Manuel Malaver 18 de abril de 2022
@MMalaverM
No es
no haya otro tema más importante de que escribir, como digamos el
hundimiento del buque insignia de la Armada rusa por
patriotas ucranianos frente a las costas de Mariupol la tarde del
martes, o el cambio después de 431 años del escudo de Caracas por
el dictador Maduro, o el tiroteo ocurrido en el Metro de Nueva York
la mañana del jueves con un saldo de 16 heridos, pero ignorar las llamadas
de dentro y fuera del país de amigos y seguidores presionándome para
que leyera y diera mi opinión sobre la “Lista de los 25” resultó
imposible.
De modo que ok, busqué la lista, la petición que la preside y después de rumiarla por unas cuantas horas decidí dedicarle estas lineas que, no son un libelo, ni un reproche, ni una condena, sino otro agregado a la preocupación que viene persiguiéndome desde comienzos del año pasado y que no es otra que ver como más y más opositores venezolanos con más de 20 años en el oficio comienzan a tirar la toalla y a moverse -o a desmoverse-en la idea de que la batalla por la restauración de la democracia está perdida y lo mejor es llegar a una suerte de acuerdo o “encompinchamiento” con la dictadura socialista para que gobierne hasta que Dios se apiade de nosotros y nos permita cohabitar con el “modelo”.
Y es
que, no es otro el fundamento, la idea base, de creer que si se
le escribe una carta al presidente norteamericano, Joe Biden, para que
le quite o anule “las sanciones” que vienen aplicándole al
dictador las administraciones demócratas y republicanas desde que se hizo
evidente que era un mandamás fuera de ley, el demócrata y primer
magistrado la primera democracia del mundo, los iba a complacer.
Porque,
un detalle que olvidaron “los abajos firmantes” de la “Lista…” es que ni
una sola de esas sanciones fueron aprobadas durante su mandato, sino
que comenzaron durante los dos períodos de Barack Omaba, continuaron con
Donald Trump y es posible que se hubieran traducido en una acción
militar de fuerza contra Maduro si el republicano repite para la
presidencia.
Extremo
al que nunca llegará Biden que más bien ha aplacado la retórica contra el
exlíder autobusero y sabe que en su administración y en el Partido
Demócrata hay grupos partidiarios de negociar y aprobar un “Acuerdo” macro
con el dictador, pero jamás quitándole las sanciones a cambio de
nada, sin que de muestras de que rectifica en la aplicación de políticas
atroces como encarcelar opositores y perseguirlos hasta expulsarlos
del país, de que insista en expoliar la economía, o se vanaglorie de
firmar acuerdos de “Defensa Mutua” con países enemigos de los EEUU y
la democracia mundial como la Rusia de Wladimir Putin.
Porque
otro elemento de política que ignoran los “abajos firmantes” de la “Lista
de los 25”, es que las “sanciones” no son medidas de presión, o de
persuación, o de disuación que se aprueban en el Senado o la Presidencia
contra un gobierno que, digamos, se está portando mal, no, son en
sentido estricto, los sucédaneos o sustitutos de las invasiones de antes,
de las que hicieron se contra Bisoph en Grenada, Noriega en Panamá y
Saddan Hussein en Irak, y que actualmente podrían considerarse “excesivas”
para la comunidad internacional y costosas y peligrosas
para los países que las promueven y ejecutan.
En
otras palabras, que al hablar de sanciones en la política de hoy, se habla
de una guerra convencional instrumentada por otros medios y que si es
cierto no producen finales tan rápidos y expeditos, si horadan la
resistencia de quienes asaltan el poder ejecutivo de los gobiernos
para fundar dinastías.
Si
queremos informarnos del papel que juegan las sanciones en las
confrontaciones de hoy, no tenemos si no que voltear y ver como se
le están aplicando al terrorista Putin, cómo empiezan debelitándolo
al restarle todo apoyo comercial, financiero y tecnológico con miras
a minarle, primero, sus fuerzas armadas y después buscando una
reacción del pueblo ruso contra el terrorista si insiste en llevarlos a
una guerra insensata.
En
cuanto a las sanciones que desde Omaba le aplican los norteamericanos a
Maduro, hay que aclarar que no son la causa de la devastación a que
han llevado los socialistas al país y que, muy al contrario, si no se le
hubieran aplicado, la destrucción de Venezuela sería peor.
A este
respecto, quiero aclararle a los “abajo firmantes” de la “Lista de los
25”, que antes de la destrucción de Venezuela, el socialismo
perpetró la de Cuba, y siguió con de la URSS, Europa del Este, China,
y Corea del Norte, que es el troquel donde se estructuran
satrapías como la de Venezuela y que no hacen otra cosa que
ardides para mantenerse en el poder e ir promoviendo réplicas que
actuarían para perservar el modelo si el original tuviera tropiezos.
Lo
cual no sucedería en Venezuela si los “abajo firmantes” de la “Lista de
los 25” convencieran a Biden de quitarle las sanciones a Maduro, pues
su régimen, tal como hicieron Raúl Castro y Diez Canel con Omaba cuando
firmaron el famoso “Acuerdo” del 2016, no haría otra cosa que
seguir matando al pueblo de hambre, y desvastando la economía , mientras
fortalece las fuerzas armadas y cuerpos represivos para continuar
sometiendo al pueblo a una opresión que en poco se diferencia de la
esclavitud.
En
definitiva, que yo más bien le aconsejaría a los “abajo firmantes” de la
“Lista de los 25”, enviarle una carta a Maduro donde se le exija
que empiece liberando a los presos políticos, devolviéndole el status
de legalidad a los partidos políticos democráticos que les ha arrebatado
para entregárselo a unos maduristas disfrazados de “disidentes” y
convocando unas elecciones generales para que este mismo año y con un
CNE independiente, libre y honesto, el país elija a sus
gobernantes legítimos.
Al
otro día se encontrarían los socialistas, y los “abajo
firmantes” de la “Lista de los 25”, que Biden le ha levantado las
sanciones a Maduro.
Manuel
Malaver
@MMalaverM
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