José Luis Farías 25 de abril de 2022
@fariasjoseluis
La
noche de su triunfo en las elecciones presidenciales de Venezuela del 6 de
diciembre de 1998, tras oír los primeros resultados de la voz de Juvencio
Pulgar que lo daban como ganador, Hugo Chávez se trasladó a la sede del Ateneo
de Caracas, situado a un par de kilómetros de distancia de la sede del Consejo
Supremo Electoral.
El propósito era dar «su primera rueda de prensa como presidente electo» en la sala de conciertos del centro cultural, anunció Carmen Ramia, organizadora y conductora del evento. La señora Ramia era Directora del Ateneo, y para el momento esposa de Miguel Henrique Otero, dueño del diario «El Nacional», uno de los periódicos más influyentes en el país que había apoyado a Chávez durante su campaña electoral.
Como
era de esperarse, durante su declaración a los medios de comunicación Chávez no
se anduvo con rodeos en torno a su confrontación con Pdvsa.
Se
sentía la reencarnación de Simón Bolívar. “Soy el hombre de las dificultades”,
dijo igualándose con el Libertador.
-“Nosotros
estamos acostumbrados a las dificultades. Hasta ahora hemos vencido alguna de
ellas, y no pequeñas, esta yo estoy seguro que también la vamos a vencer»,
comentó al referirse al tema presupuestario y los gastos de la petrolera
estatal.
«Un
Estado dentro del Estado»
En esa
ocasión, una vez más, Chávez se hizo eco de una de las frases más repetidas por
la retórica al uso para criticar el desempeño de la industria petrolera
nacional:
-«Petróleos
de Venezuela se ha convertido en un Estado dentro del Estado, y eso se va a
acabar en el gobierno de Hugo Chávez Frías», provocando una ola de delirantes
aplausos de sus partidarios que habían llenado la sala.
El
discurso que denunciaba la existencia de una élite que se habría apropiado de
Pdvsa en detrimento de los venezolanos más pobres, no era originario de Chávez.
Venía de sectores intelectuales y políticos de la izquierda más ortodoxa del
país, pero nadie como él había logrado que permeara en gran parte de la
sociedad.
Las
políticas, cualquiera sea su naturaleza, requieren para ser exitosas de un
liderazgo que las encarne y en este caso Chávez, sin duda alguna, representaba
ese figurada, ansiada por años por los dispersos sectores de la izquierda
venezolana.
La
narrativa cuestionadora encontró el terreno abonado con el progresivo descenso
en la calidad de vida de los venezolanos desde 1977, acentuado por la crisis
del «viernes negro» del 18 de febrero de 1983 con la súbita devaluación del
bolívar asociada al problema de la deuda externa, convertido en una tragedia
que se venía extendiendo por América Latina desde agosto de 1982 cuando estalló
en México.
El
«viernes negro» fue el punto de quiebre del rentismo petrolero en Venezuela. A
partir de ese día se aceleró brutalmente el empobrecimiento de los venezolanos.
Particularmente de la clase media, formada al amparo de los proventos
petroleros, especie de colchón social que daba equilibrio y paz social al
modelo político de la democracia representativa plasmado en el Pacto de Punto
Fijo e instaurado a partir del golpe de Estado y la movilización popular del 23
de enero de 1958 que había echado al general Marcos Pérez Jiménez del gobierno,
último dictador militar que había tenido el país.
Buena
parte de esa numerosa clase media, alta beneficiaría del rentismo petrolero, se
volcó masivamente en 1998 a apoyar a Chávez mientras otra gran parte de ella se
abstuvo en repudio a la clase política representada entonces en AD y Copei.
Jugada
adelantada de Pdvsa
La
pregunta de la periodista del diario «El Universal», Luisana Colomine,
simpatizante de Chávez, sobre si haría un nuevo presupuesto para el país o se
quedaría con el presupuesto «reconducido» aprobado por el gobierno saliente del
presidente Rafael Caldera, abrió fuegos en la rueda de prensa.
