Por Antonio María Delgado
Es una palabra que a los
empleados de la encuestadora venezolana Datin Corp. les causaba pena al
decirla, pero que todos terminaron utilizando cuando el presidente de la
compañía les preguntaba por teléfono qué estaban recogiendo durante el trabajo
de campo realizado para su informe más reciente.
“Jefe, aquí la gente está
arrecha [furiosa]”, decían los empleados, que no se comunicaban entre ellos y
que incluso no se conocían, desde distintos puntos del país, afirmó Jesús
Seguías, presidente de Datín Corp., en una entrevista realizada el miércoles en
Miami.
“Todos coincidieron en usar
la palabra para describir lo que estaban viendo […] Hay mucha molestia, rabia y
odio entre los venezolanos”, resaltó el encuestador, cuyos informes estuvieron
entre los más acertados durante las elecciones presidenciales del 2012 y del
2013.
Pero lo que se vislumbra
para el próximo año es mucho peor, advirtió Seguías, al advertir que Venezuela
está por entrar en un período muy difícil plagado por el riesgo del descalabro
económico y de violencia política.
“El primer trimestre del año
que viene va a ser un primer trimestre muy duro. De no haber un viraje a partir
del 7 de diciembre, el país va a entrar en una situación muy difícil”, sostuvo
Seguías.
“El gobierno nacional perdió
el control de la calle, perdió el control de la economía. […] El gobierno cree
que con represión puede resolverlo, pero no es así, y en este momento, no se
puede percibir un desenlace sereno, limpio, sino un desenlace a través de un
baño de sangre, en caso de que se quiera hacer de manera fáctica”, advirtió.
El grave problema para el
régimen bolivariano es que su proyecto político ya está agotado, y debe dar
pasos a correctivos económicos radicales, pero su cúpula parece no haberse
percatado de la situación e insiste en seguir aplicando un modelo que ya no es
viable.
Las encuestas continúan
demostrando la impopularidad del régimen. El nivel de aceptación del gobernante
Nicolás Maduro, aunque ha dejado de descender, se mantiene entre solo el 18 y
el 20 por ciento, mientras que la popularidad del chavismo se encuentra entre
el 20 y el 22 por ciento.
La rabia acumulada de los
venezolanos, atizada por los graves problemas económicos del país, por el
momento luce se va a volcar en contra del chavismo en las venideras elecciones
parlamentarias del 6 de diciembre, y que en teoría podría conducir a una
contundente derrota electoral del oficialismo.
Y eso es lo mejor que podría
pasar en un país que se dirige rápidamente hacia el despeñadero económico bajo
un gobierno que no está en condiciones de tomar las medidas que se requieren
para aplicar los frenos, dijo el encuestador.
Sería lo mejor, incluso para
el propio chavismo, sostuvo Seguías, al advertir que el proyecto bolivariano no
sobreviviría de producirse el descalabro económico al que se encamina
Venezuela.
“Este es un gobierno que ya
está agotado, este es un gobierno extenuado y ya no da para más”, señaló.
El encuestador dijo que
sectores del chavismo ya entienden esto, y estarían de acuerdo en salir a
conversar con la oposición en aras de buscar una solución política a la actual
crisis del país.
Pero una iniciativa como esa
está siendo bloqueada por la máxima cúpula del régimen, encabezada por Maduro;
su esposa, Cilia Flores; el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado
Cabello; el gobernador del estado Aragua, Tarek El Aisssami; y el alcalde del
Municipio Libertador (Caracas), Jorge Rodríguez.
La situación, no obstante,
podría cambiar de producirse una abrumadora victoria de la oposición en
diciembre.
“Lo único que podría ayudar
a propiciar un diálogo es una victoria contundente de la oposición el 6 de
diciembre, que llevaría a los propios chavistas el 7 de diciembre a decirle a
Maduro: ‘presidente, o arranca el autobús y da el viraje, o nos entrega las
llaves’ ”, manifestó.
No habría otra opción,
porque lo que se vislumbra es una cadena de derrotas políticas, una tras de
otra, del chavismo, añadió.
Pero el diálogo no se
produciría si la oposición sólo obtiene una mayoría simple, en vez de la
codiciada mayoría calificada que le daría amplios poderes dentro del Congreso.
“Si no se llega a obtener
una mayoría absoluta no se va a cambiar nada porque con eso no va a poder
realizar verdaderos cambios, como modificar la Corte Suprema”, dijo Seguías al
advertir que el juego continuaría estancado con una victoria marginal de la
oposición.
“Eso solo a generaría una
mayor frustración, porque se han creado expectativas muy equivocadas de que si
gana la oposición una mayoría simple, el país comienza a cambiar”, puntualizó. adelgado@elnuevoherald.com
21-10-15
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