Opus Dei 15 de abril de 2022
@OpusDeiVE
El
Sábado Santo es el único día del año en que no se celebra la Santa Misa, por
ello no hay Evangelio. Proponemos algunas consideraciones.
Durante
el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su
pasión y muerte, su descenso a los infiernos y esperando su resurrección en
oración y ayuno.
La
Iglesia se abstiene del sacrificio de la misa, quedando por ellos desnudo el altar
hasta que, después de la Solemne Vigilia o expectación nocturna de la
resurrección, se inauguren los gozos de la Pascua, cuya exhuberancia inundará
los cincuenta días pascuales.
Hoy,
Sábado Santo es, como recordaba el Papa Francisco, “el día del silencio: hay un
gran silencio sobre toda la Tierra; un silencio vivido en el llanto y en el
desconcierto de los primeros discípulos, conmocionados por la muerte
ignominiosa de Jesús” (Audiencia, 31.III.2021).
Por
eso la Iglesia se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa en este día.
La comunión puede darse solamente como Viático y no se concede celebrar el
matrimonio ni otros sacramentos excepto la Penitencia y la Unción de Enfermos.
En
este Sábado Santo estamos llamados a permanecer junto al sepulcro del Señor,
meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos, y esperando, en la
oración y el ayuno en su resurrección. Podemos vivir este día con María,
“también ella lo vive en el llanto, pero su corazón estaba lleno de fe, lleno
de esperanza, lleno de amor” (ídem).
Con
Ella aguardamos ese momento en el que, en las tinieblas del Sábado Santo,
irrumpirán la alegría y la luz con los ritos de la Vigilia pascual y el canto
festivo del Aleluya.
Tomado
de: https://opusdei.org/es/gospel/
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