Por María Ignacia Sierra,
20/10/2012
Un
país. Dos realidades totalmente ajenas. Ni con telescopios podríamos ver tan
lejos.
¿Cuántas
personas tienes en tu Iphone o Blackberry? ¿A cuántas tienes de amigos en tu
Facebook? ¿Cuántos seguidores tienes en tu Instagram o en Twitter?
277
en mi blackberry, 1567 en Facebook y 314 en twitter.
Tomaré
la cifra más alta. Supongamos que publico en mi Facebook una cadena que diga
verdades absolutas antichavistas. Supongamos también, que mis 1567 amigos son
venezolanos antichavistas y leen la publicación; todos la copian, la envían
desde sus cuentas, y otras 1567 personas la leen, y así sucesivamente 5 veces.
Al
final 9402 personas se enteran. Seamos exagerados y digamos que 20.000 personas
tienen acceso a mi cadena.
Según
el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) la población total preliminar al
30/10/2011 es de 28.946.101 habitantes. Seamos increíblemente exagerados y
supongamos que la cadena que publiqué llegó a 1.000.000 de personas, esto
representa el 3,4% del país.
Vivimos
encerrados en nuestro limitado círculo social. No tenemos idea de lo que pasa
más allá de lo que nos dice nuestro amigo que le pasó al hijo de la vecina de
la tía en el este de Caracas; de lo que nos dice VTV (que no le creemos) o
Globovisión.
No
hubo fraude en las elecciones. Chávez ganó, sin duda. Trabajé en una de las
salas de totalización del Comando Venezuela y puedo decir con seguridad que
perdimos. Pudimos contactar y acompañar al 89% de los centros electorales y los
resultados que recibimos dieron a Chávez ganador.
Hubo
ventaja exagerada, indiscutiblemente. Ventajas que no tienen sentido, pero que
aceptamos al decir sí a las reglas electorales. Es una realidad que Chávez ganó
y que nos falta mucho como sociedad para no tenerlo.
Ni
con un telescopio podríamos ver tan lejos, nos ignoramos. No entendemos que la
mayoría del país no vive en apartamentos, casas y urbanizaciones como las
nuestras; que el sueldo que ganan no alcanza ni haciendo magia para pagar la
comida, los servicios básicos y los pasajes. Sí, los pasajes, casi nadie en
Venezuela puede tener un carro como el nuestro, con aire acondicionado, radio
con cd y cable para conectar el Ipod.
No
entendemos que si para nosotros poder ahorrar para comprar un apartamento o
hacer un anexo es difícil, para ellos es imposible. No entendemos entonces, que
si ellos están seguros de que no pueden ahorrar para no vivir en un rancho,
gastan su dinero en satisfacer necesidades inmediatas que le produzcan
felicidad y estatus. Se compran un televisor pantalla plana o un Blackberry y
es totalmente válido. No entendemos que viven el día a día y no se preocupan
por lo que vaya a pasar una semana después.
Entendemos
tan poco que los llamamos ignorantes. Ignorante es “quien no tiene noticia de
algo” (Real Academia Española). Nosotros los ignoramos, no los reconocemos, no
los aceptamos, no los entendemos y por lo tanto no hemos sabido ganárnoslos.
Más bien los desvalorizamos y los creemos ignorantes.
Quizás
-y sólo quizás - no saben de algunos temas de los cuales nosotros sí: si tal o
cual economía es más beneficiosa, sobre el populismo, el clientelismo o qué se
yo. De la misma manera nosotros desconocemos muchas cosas que ellos manejan
mejor.
El
hecho es que para estas elecciones a ellos no les hacía falta tener nuestros
conocimientos. Si hay una persona – o mejor, un grupo - que les está otorgando
lo que necesitan para vivir el día a día y esto es aunque sea mínimamente más
de lo que tenían antes de que llegara Chávez, ¿para qué cambiar? ¿Para qué
arriesgarse a que llegue un gobierno que no les resuelva mejor? ¿Para qué
confiar en un candidato que no ha vivido ni remotamente lo que ellos sí?
Vivimos
un proceso social complejísimo. Es comprensible que no entendamos. Me atrevo a
decir que ni siquiera los más expertos comprenden completamente.
Chávez
gobierna desde que tengo 10 años y estará por los momentos hasta que tenga 30.
Es increíble. No concibo cómo podemos vivir 20 años con el mismo presidente -
como en una monarquía - y que sea un proyecto político basado únicamente en una
persona.
Sin
embargo ratifico: la crisis de la democracia y los conceptos teóricos
abstractos no vienen al caso si queremos un cambio de gobierno para que el país
mejore, si queremos una Venezuela en la que no hagan falta telescopios.
Estoy
convencida de que no hay otro lugar para mí que no sea éste, de que soy muy
privilegiada y que por eso mismo tengo un gran deber; de que hay mucho trabajo
por hacer y cada vez son miles y miles y
miles los que están dispuestos a tener un mejor país.
No
tenemos la culpa. Somos inocentes. No hay que sentirse mal, hay que actuar.
Debemos
entender que la política no es sólo de los políticos. La política es “la
aspiración a participar en el poder o a influir en su distribución, sea entre
Estados, sea, dentro de un Estado, entre los hombres incluidos en él” (Weber,
1975, p.82). La política está en cada espacio de nuestras vidas. Cada vez que
intercambiamos ideas con otras personas y pretendemos que ésta sea la más
aceptada y la que se lleve a cabo, allí estamos haciendo política.
Aquellos
que dicen que no les gusta la política mienten, así como miente el que dice que
tales o cuales no tienen cultura. Es imposible no tener cultura, así como es
imposible no ejercer la política si vivimos en sociedad.
No
es efectivo que mandes cadenas por tu BB, Iphone, Facebook, Twitter o
Instagram. Si es una manera de desahogo o te hace sentir bien, hazlo, pero te
propongo que utilices esas energías y esfuerzos en organización, acercamiento a
la otra realidad, capacidad de entendimiento y acción.
Agarremos
el plan de gobierno de Chávez, aprendámonoslo, exijamos lo bueno y empecemos a
organizarnos para poder enfrentar lo que no creemos beneficioso para el país.
(Descargue aquí: http://bit.ly/RIcAB2).
Un
país. Dos realidades totalmente ajenas. Ojalá, cada vez más, cambiemos
telescopios por lupas.
Maria Ignacia Sierra, es una colaboradora de
este Blog
Comparto 100% todo lo expuesto en este excelente articulo, y me gusta aún más por el hecho de que provenga de una joven venezolana, a quien felicito. Sigamos adelante!
ResponderEliminarComparto el artículo y me agrada su exposición, buena pluma o teclado
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