FRANCISCO POLEO 15 de abril de 2022
@franciscopoleor
La
carta enviada a Biden por un grupo de la sociedad civil, pidiendo el fin de las
sanciones, le hace el juego a Maduro, considera el autor.
Si no
hay negociación es porque Maduro se levantó de la mesa. Si hay sanciones es
porque Maduro ha violado Derechos Humanos. Si hay crisis humanitaria es porque
los socios de Maduro han robado más que los cuarenta ladrones.
Entonces, si les gusta tanto el género epistolar, ¿por qué los presuntos líderes cívicos y académicos no envían una carta “pública” a Maduro?
Aparte
del uso liberal del término líder -¿quién los designó?-, los de la carta a
Biden tienen un océano de explicaciones que dar. Primero, por qué exigen al
presidente estadounidense villas y castillas, al punto de hacer ver a la Casa
Blanca como responsable de la tragedia venezolana, cuando a Maduro le hablan
siempre suavecito. No sé ustedes, pero yo todavía me acuerdo cuando Cussanno,
uno de los nuevos «abajo firmantes», le juró «estima y consideración» al
autócrata hace poco más de una semana.
A
Biden le dicen que lo urgente es resolver la crisis humanitaria, pero como
preámbulo a la petición de levantar las sanciones para que hermanitas de la
caridad como Chevron puedan mitigar esos males. Si no fueran tan obvios darían
lástima. Puesto así, parece que los venezolanos para los que Venezuela no se ha
arreglado -es decir, el 95% del país, según cifras de ENCOVI- no tienen cómo
vivir gracias a que las petroleras no pueden sacar más petróleo del suelo
venezolano. De paso, mienten al decir que el crudo criollo podrá sustituir al
ruso. Las cifras, simplemente, no dan.
Paradójicamente,
esa burbuja creada en los últimos dos años en Venezuela no sería posible si las
sanciones no hubieran encerrado al madurismo en una jaula de oro. Gracias a ese
cerrojo, tuvieron que olvidarse de la gran vida en París, Madrid o Nueva York.
Ahora, esos dólares conseguidos por los caminos oscuros deben ser gastados en
Caracas, Lechería o Los Roques. Dolarizaron, levantaron aranceles y hasta
aniquilaron a los malandros que antes protegieron en los principales centros
urbanos. Esa limpieza del paso de la reina no sólo permite a la élite roja
lavar su dinero sino que beneficia, queriendo o no, a las clases sociales más
altas, en su mayoría opositoras.
Sin
embargo, ese ligero brote de bienestar es lo máximo que se podrá conseguir bajo
el actual sistema. No da para más. Sólo con la reinstitucionalización real, no
cosmética, de Venezuela, los grandes capitales entrarán como río en conuco. Y
no nos referimos a las petroleras, que hacen enormes inversiones pero
acostumbradas operar en contextos de alto riesgo. Para lograr el verdadero
renacer se necesitan, como dice la carta de marras, «reformas electorales y
políticas», las cuales no llegarán si se le entrega al chavismo la única carta
de negociación.
No se
puede creer en «acuerdos razonables» con Maduro, como dicen los de la carta,
por la vía de los negocios. No le funcionó a Kissinger con China o Rusia.
Tampoco servirá con el madurismo. Lo que lograría es alimentar a la bestia para
que recupere energías y retorne a su instinto depredador. El premio, el
levantamiento de las sanciones, tiene que venir luego de que cumplan.
Sólo
en democracia se puede tener la plena libertad para ser candidato, transar
bonos o tener un periódico. Cussanno, Rodríguez, Buluco Makriniotis, entre
otros, deberían tener esto claro.
Francisco
Poleo
@franciscopoleor
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