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domingo, 14 de octubre de 2012

Hay un camino…. Pero a la pobreza


Juan Marcos Colmenares, 13/10/2012

“Chávez quiere a los pobres, pero los quiere pobres; los necesita pobres y dependientes del gobierno para poder controlarlos” (María Corina Machado).

El 7 de octubre los venezolanos tuvimos dos propuestas para escoger: Una oferta la representaba un proyecto de sociedad liderado por el candidato del oficialismo, Hugo Chávez Frías, que proponía un continuismo asfixiante de una gestión incompetente, despilfarro de los recursos del petróleo, incremento de la corrupción y una lucha de clases como mecanismo de control del ciudadano. Un sistema hegemónico, autoritario y totalitario, basado en una planificación central, centralizada y de nacionalización de los medios de producción, distribución e intercambio. Un gobierno donde el poder ejecutivo secuestró al estado, eliminando la división de poderes y donde las actuaciones de los Tribunales, Asamblea Legislativa, Fiscalía, Defensoría del Pueblo, Consejo Nacional Electoral y demás instituciones están dirigidas por el presidente. Un régimen que usa y abusa del poder y utiliza las instituciones para atacar y controlar a la sociedad opositora. Un estado comunal o comunista, sometido a una sola voz, a un solo designio y a un ordenamiento jurídico aplicado a su única voluntad. Esa oferta proponía la profundización del socialismo, del resentimiento, de la brecha entre pobres y ricos, el desconocimiento de la propiedad privada y eliminación de la clase media; además de un incremento de las intervenciones, expropiaciones y estatizaciones de las empresas de producción.

La otra propuesta la constituía un proyecto alternativo, de futuro y de progreso, representado por Henrique Capriles, que ofrecía una profundización del estado democrático, social y de derecho, plural, policlasista y de inclusión; con políticas públicas en beneficio de todos. Un gobierno basado en la propiedad privada y la economía de mercado, que daría prioridad a la educación, a la inversión en investigación, a la justicia, a la seguridad personal, a la salud pública y a la construcción de viviendas, amparadas en verdaderos títulos de propiedad para los beneficiados. Una administración pública descentralizada que, mediante una disciplina fiscal y reforma del Estado, reactivaría la economía con la atracción, promoción y protección de inversiones para generar más empresas, más empresarios y altos niveles de empleo. Una visión de país que fomentaría la propiedad privada, la competencia, el comercio y la economía de mercado; sustentada por la tolerancia, la libertad y el fin de la pobreza.

Sin embargo, la mayoría de los venezolanos votaron por la propuesta populista y demagógica del oficialismo. Escogieron un régimen que, siguiendo la doctrina marxista-leninista, ha atacado impunemente al sector privado productor de alimentos y bienes de servicio, con el propósito perverso de debilitar al empresariado independiente hasta desaparecerlo; y que ha invadido tierras productivas privadas para entregarlas a cooperativas que han terminado fracasando. Ellos prefirieron apostar por las becas y las misiones, que son programas de reparto de dádivas, que fomentan una dependencia con el gobierno y que generan más pobres para ser utilizados con fines de sometimiento electoral y clientelar, porque a este régimen no le interesa ofrecer opciones para la superación y salir de la pobreza.

Esta política chavista-socialista ha traído una reducción sustancial en la producción nacional de alimentos y de bienes de servicio, que ha obligado al régimen a importar la mayoría de los alimentos y bienes que hoy consumimos, de países con regímenes amigos del chavismo, favoreciendo el aparato productivo de estos países en perjuicio de nuestros productores criollos. Esas políticas económicas están llevando a Venezuela por el camino de la pobreza, porque las expropiaciones y las estatización de la economía están ahogando el empeño de superación, la ambición y la competencia.

Sin embargo no debemos paralizarnos por todas esas circunstancias. Por nuestros hijos y nuestras familias, estamos en la obligación volver a hacer de Venezuela el país de oportunidades que antes fue.

*Abogado
jmcolmenares@gmail.com

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