Barometro Político 29 de octubre de 2014
Nunca olvidaré ese 18 de febrero cuando
junto a miles de compatriotas venezolanos, salí a la calle a demostrar mi apoyo
hacia Leopoldo López cuando decidió entregarse a las autoridades. Fue un día de
grandes y diversas emociones. Tristeza por ver a Leopoldo ir preso. Alegría por
ver a miles de compatriotas unidos por una sola causa – cambiar a Venezuela.
Rabia cuando recordaba cómo llegamos a este momento nefasto en la historia de mi
país.
Hoy, mirando al pasado y analizando todo
lo que ha sucedido desde entonces, no puedo dejar de pensar que la estrategia
de Leopoldo, María Corina Machado y Antonio Ledezma de forzar una salida por la
rebeldía popular, fracasó. Y más que eso, lamento decir que retrocedió nuestros
esfuerzos de salir de Maduro y sus secuaces.
La Salida nos sorprendió a todos los que
queremos a nuestro país libre del pseudo comunismo y yugo cubano en un momento
de debilidad. Seamos sinceros. Los que apoyamos un camino distinto para nuestro
país luego de 15 años de esta pesadilla socialista, estábamos rabiosos por el
resultado de las elecciones de diciembre. Si bien es cierto que en esas
elecciones la oposición ganó las alcaldías más importantes, la verdad es que
dentro de la oposición esperábamos más. Esperábamos que la elección fuera una
derrota para Maduro, una especie de referéndum. No fue así. Como resultado,
muchos caímos bajo la hipnosis de los argumentos de La Salida – si todos
salimos a la calle, el gobierno caerá. Bueno, salimos a la calle. Montamos
barricadas. Hicimos mucho. Pero ahí sigue Maduro – sin duda debilitado, pero
tranquilo en Miraflores.
Si de verdad queremos salir de los
enchufados, tenemos que aprender de los errores cometidos. La Salida fue un
error. Reflexionemos sobre el por qué no funcionó. Para mí, hay varias.
- La
Salida no fue inclusiva de los barrios populares. Fue nuevamente, como en el pasado,
principalmente una expresión de rechazo de la clase media. Los barrios
populares que representan la mayoría del electorado no tuvieron
participación significativa. Si bien es cierto que hubo una que otra
expresión de apoyo en los barrios, no fue lo suficientemente contundente.
Si de verdad queremos salir de este gobierno, la estrategia de la
oposición tiene que ser inclusiva.
- La
Salida le quitó atención a los graves problemas económicos del país
causados por el gobierno y
puso el enfoque en la batalla política.La agravante crisis
económica del país estaba llevando al gobierno hacia una crisis política.
Hoy lo vemos claro. El desabastecimiento arrasa. La inflación cabalga para
arriba. La economía en picada. Nuestra divisa por el piso. Si hubiésemos
esperado a que la crisis económica explotase, la oposición hubiera
avanzado mucho más políticamente. Pero la manera prematura e improvisada
en que se llevaron a cabo las protestas y la toma de las calles, sirvió
para darle oxígeno al gobierno y ofrecerle excusas para sustentar sus
fracasos. En vez de poner en el enfoque en el fracaso del modelo y la
ineptitud del gobierno, el gobierno puso la lupa sobre el conflicto
político, poniendo en contra a los chavistas de los no chavistas. En ese
terreno de juego, el gobierno gana. En el económico, sabemos que pierde.
- La
Salida fue personalista, no reflejó un consenso nacional o movimiento
orgánico. Si
vemos los movimientos populares que han tumbado a gobiernos en los últimos
años, como el de Túnez y Egipto, lo que observamos es que no cuentan con
un líder claro. No son movimientos personalistas. Son movimientos
impulsados por un deseo, un sueño y una meta. Al personificar la Salida
sobre una persona – en este caso Leopoldo López – se politizó el
movimiento, generando un rechazo entre aquellos que rechazan a Leopoldo
dentro de la oposición, el chavismo y los ni-ni.
En mi opinión, estas son las principales
razones por las cuales ha fracasado esta estrategia. Ahora nos toca parar de
mirar hacia atrás y poner los ojos en el futuro. Ahora tenemos que unirnos
todos los venezolanos que queremos salir de este régimen. La vía es clara. La
única salida a esta crisis es la vía electoral. Nos toca construirla a pesar de
todos los abusos que sufrimos. No es la vía perfecta, y puede ser larga, pero
es la más segura. Y no hay otra
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