Por Eddie Ramírez,
31/10/2014
Fran, esa nanny espectacular
que trabaja en la casa de un viudo con tres hijos en la ciudad de Nueva York
está solicitando trabajo en Venezuela. Algunos compatriotas exiliados le han
explicado que ese cambio no le convine ya que en Caracas no conseguirá
desodorante, lápiz de labio, ni muchas otras cosas. Además, le recalcaron que a
los venezolanos no les alcanza el sueldo para contratar una niñera. Tanto es
así que las nuevas generaciones solo saben que existen porque han visto la
serie de televisión The Nanny.
Sin embargo la nanny gringa
insiste en venir, ya que está entusiasmada con unas fotos que vio en Facebook
donde una niñera criolla presume de haber viajado por medio mundo. En cambio
ella, sigue alegando la musiua, su jefe solo la ha llevado a un restaurante
cercano y en metro, lo cual agradece pero también quisiera cenar en La Tour
D´Argent con vista al Sena o al menos en Au Pied du Cochon, cerca del Centro
Pompidou, además de retratarse con famosos directores de orquesta.
Ante su insistencia los
compatriotas le informaron que su única oportunidad es que sea contratada por
un jerarca del régimen, quienes aunque devengan sueldos relativamente modestos
tienen otras facilidades. Fran entendió cuál debería ser su objetivo, sin
embargo se preocupó por las noticias de que desde Venezuela es muy difícil
viajar porque el gobierno tiene una elevada deuda con las líneas aéreas.
Afortunadamente, sus amigos le informaron que esa era una restricción solo para
los ciudadanos comunes, ya que los chivos tienen a su disponibilidad unos
aviones de una empresa petrolera llamada Pdvsa. Ella alegó que no se tragaba
ese anzuelo, ya que hace años leyó que los aviones de esa petrolera habían sido
vendidos por medida de austeridad y para evitar ¨colitas¨. Dijo recordar que el
presidente Chávez había recibido un gran cheque de manos de un tal Ciavaldini,
entonces presidente de Pdvsa.
Cuando comprobó que más
bien ahora Pdvsa tiene más aviones para poder atender a los amigos del
gobierno, sean locales, nicas o bolivianos y que no se investiga ese uso doloso
porque la Fiscal se hace de la vista gorda, se le renovaron las ganas de venir,
con todo y las advertencias de la inseguridad, escasez y costo de la vida. Ella
lo que quería es tener la oportunidad de conocer el mundo trasladada en avión
privado, sin tener que llegar a los aeropuertos con tres horas de anticipación.
No le importa que tenga que viajar no solo con los niños, sino también con las
suegras de su potencial empleador.
Ya decidida a venir y
tentar suerte de que un ministro, “protector” de algún estado o jefe de comunas
la pudiese contratar, recibió un baño de agua fría cuando le informaron que el
gobierno venezolano tenía una campaña insidiosa en contra de los judíos y ella
lo era, por lo que nuestra nanny desistió de su ilusión por
los viajes y se quedó en el imperio. Suerte que tienen las barquisimetanas y
otras criollas de no tener que enfrentar una competencia gringa. Fran no lo
sabe, pero se salvó de ir a parar a una cárcel tercermundista, ya que quienes
podrían contratarla acostumbran llevar armas en sus maletas y, como siempre, el
pato lo paga el eslabón más débil. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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