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miércoles, 28 de octubre de 2015

¿Comida por votos?, por @OmarBarbozaDip



Omar Barboza Gutiérrez octubre de 2015

El pasado miércoles 21 la Unidad Democrática solicitó a la Contraloría General de la República abrir una investigación sobre el hecho de que de acuerdo a Bolipuertos, en los meses de agosto y octubre por los puertos de La Guaira, Puerto Cabello y Maracaibo llegaron al país más de 400.000 toneladas de alimentos que aún no han sido distribuidos a los ciudadanos a pesar de la gran escasez de comida que afronta la población actualmente.


Forma parte de la solicitud de investigación la información que trascendió a través de los medios internacionales, de acuerdo a la cual a una sola empresa brasileña, la JBS, se le compraron sin licitación alguna más de 2.000 millones de dólares, y los posibles hechos de corrupción que se derivan de una operación sin ninguna transparencia.

Uno de los temores de los denunciantes es la posibilidad de que se repita otro caso tipo Pudreval, donde fue evidente que el interés de los importadores, que generalmente son allegados o testaferros de dirigentes oficialistas, no es el de traer alimentos para combatir la escasez, sino obtener dólares preferenciales y quedarse con buena parte de ellos sobrefacturando su valor, por tratarse de alimentos de mala calidad, de cantidades inferiores a las declaradas, o de comida cuya fecha de vencimiento como consumible está muy cerca de cumplirse o ya se cumplió, y por eso su precio real está muy por debajo del internacional aunque facturado como de primera calidad. En el caso de Pudreval esa situación la resolvieron dejando podrir los alimentos, porque ya los importadores habían hecho el negocio de quedarse con unos cuantos dólares adquiridos a precio preferencial, compartiéndolos con los que les sirvieron de palanca para conseguirlos.

Ahora bien, por rumores filtrados desde el oficialismo, a la dirigencia de la Unidad Democrática le ha llegado la versión persistente de que la principal razón de la no distribución de buena parte de esa comida es la estrategia diabólica de los dirigentes del oficialismo de sacar esa gran cantidad de alimentos en el mes de noviembre en vista de que el 6 de diciembre son las elecciones parlamentarias y ellos piensan que van a conseguir los votos que han perdido repartiendo comida cuando falten pocos días para las elecciones.

Ante esa posibilidad dentro de la tragedia que está viviendo Venezuela, donde han desaparecido los escrúpulos de quienes quieren permanecer en el poder utilizando cualquier bajeza, se van a encontrar en primer lugar con la dignidad del pueblo venezolano que no se dejará seducir por una lata de sardina ofrecida a última hora por los responsables de que haya tanta escasez en el país, la cual se profundizaría de manera permanente si ellos llegan a ganar las parlamentarias, porque el compromiso de los candidatos de Maduro es levantar la mano en la futura Asamblea Nacional para que este gobierno siga destruyendo la economía nacional y siga vigente la escasez y el alto costo de la vida. Y en segundo lugar, quedarían confesos de ser responsables por la gran escasez actual planificada para aprovechar la necesidad con fines electorales, es decir, como personas sin calidad humana como para que se respeten como dirigentes.

En esta oportunidad alertamos a la opinión pública sobre esta tenebrosa estrategia, para que nadie se deje sorprender, y menos el pueblo de menores recursos que es la principal víctima de la mala gestión del gobierno de Maduro.

Ante estas realidades inmerecidas por parte de los venezolanos, ratifico mi convencimiento y mi seguridad de que el cambio político es indetenible. Hoy más que nunca, cuando estamos cada día más cerca del 6 de diciembre, podemos palpar como un hecho esperanzador definitivo que la gran mayoría de los venezolanos decidió sumarse al cambio político por la vía democrática.

Debemos demostrarnos a nosotros mismos y al mundo, que ni el ventajismo ni los intentos de trampas impedirán el triunfo definitivo de la inmensa mayoría de los venezolanos que decidimos cambiar el rumbo que lleva el país, y construir una nueva Venezuela, donde nadie piense irse de la patria, y los que se han ido regresen para ayudarnos a reconstruir a Venezuela en sus diferentes dimensiones.

Nuestro futuro no depende de las maniobras que se tejen dentro de la cúpula fracasada que hoy gobierna a nuestra patria, depende de que quienes constituimos la mayoría que quiere el cambio asumamos sin temor el cumplimiento de nuestra responsabilidad histórica.

Omar Barboza Gutiérrez

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