Omar Barboza Gutiérrez octubre de 2015
El
pasado miércoles 21 la Unidad Democrática solicitó a la Contraloría General de
la República abrir una investigación sobre el hecho de que de acuerdo a
Bolipuertos, en los meses de agosto y octubre por los puertos de La Guaira,
Puerto Cabello y Maracaibo llegaron al país más de 400.000 toneladas de
alimentos que aún no han sido distribuidos a los ciudadanos a pesar de la gran
escasez de comida que afronta la población actualmente.
Forma
parte de la solicitud de investigación la información que trascendió a través
de los medios internacionales, de acuerdo a la cual a una sola empresa
brasileña, la JBS, se le compraron sin licitación alguna más de 2.000 millones
de dólares, y los posibles hechos de corrupción que se derivan de una operación
sin ninguna transparencia.
Uno de
los temores de los denunciantes es la posibilidad de que se repita otro caso
tipo Pudreval, donde fue evidente que el interés de los importadores, que
generalmente son allegados o testaferros de dirigentes oficialistas, no es el
de traer alimentos para combatir la escasez, sino obtener dólares
preferenciales y quedarse con buena parte de ellos sobrefacturando su valor,
por tratarse de alimentos de mala calidad, de cantidades inferiores a las
declaradas, o de comida cuya fecha de vencimiento como consumible está muy
cerca de cumplirse o ya se cumplió, y por eso su precio real está muy por
debajo del internacional aunque facturado como de primera calidad. En el caso
de Pudreval esa situación la resolvieron dejando podrir los alimentos, porque
ya los importadores habían hecho el negocio de quedarse con unos cuantos
dólares adquiridos a precio preferencial, compartiéndolos con los que les
sirvieron de palanca para conseguirlos.
Ahora
bien, por rumores filtrados desde el oficialismo, a la dirigencia de la Unidad
Democrática le ha llegado la versión persistente de que la principal razón de
la no distribución de buena parte de esa comida es la estrategia diabólica de
los dirigentes del oficialismo de sacar esa gran cantidad de alimentos en el
mes de noviembre en vista de que el 6 de diciembre son las elecciones
parlamentarias y ellos piensan que van a conseguir los votos que han perdido
repartiendo comida cuando falten pocos días para las elecciones.
Ante
esa posibilidad dentro de la tragedia que está viviendo Venezuela, donde han
desaparecido los escrúpulos de quienes quieren permanecer en el poder
utilizando cualquier bajeza, se van a encontrar en primer lugar con la dignidad
del pueblo venezolano que no se dejará seducir por una lata de sardina ofrecida
a última hora por los responsables de que haya tanta escasez en el país, la
cual se profundizaría de manera permanente si ellos llegan a ganar las
parlamentarias, porque el compromiso de los candidatos de Maduro es levantar la
mano en la futura Asamblea Nacional para que este gobierno siga destruyendo la
economía nacional y siga vigente la escasez y el alto costo de la vida. Y en
segundo lugar, quedarían confesos de ser responsables por la gran escasez
actual planificada para aprovechar la necesidad con fines electorales, es
decir, como personas sin calidad humana como para que se respeten como
dirigentes.
En
esta oportunidad alertamos a la opinión pública sobre esta tenebrosa
estrategia, para que nadie se deje sorprender, y menos el pueblo de menores
recursos que es la principal víctima de la mala gestión del gobierno de Maduro.
Ante
estas realidades inmerecidas por parte de los venezolanos, ratifico mi
convencimiento y mi seguridad de que el cambio político es indetenible. Hoy más
que nunca, cuando estamos cada día más cerca del 6 de diciembre, podemos palpar
como un hecho esperanzador definitivo que la gran mayoría de los venezolanos
decidió sumarse al cambio político por la vía democrática.
Debemos
demostrarnos a nosotros mismos y al mundo, que ni el ventajismo ni los intentos
de trampas impedirán el triunfo definitivo de la inmensa mayoría de los
venezolanos que decidimos cambiar el rumbo que lleva el país, y construir una
nueva Venezuela, donde nadie piense irse de la patria, y los que se han ido
regresen para ayudarnos a reconstruir a Venezuela en sus diferentes
dimensiones.
Nuestro
futuro no depende de las maniobras que se tejen dentro de la cúpula fracasada
que hoy gobierna a nuestra patria, depende de que quienes constituimos la
mayoría que quiere el cambio asumamos sin temor el cumplimiento de nuestra
responsabilidad histórica.
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