra el chingo, los agarra el sin
nariz.
Lester
Toledo
@LesterToledo
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