Por Vladimiro Mujica, 23/10/2015
Termino la lectura de la Sentencia Condenatoria contra Leopoldo López,
y los estudiantes Ángel González, Demián Martín, y Christian Holdack. Tanto se
ha escrito sobre este monumento a la politización y a la demolición de la
justicia en Venezuela que dudé en hacerlo, pero una frase en especial de la
sentencia me convenció de que era importante abundar sobre el tema. Cito,
tomado de la sentencia puesta a circular en Internet por el propio Leopoldo
López:
“Claramente se determina que el
ciudadano LEOPOLDO LÓPEZ, no utilizó
los medios apropiados establecidos en la Constitución, para que sus demandas
fueran atendidas, sino que utilizó el arte de la palabra, para hacer creer en
sus seguidores que existía una supuesta salida constitucional, cuando no
estaban dadas las condiciones que pretendía, como era, la renuncia del
Presidente de la República, el referéndum revocatoria que sólo podría estar
previsto para el año 2016, su propósito a pesar de sus llamados a la paz y la
tranquilidad, como líder político era conseguir la salida del actual gobierno a
través de los llamados a la calle, la desobediencia de la ley, y el
desconocimiento de los Poderes Públicos del Estado, todos legítimamente
constituidos.”
Utilizó el arte de la palabra. Hay que detenerse una y otra vez en esta
línea de la sentencia, porque esto lo contrapone la jueza del caso a los “medios
apropiados establecidos en la Constitución”. La conclusión inescapable es que
usar el arte de la palabra para convencer a sus seguidores no es un medio
aceptado en la Constitución de Venezuela. El asunto no es poca cosa,
primeramente porque el uso de la palabra y sus poderes creadores culturalmente
tiene sus orígenes en el libro bíblico del Génesis donde se describe la
creación del mundo a través de la palabra de Dios; en segundo lugar porque el
argumento va a la médula de lo que nos hace humanos: el uso de la palabra para
comunicarnos entre nosotros, y, quizás más relevante, porque nuestra
Constitución, y las de todos los países civilizados del mundo, garantiza el
derecho de expresión, cuya manifestación primaria es la palabra.
En otra sección del larguísimo texto de más de 282 páginas del cual se
compone la sentencia y cuya lectura recomiendo para que la gente no la olvide,
se encuentra lo siguiente Declaración de la FUNCIONARIA ROSA AMELIA AZUAJE LEÓN,
titular de la cédula de identidad No V-10.338.467, Licenciada en Lenguas
Clásicas, Magíster en Lingüística, Doctora en Lingüística. Cito parte de su
testimonio.
“… además de eso se hizo un análisis
desde la semántica estructural y trabajamos con un texto maravilloso que tengo
aquí de la Dra. Teresa Espar, llamado Perfiles Semióticos, hay un concepto
que ella da en el año 2006, establece el concepto de anclaje referencial que a
mi me pareció perfectamente importante y acompañarlo del análisis de la
construcción de identidad del ciudadano Leopoldo López, porque el anclaje
referencial tiene que ver con la sustitución de una referencia por otra,
generalmente la sustitución es subjetiva, se sustituye una referencia que
nosotros tenemos de algo en concreto por otra, y eso se hace a través de la
interacción, a través del lenguaje, no todo lo que esta en nuestra mente esta
en el mundo, por ejemplo como lo utiliza la Dra. Espar, yo no necesito que
exista un Ada o un Unicornio para saber en mi mente que eso existe. El anclaje
referencial tiene que ver con una referencia de algo que puede estar en la
imaginación pero también con algo real que se trastoca o se transforma se
alimenta con otros referentes y ese referente cambia. en el caso de los
discursos que yo analice del ciudadano Leopoldo López y que voy a describir uno
por uno de la muestra, el ciudadano Leopoldo López utiliza de manera optima ese
concepto de anclaje referencial porque él esta constantemente sustituyendo
referentes significativos y dándoles otras connotaciones. cabe destacar y
quiero hacer una digresión acá que no la hice al comienzo, para mí este trabajo
fue fascinante porque analizar un discurso del ciudadano Leopoldo López me
permitió conocer a un excelente orador, yo quiero dejar constancia que el
ciudadano Leopoldo López es uno de los oradores mas brillantes que yo he
analizado en mi carrera académica que tiene un dominio perfecto de lo que va a
decir, sus ideas son absolutamente claras, son diáfanas, es un hombre con
absoluta seguridad de lo que está transmitiendo y que son características
esenciales de un líder, es decir su competencia lingüística del ciudadano Leopoldo
López es impecable me parece que es un orador que además conoce, yo me atrevo a
decir que conoce muy bien porque esta preparado, no es un orador cualquiera. Él
utiliza, presuntamente, porque yo no puedo decir que lo hace de manera
deliberada, pero al menos yo en mi estudio pude encontrar por ejemplo ese
concepto de la Dra. Espar, el anclaje referencial, no quiere decir que el señor
Leopoldo López se haya leído el libro de la Dra. Espar sobre el Anclaje
Referencial, aunque ese concepto yo lo hay en gran parte de la muestra que yo
estudie y analice discursivamente. desde el punto de vista de la semiótica que
es una rama de la lingüística, que tiene que ver con las significaciones, con
la construcción del sentido, de los signos que van mas allá de los signos, no
quiero que se piense que estoy hablando de asuntos subliminales, quiero que
quede constancia, yo en ningún momento en mi informe he hablado de mensajes
subliminales, los mensajes del ciudadano Leopoldo López son expresos, lectos,
claros, diáfanos, ahí no hay ningún mensaje subliminal para nada, porque además
seria un error de mi parte como lingüista hablar de mensajes subliminales…”
Es decir, que nuestra buena Doctora Azuaje León pretende convertir en
un acto de elaboración de ampulosa doctrina académica un acto de vesania
jurídica al servicio del régimen chavista. Es como si, salvando todas las
distancias, se invitara a un Doctor en Medicina a presenciar y describir las
reacciones de un paciente torturado y el médico se limitara a anotar prolija y
profesionalmente lo que está ocurriendo sin cuestionarse en lo más mínimo que
el pretendido uso de testimonios expertos en juicios que atentan contra nuestra
humanidad, y contra preceptos establecidos en las leyes del mundo civilizado
es, en sí y sin titubeos, una abominación ética e intelectual.
Yo termino por preguntarme qué hubiera resultado de este tipo de
argumentos si se hubiesen aplicado al análisis discursivo del difunto
Comandante Chávez. Si la Doctora Azuaje León hubiese intentado establecer si el
lenguaje de odio y de desprecio al adversario político, el cual ha sido elevado
a nuevos niveles por el presidente Maduro, guarda alguna relación con la
polarización del país y la violencia en Venezuela. Y si acaso el arte de la
palabra y el anclaje referencial no jugaron un papel esencial en la destrucción
de nuestro país.
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