Le
sirvió al presidente electo para prometer públicamente la revisión del
presupuesto «con lupa» – expresión que en lo adelante repetiría incesantemente
a comienzos de su Gobierno – para reducir «el nivel de costos y gastos de
Petróleos de Venezuela».
Con el
propósito de afianzar la conveniencia de su idea en la opinión pública, Chávez
aprovechó para denunciar que hacía poco le había solicitado a Pdvsa, a través
de su Presidente y su Junta Directiva, que hicieran:
-“Su
asamblea anual como estaba estipulada, el 15 o 18 de diciembre [porque] ellos
tenían que considerar que habría nuevo gobierno para esa fecha. [Sin embargo]
ellos tomaron una decisión, alterando el ritmo de sus planes, hicieron una
asamblea anual, la adelantaron, la adelantaron -reiteró con molestia- hace tres
días la hicieron».
Para
Chávez esa decisión de los gerentes de Pdvsa era una «demostración» de que en
la empresa habían cosas turbias fuera de control del Estado venezolano, lo cual
no estaba dispuesto a permitir.
Petróleos
de Venezuela debía «estar al servicio de un proyecto nacional». Esta idea
general cobraría forma en un brutal populismo cuando los precios petroleros se
dispararon a mediados de la primera década del siglo XXI.
En
cuanto al presupuesto, su respuesta refirió algunos datos sobre lo que sucedía
en la empresa.
-“No
puede ser – sostuvo – que en el presupuesto de inversiones de Petróleos de
Venezuela, aprobado hace apenas tres días, yo tengo los documentos, parte de
ellos, se haya aprobado, así a la ligera, sin ni siquiera consultarle al país
ni al nuevo gobierno, un presupuesto de 11 mil millones de dólares, cuando no
hay ni 1.000 millones de dólares para las universidades ni para la salud».
Luego
de esta información que sonaba convincente a los oídos de millones de
venezolanos cuya vida se había depauperado y buscaban un líder redentor que les
asegurara venganza y garantizara mejoría en sus condiciones de vida, Chávez
tronó con voz de mando militar:
-“¡Eso
no puede ser! ¡Eso se va a acabar! ¡Eso se acabó!. Aquí habrá que poner las
cosas en su sitio. Y ese nivel de gastos y costos, y ese manirrotismo, esa
especie de Venezuela saudita, de aviones, de flotas de aviones, de gastos sin
control, de tarjetas de crédito sin límite, de viajes, eso se acabó».
Las
enervantes palabras del carismático líder hicieron estallar una inmensa ovación
acompañada de las consabidas consignas de lucha de sus seguidores.
El
futuro de los recortes de la producción petrolera
El
tema petrolero era de mucho interés y no tardó en volver con las preguntas de
los comunicadores sociales.
La
periodista de «Televen», tercer canal de televisión en audiencia, Mary Carmen
Vieira, no perdió de vista la importancia del futuro de Pdvsa y fue
directamente al grano con un par de preguntas que indagaban directamente lo que
Chávez pensaba hacer en cuanto a dos temas espinosos sobre la industria
petrolera.
«-.¿Va
a asumir usted la continuidad de los recortes en la producción del crudo
asumidos este año por Venezuela, en conjunto por miembros de la Opep y no Opep,
hasta junio del próximo año? y ¿cuál es el futuro cierto de la directiva actual
de esta empresa?»
Las
respuestas de Chávez revelaron que, más allá de las generalidades y las frases
que habían servido en su campaña contra Pdvsa, no tenía hasta entonces ninguna
novedad que informar de lo que quería hacer con la política petrolera ni con la
empresa.
-“Bien,
en torno a la primera pregunta, -respondió- recortes futuros de producción
petrolera, ojalá no sea necesario hacer nuevos recortes a la producción
petrolera venezolana. Sin embargo eso lo dirá la evaluación que ya estamos
haciendo de las perspectivas del mercado, de la oferta mundial de petróleo, de
las perspectivas del mercado venezolano, de los acuerdos que tenemos, que
Venezuela tiene con los países miembros de la Opep y otras consideraciones
adicionales».
