Fernando Mires 03 de abril de 2022
@FernandoMiresO
Hace justamente 22 años, en 2002, escribí mi ensayo "El imperialismo norteamericano no existe" publicado en un libro con otros ensayos adjuntos, originariamente en la editorial Vértigo, en San Juan de Puerto Rico. Hoy he decidido publicar ese ensayo en versión digital. La decisión tiene que ver con el momento histórico que vivimos, signado por la guerra declarada desde la Rusia de Vladimir Putin a la nación ucraniana. Una invasión que cambiará la faz del mundo, en ese punto existe pleno acuerdo.
La
guerra a Ucrania ha logrado unir a los países occidentales, vale decir, a todas
las democracias del mundo, en oposición al proyecto imperialista del régimen
encabezado por Vladimir Putin. Para muchos -para el autor de este ensayo
también- lo que tiene lugar es parte de una rebelión de las fuerzas
anti-democráticas del planeta en contra de las democracias occidentales, una
contrarrevolución antidemocrática destinada a subvertir el orden político
configurado después de la Segunda Guerra Mundial, revirtiendo los avances
democráticos alcanzados en Europa Central y del Este gracias a las revoluciones
democráticas de 1989-1990.
Sin
embargo, el apoyo a Ucrania ha sido mermado en diferentes países occidentales
por corrientes, tendencias, partidos y gobiernos que apoyan abierta o soterradamente
a la invasión rusa. Los apoyos que recibe Putin de las extremas derechas y de
las extremas izquierdas son ostensibles. Las primeras son mayoritarias en
Europa. Las segundas, en América Latina. Principalmente en contra de estas
últimas fue orientado mi ensayo "El Imperialismo Norteamericano no
existe".
¿Qué
es lo que impide a las izquierdas latinoamericanas, no solo a las extremas sino
también a sectores de centro izquierda, no pronunciarse abiertamente en contra
de Vladimir Putin, heredero de las que fueron en el en siglo XX las dictaduras
de Mussolini, Hitler, Franco y Stalin?
Hay
varias razones, pero una, a mi juicio, es la central: tiene que ver con una
animosidad militante a la OTAN, considerada como el brazo armado del por esos
sectores llamado, "imperialismo norteamericano". Según esta idelogía
-sí, es ideología- todo lo que va en contra de los EE UU es bueno. EE UU, desde
esa perspectiva, es un imperio mundial y como ser de izquierda es ser
antimperialista, Putin, casi por ecuación matemática, sería antimperialista. Un
enemigo de ese demonio que, de acuerdo al reflejo de Pavlov compartido por casi
todas las izquierdas, es la OTAN.
Aún no
simpatizando con la sanguinaria "operación especial" de Putin, el
"enemigo principal" para muchas personas que son o se dicen de
"la izquierda" es, y continuará siendo, el imperialismo
norteamericano.
El
imperialismo norteamericano es también parte del dogma de la religión
izquierdista. Por eso, ya en 2002, cuando aún estaban tibios los aires de las
revoluciones democráticas y anticomunistas de 1989-1990, intenté escribir una
de-construcción de ese dogma. Sigue siendo todavía uno de mis propósitos. Los
hechos que analizo en mi ensayo, son desde luego, muy diferentes a los de
ahora, pero el dogma continúa siendo el mismo.
Sé,
por cierto, que los dogmas son invulnerables frente a las ideas y, no creo que
por muy bien expuestas que estas sean, logren traspasar a las férreas vallas
con las que los partidos llamados izquierdistas protegen su cada vez más raquítica
identidad. Pero tal vez puede ser que alguien, atraido por las legítimas
promesas sociales que representa a veces la izquierda pero reacio a
identificarse con dictaduras, autocracias y otras formas de opresión, pueda
encontrar en mi texto algunas ideas dignas de ser debatidas. No me hago grandes
ilusiones. Los muros ideológicos son más duros que los de cemento. Pero
derribarlos es fundamental para continuar pensando.
Tomado
de: https://polisfmires.blogspot.com/2022/04/fernando-mires-el-imperialismo.html?spref=tw
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