Miguel Méndez Rodulfo 23 de octubre de 2015
El
pueblo venezolano, desencantado y harto ya de este nefasto gobierno, se dispone
a votar masivamente. Sólo espera el 6 D para enviarle un nítido mensaje de
rechazo a esta camarilla absurda; de manera que habrá una alta participación en
las elecciones parlamentarias, pero también una votación abiertamente contraria
al régimen. Por primera vez en 16 años el chavismo y sus secuaces sufrirán una
aplastante derrota, para la cual no están preparados a digerir. El lenguaje
amenazante de Maduro, cuando se refiere a “una victoria como sea”, habla por sí
mismo del grado de enajenación del gobierno y de su incapacidad para plantearse
la realidad. Sabemos que leen encuestas, sabemos que también juegan, pero tal
parece que no hay dakazo que valga, que pueda encantar a la gente nuevamente.
Estos últimos dos años han sido muy duros y han golpeado severamente la calidad
de vida del venezolano; de manera que ahora sí, la gente está en capacidad de
recibir las dádivas que el gobierno suelte, sin que la puedan comprar. Sin
embargo, el régimen sigue pensando que podrá convencer fácilmente al pueblo con
subterfugios de última hora.
Digamos
que este es el escenario sobre el cual se realizarán los comicios de diciembre,
que anticipa una victoria resonante de la oposición y la ubicación del chavismo
como una fuerza política en clara minusvalía, en el panorama político
venezolano. Sin embargo, no todo es coser y cantar. Hace falta como nunca unidad
y más unidad. Todos sabemos que los partidos que integran la MUD, son variados
y con sus matices particulares, pero frente a un régimen herido y dispuesto a
todo, hay que preservar esa unidad como un tesoro de valor incalculable. Lo
estamos haciendo bien, pero hay que tener cuidado con posiciones sectarias que
hagan peligrar la composición monolítica de la MUD. El adversario está al
frente y el compañero a los lados. Avancemos juntos para desalojar al chavismo
y erradicar sus males de la política nacional.
La
unidad, ese preciado bien que nos llevará a la victoria, no hay que construirla
solamente entre los partidos políticos, sino que también debe incluir a
organizaciones de reflexión y pensamiento sobre los problemas del país, grupos
integrados por venezolanos de alta calificación que analizan el tema de las
políticas públicas, ONG, grupos de ciudadanos que tienen años haciendo
propuestas para reconstruir la economía, etc. De manera que juntos, partidos y
ciudadanos, podamos diseñar estrategias
que ataquen los problemas que impiden el progreso y alcanzar en el menor
tiempo posible la normalidad en el funcionamiento del país, así como iniciar de
inmediato el despegue franco hacia un desarrollo de primer mundo, insertándonos
en la economía del conocimiento.
El
pueblo está ansioso de votar y quiere pasarle factura al gobierno, pero también
nos observa y nos critica, quiere vernos unidos y trabajando juntos. Lo otro es
que luego de las elecciones vendrán tiempos difíciles por la terquedad del
gobierno de reconocer los resultados, entregar los espacios que hemos ganado,
dejar trabajar a la nueva asamblea, y poner remedio al caos en que hoy está
sumida Venezuela.
El
estado de excepción puede obstaculizar y aún impedir la campaña electoral, en
los estados sometidos a tan aberrante medida administrativa, pero como el voto
es secreto, el descontento enorme y las redes sociales son muy poderosas,
creemos que al final el gobierno habrá perdido su tiempo buscando amedrentar a
la gente.
Miguel
Méndez Rodulfo
Caracas,
23 de octubre de 2015
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