Defensa
de precios versus incremento de la producción
Con
una serie de lugares comunes Chávez evidenció que su política petrolera
privilegiaría la defensa de los precios frente al aumento de la producción que
era la política adelantaba Pdvsa a través de la llamada «Apertura Petrolera».
Este
polémico proceso había sido impulsado a través del Congreso Nacional de la
República aprovechando el cuestionado artículo 5to de la Ley de Nacionalización
Petrolera para dar cabida al capital petrolero transnacional en la política de
incremento de la producción.
Las
actividades se concentraron a través de la reactivación de los «pozos
marginales» en el Oriente y Occidente del país y en la instalación del Complejo
de Jose para el procesamiento de los crudos pesados de la Faja del Orinoco,
abriendo un flanco de ataque desde sectores políticos de izquierda refugiados
en el nacionalismo.
En esa
causa se hallaban principalmente los asesores petroleros de Chávez: Alí
Rodríguez Araque, Francisco Mieres, Carlos Mendoza Potellá, Trino Alcides Díaz,
Adina Bastidas, Luis Vallenilla, entre otros y que pronto ocuparían relevantes
posiciones de gobierno. A mediados de los noventa habían presentado un recurso
de amparo ante la Corte Suprema de Justicia con el objeto de detener la
«Apertura Petrolera», rechazado por el máximo ente del poder judicial con el
voto salvado de la magistrado Hildegar Rondón de Sansó, suegra del ingeniero
Rafael Ramírez quien años más tarde se convertiría en el Presidente de Pdvsa.
-«En
todo caso -dijo Chávez- lo que estamos anunciando, desde ahora mismo, es que
Venezuela, el nuevo gobierno va a cumplir de manera rigurosa los acuerdos ya
hechos en este año 98 de recortes en la producción petrolera. Hasta ahora no se
han cumplido en su totalidad y, por supuesto, esto tiene que ser recíproco,
esto debe ser cumplido por todos los países que han firmado estos acuerdos de
recortes de producción, que como sabemos no tienen otro objetivo que defender
los precios del barril de petróleo, 8 y tanto dólares está el barril de
petróleo venezolano. Nosotros necesitamos defender el precio del barril de
petróleo y buscar las maneras para que remonte y se coloque de nuevo en un
nivel aceptable para las necesidades del país. Eso en cuanto a la producción.
Nosotros
sí hemos anunciado que hay que racionalizar el plan de expansión de Petróleos
de Venezuela, y en eso tenemos un equipo de expertos trabajando el tema, y en
enlace ya con algunos técnicos de la industria petrolera venezolana.».
«Yo no
tengo ninguna intención de desplazar a toda la directiva de Petróleos de
Venezuela»
El
otro tema planteado por la periodista sobre el futuro de la directiva actual de
esta empresa era la otra decisión clave y Chávez la respondió con una mentira
para calmar las angustias mientras armaba su equipo para dirigir la empresa de
los «huevos de oro» del país:
-“Y en
cuanto a la actual directiva y su destino, preguntó usted, pues yo no tengo
ninguna intención de desplazar a toda la directiva de Petróleos de Venezuela,
como tampoco de desplazar a todo el Alto Mando Militar, pero sí habrá que hacer
ahí algunos cambios que ya serán anunciados en su justo momento».
Pdvsa
estaba en la mira. Era fundamental su importancia estratégica para la
consolidación del modelo populista autoritario.
No
obstante, más allá del discurso pendenciero e inquisidor contra la empresa, los
primeros pasos dentro de ella serían dados con cierta cautela. Aunque la
moderación se iría perdiendo en la medida en que avanzaba el tiempo y Chávez se
iba sintiendo más firme y seguro en el Gobierno.
Pero
también del otro lado de la latente disputa, la elite petrolera se preparaba
para el enfrentamiento y acudían en auxilio a ella aliados sociales, políticos,
económicos, religiosos, diplomáticos y militares. Las tensiones iban en
aumento.
José
Luis Farías
@fariasjoseluis
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