miércoles, 17 de octubre de 2012

RESILIÉNCIATE


Hace algún tiempo, si nos hubieran dicho este término, nos hubiéramos sentido metales.

Y es que la resiliencia proviene del mundo de las ciencias físicas; "es la capacidad que tienen los materiales para recobrar su forma original, después de haber sido sometidos a presiones".

Este concepto que es originario de la metalurgia, es cada vez más usado por la psicología y las ciencias del comportamiento.

 La Real Academia hace poco incorporó este término: "la resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas".

 Gracias a las consistentes gestiones erradas de los políticos que conducen nuestros designios, parece que lo mejor que podemos hacer es ocuparnos de este término y aumentar conscientemente nuestra resiliencia.

 Para ello sugiero 9 tips prácticos:

1) Sea realista
No se deje llevar por lo de "mente positiva siempre". Esa frase es una anestesia mental y no ayuda. Usted podrá ser positivo y optimista en cuanto al futuro, pero en cuanto al presente, sea realista. Si usted ha perdido su trabajo y tiene deudas, no meta la cabeza en la arena. Véalo tal cual es. Usted está en una situación precaria.

2) Descárguese
Muchos nos sentimos mal por la gestión escandalosa e inescrupulosa de personas que malversaron impunemente nuestros impuestos y ahorros. Deje salir sus emociones por la puerta grande. Por ejemplo, méntele la progenitora a los que usted considera responsables, píntele cuernos y bigotes a sus fotografías en la prensa, vaya a una playa solitaria o a la montaña y grite hasta que se descargue.

 Las energías de injusticia represadas pueden manifestarse en enfermedades y dolores. No deje que eso pase: descárguese.

 Ojo: no le desee el mal a nadie, pues esa energía rebota.

3) No lo tome personal
Le tocó vivir en este momento. No lo tome personal. No es contra usted, ni con usted. Si usted hubiera nacido en otra época bien pudiera estar involucrado en una guerra o algo similar. La cosa no es con usted.

4) Alimente su cerebro con preguntas
A no ser que sea usted un gurú en meditación, le será difícil parar el diálogo interno. Le sugiero que se asocie a él y que lo dirija inteligentemente. Para ello la mejor herramienta es la pregunta. Formúlele preguntas a su mente para tenerla entretenida, antes de que ésta lo destruya a usted.

 Lo que NO debe preguntarse: ¿por qué me tiene que pasar esto a mi? Fatal.

 Lo que SÍ puede preguntarse: ¿qué aprendo de esta situación? ¿de qué me puede servir pasar por esto? ¿qué voy a cambiar? ¿qué puedo disfrutar de la situación actual?

5) Apunte las repuestas
Una vez que usted alimente su cerebro con preguntas, su mente subconsciente le proporcionará innumerables respuestas. No las deseche. No las juzgue. Apúntelas, por muy absurdas que le parezcan.

6) Analice sus opciones
Toda crisis nos empuja fuera de nuestra zona de confort. Allí las reglas cambian. Analice sus opciones con enfoque nuevo. Recuerde: no hay cambio sin cambio.

7) Haga algo
¡Ocúpese! Trabaje, aunque no le paguen por ello. Estudie, aunque no le den un certificado. Entrénese para una nueva disciplina deportiva o campo profesional. Adquiera una nueva destreza: siembre, pinte, talle, lea, escriba cuentos.

8) Agradezca
Agradezca, agradezca, agradezca. Cuando usted agradece, está 100% en el presente. Y en el presente no hay estrés. El estrés aparece cuando permitimos que nuestro cerebro se proyecte en la incertidumbre del futuro. Refúgiese en la gratitud sincera y valore lo que tiene (salud, hijos, amistades, naturaleza, inteligencia).

9) Ayude
Hay gente que la está pasando peor que usted. Ayúdela. Si concientizásemos lo gratificante que es ayudar, ayudaríamos más. Recibe más el que da, que el que recibe. No le quepa la menor duda.

Con aprecio,

Alejandro Szilágyi 

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