Por Margarita López Maya
El 6 de diciembre de 1992
hubo elecciones regionales y municipales en Venezuela. El bipartidismo estaba
en crisis. La sociedad también. La ciudadanía sentía gran desconfianza hacia el
Consejo Supremo Electoral (CSE), que otrora imparcial, había sido cooptado por
AD y Copei. El escrutinio de votos era manual, por lo que se prestaba a
incontables irregularidades.
“Acta mata voto” resumía cómo los miembros de
partidos en mesas y sedes electorales municipales y estadales cambiaban los
resultados que se enviaban como actas a la sede central del CSE para
favorecerse en el conteo final.
Ese año, las elecciones
fueron tensas y la ciudadanía se volcó a dar un voto castigo a la elite
gobernante.
El 6 en la tarde comenzó a
correrse la voz de que, contrariando pronósticos, Aristóbulo Istúriz de La
Causa R estaba adelante en el conteo de votos del municipio Libertador. Como en
otras situaciones donde emergía un partido alternativo al bipartidismo, los
rumores de que estaba a punto de sucederse un fraude electoral movilizaron a
cientos de personas, que comenzaron a reunirse frente a la sede central del
CSE, en espera de boletines oficiales.
Al día siguiente, el ente
seguía sin dar cifras definitivas, pero se decía que el margen de diferencia
entre los candidatos de AD y La Causa R era muy estrecho. A las 3 pm, el
presidente del CSE llamó a los dos candidatos para que firmaran un pacto
respetando los resultados cualesquiera que estos fueran. Claudio Fermín de AD
aceptó gustoso. Istúriz rechazó la propuesta argumentando que él no había
violado las reglas y que “lo único que había que respetar eran los votos de la
gente”.
Las parlamentarias este año
son análogas a las del 92. Hay crisis global de la sociedad y extensa
desconfianza de la ciudadanía hacia el Consejo Nacional Electoral por su
abierta subordinación a los intereses del oficialismo. El voto castigo está en
el ambiente. Y aunque ahora el escrutinio es automatizado, por lo cual se
presta a menos chanchullos, el proceso transcurre lleno de irregularidades,
abusos y delitos por parte del Psuv, ante las cuales el CNE no actúa. El
oficialismo, como antaño AD y Copei, quiere un acuerdo con la oposición para
que se respeten los resultados. ¡Qué ironía, Aristóbulo! Ahora tu partido actúa
como el bipartidismo.
19-10-2015
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