Escrito por Rómulo E. Lander Hoffmann Sábado, 27 de Octubre de 2012
Los hombres desde sus primeras
manifestaciones y respondiendo a impulsos naturales, se mostraron como individuos
de carácter gregario, asumían este comportamiento, buscando protección tanto
frente a las fuerzas de la naturaleza, como frente a otros hombres.
Posteriormente se asentaron y
comenzaron a explotar la tierra, y la cooperación entre individuos pasó a
convertirse en algo mucho más complejo.
En los inicios, tanto el trabajo como
sus frutos y aquí debemos incluir todos los bienes necesarios para la
producción, eran de índole colectiva, cosa que cambio con el tiempo, cuando los
intereses de los “lideres” privaron sobre los del colectivo. Cambios que se
mostraron especialmente perniciosos en los modelos comunales, colectivistas y
socialistas en los que el stablishment se hizo cargo absoluto de las decisiones
de sus ciudadanos, pero haciéndoles creer que son ellos quienes las toman.
Actualmente y como contrasentido al
libre Mercado, la globalización, la internacionalización de la economía y los
recientes movimientos que han intentado relanzar a la Democracia, no se ha
logrado cambiar en mucho; ni el sentido, ni la coherencia del poder político y
por el contrario pareciera que en algunos países ha consolidado este sentido y
esta coherencia.
“El Control del estado, históricamente
ha sido excluyente y exclusivo para monarcas, o caudillos; bien como expresión
individual o “Colectiva”. Estando siempre en manos de pequeños grupos en los
que se concentra el poder real. Obviamente, en este escenario, no ha habido una
posibilidad cierta de democratizar el poder político.”
La riqueza y la pobreza, están hoy más
que nunca enfrentadas y dentro de ese contexto, asegurando el control político
sobre el Estado; están los estrategas de uno y otro bando: Capitalistas, y
Socialistas.
Surge en consecuencia, la inaplazable
necesidad de democratizar el poder político, y la única vía para lograrlo es LA
PARTICIPACION CIUDADANA. Esta participación se ha ido mostrando cada vez más
con más intensidad, mucho más allá de los formalismos, o de los atavismos
jurídicos, reclamando el derecho de ser coparticipes del poder. La
participación ciudadana aparece hoy día como un componente más del poder; con
su propia dinámica y sus propios actores: campesinos, Trabajadores, y
ciudadanos comunes, que de seguro, marcaran un nuevo rumbo en la historia de
nuestros países.
POR AHORA, el éxito ha sido parcial, y
las principales causas de ese fracaso (parcial) de la participación ciudadana,
son; La falta de voluntad política de los gobernantes de turno, que hacen todo
lo posible por desanimar la participación real de la sociedad civil en su
conjunto, la anomia a la que el país ha sido sometido, los residuos de
cacofonía política de los dirigentes de oposición y la normativa jurídica que
es sumamente limitada y limitante, cosa que imposibilita su ejercicio real.
Mas la sociedad civil no puede ni debe
renunciar a participar, no puede ni debe ceder los espacios que per se le
corresponden, por el contrario, el debate programático y la democratización del
poder político deben surgir desde su seno y desde allí debemos presionar para
que la Mesa de la UNIDAD, o quienes pretendan aspirar a representarnos lo haga
en sintonía; tanto con la sociedad Civil, como con las necesidades del país,
que son muchas y están por encima de las agendas individuales.
Solamente por esta vía lograremos
forzar un cambio estructural que obligue a la implementación real de mecanismos
de participación, que le otorgue un carácter verdaderamente vinculante y que se
institucionalicen los mecanismos de poder de decisión; Tanto en el poder
central, como en el regional en todas sus ramas; Ejecutivo, Legislativo y
Judicial.
Para las próximas elecciones de
diciembre lo que se necesita es más y mejor participación ciudadana.
Amanecerá y Veremos
http://www.romulolander.com
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