Por Tamara Suju, 27/10/2015
De ellos poco se habla. Son diez oficiales de la fuerza armada nacional
que forman parte de las divagaciones del “pajarito” y decenas de conspiraciones
anuales que se inventan para amedrentar y perseguir a la disidencia.
Actualmente y en vigencia está el que llaman “golpe económico” con el cual han
cerrado fronteras, han declarado estado de excepción en algunos municipios de
varios estados del país, y otra serie de medidas que pretenden echarles la
culpa a otros del derrumbe económico en el que sumergieron a Venezuela,
derrochando el dinero de todos los venezolanos.
Estos oficiales fueron arrastrados por el “golpe azul”, llamado así por
ser en su mayoría oficiales de la Aviación que supuestamente usarían un avión
Tucano para atacar el Palacio de Miraflores y otros objetivos, como el
Ministerio de la Defensa y la sede del canal Telesur. Esta acusación fue hecha
por Maduro la mañana del 12 de febrero del 2015, diciendo que formaba parte de
un plan donde se publicaría un documento en prensa cuyo titulo era “llamado a
los venezolanos a un acuerdo nacional para la transición” que sería la señal
para un pronunciamiento militar y el vuelo del Tucano. La guinda noticiosa fue
además, que el Tucano venia del exterior, porque los Tucanos venezolanos
estaban en “reparación profunda”.
Entre las principales irregularidades y vicios procesales denunciados
por Alonso Medina Roa, abogado defensor de dos de los oficiales, están las
visitas recibidas por el Gral. (Av.) Hernández, uno de los detenidos, de dos
oficiales del gobierno que le ofrecieron llevárselo al exterior a cambio de
involucrar a otros oficiales. La instalación de un tribunal accidental, que
solo se deben constituir según el código Orgánico de Justicia Militar en
estados de excepción. El hecho de que el juicio no se radicara en el Estado
Aragua, lugar donde según la fiscalía se realizaron supuestas reuniones
conspirativas. También se denunció que algunos de los testigos presentados por la
fiscalía no quisieron declarar dónde ejercían funciones para el momento del
juicio –estando asignados algunos a La Habana y Bolivia- y otros de la División
de Contrainteligencia Militar se presentaron con cédulas falsas.
El General de la Aviación Oswaldo Hernández fue sentenciado a 8 años y
7 meses y recluido en la cárcel común de Santa Ana, Estado Táchira. El Coronel
retirado (AV) José Gregorio Delgado, fue condenado a 7 años y 6 meses de
prisión y trasladado a la cárcel común de La Pica, estado Monagas. El Teniente
Coronel Ruperto Chiquinquirá Sánchez fue condenado a 7 años y 3 meses de
prisión y se encuentra en La Pica. El Mayor (AV) Víctor José Ascanio fue
condenado a 8 años y 7 meses de prisión y trasladado también a La Pica. El
Mayor (AV) Cesar Orta Santamaría fue condenado a 8 años y 7 meses de prisión y
recluido en la Policía Militar en Fuerte Tiuna, Caracas. El Capitán (Av.)
Andrés Thompson Martínez fue condenado a 8 años y 7 meses de prisión y recluido
en La Pica. El Capitán Neri Córdoba Moreno (Av.) fue condenado a 8 años y 7
meses de prisión y trasladado a La Pica. La Capitana Laided Salazar de Zerpa
(Av.) fue condenada a 8 años y 7 meses de prisión y actualmente se encuentra en
la cárcel común de Uribana, anexo Fénix. El Capitán en condición de retiro de
la GN Juan Carlos Nieto Quintero, fue condenado a 5 años y 4 meses de prisión y
recluido en la Policía Militar en Fuerte Tiuna. Finalmente, el Capitán de
Corbeta José Acacio Moreno, fue condenado a 3 años y 11 meses de prisión y
espera la decisión sobre su libertad por admisión de hechos, en la Policía
Militar de Fuerte Tiuna.
Les pido a mis lectores recordar estos nombres. Porque son venezolanos,
oficiales, unos activos y otros retirados, que no sólo son víctimas de las
acusaciones infundadas y maléficas del Estado represor, , sino que además han
sido algunos torturados, maltratados y vejados en su condición de oficiales de
la Fuerza Armada Nacional.
Al Capitán Nieto Quintero lo sometieron a torturas y tratos crueles,
incluso delante de su esposa e hija, fue golpeado salvajemente por la comisión
que lo detuvo en un centro comercial y hasta el día de hoy, la Fiscalía ha
omitido cualquier investigación por estas torturas. A la Capitana Laided
Salazar la mantuvieron por un tiempo en el INOF, completamente incomunicada y
en un lugar sin luz y ahora en Uribana, fue también incomunicada por 30 días,
solo puede recibir la visita de dos familiares adultos, por lo que no ha podido
ver a su hijo que solo tiene 11 años desde que fue trasladada a dicha cárcel,
no recibe la luz solar, no puede recibir libros, fotos o cartas, y tiene
infecciones de la piel en varias partes del cuerpo por la insalubridad del
lugar. Las familias de los oficiales que se encuentran recluidos en La Pica,
tienen muchas dificultades para visitarlos, por residir en otros estados del
país. Tienen hijos menores de edad a los que ven si acaso una vez al mes. Al
Cap. Córdoba por ejemplo, lo dieron de baja sin ningún beneficio económico, por
lo que su esposa e hijo quedaron desamparados y con pocos recursos para poder
trasladarse desde el estado Aragua al estado Monagas. Al día de hoy, luego de
varios meses, la “justicia militar” todavía no ha admitido el recurso de
apelación presentado por la defensa.
La pregunta que todos los venezolanos decentes debemos hacernos es, por
qué motivo están la mayoría de estos oficiales presos en cárceles comunes,
cuando existen centros de reclusión para oficiales. Por qué civiles están en
cárceles militares y militares están en cárceles civiles. En Ramo Verde, cárcel
militar donde mantienen recluido a Leopoldo López, hay un edificio de 4 pisos
con celdas vacías, solo una es ocupada por el líder de Voluntad Popular. La
perversidad del régimen los lleva a tratar con crueldad a dignos oficiales de
la FAN, bajo la mirada indolente de gran parte de sus compañeros de armas,
ciegos, mudos y sordos ante el dolor de ellos, de sus hijos, de sus familiares
y amigos. El régimen ha convertido a la FAN en un apéndice de su proyecto de
poder. Al que disiente lo sientan en el banquillo sin cargo, lo retardan, lo
dan de baja o lo someten a juicio. Al que se somete lo premian con soles y
estrellas y altos cargos. Al que se mantiene por motivos de sobrevivencia, lo
ignoran pero bajo continua vigilancia.
Sólo me queda decirles que esas medallas que cuelgan en los pechos de
algunos, están bañadas no en oro, sino en lágrimas de sangre de muchos
venezolanos inocentes, victimas de la represión y el odio al que hemos sido
expuestos durante 16 años.
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