Por Leonardo Morales
Tiempo atrás, no llevo la
cuenta de cuanto, buscar el significado de una palabra implicaba echar mano de
un diccionario, quizás del más popular y conocido era el Larousse, ampliamente
recomendado por los maestros y profesores de entonces y llamado por los estudiantes
como el ”mataburros”.
Ahora, dominados por las tecnologías de la información y
el conocimiento, el diccionario que conocimos ha dado paso a otro más rápido en
su respuesta: Internet y su popular motor de búsqueda Google. Basta escribir
“cobero” y Google responderá de inmediato con: “Mentiroso, persona que miente,
acción de cobear.”
Luego de la Revolución
bolchevique y precisamente al producirse la muerte de Lenin (1924), la
conducción revolucionaria fue continuada por Stalin, tiempos en que el ejercicio
de la coba como política de Estado jugó un papel relevante.
Tal
ejercicio- la coba como política de Estado– sirvió para asesinar a
antiguos servidores y luchadores revolucionarios pero que estorbaban a los
planes stalinistas. La lista de asesinados es larga y la excusa siempre fue que
la revolución estaba en peligro o que éstos pretendían actuar contra el gran
líder revolucionario. Aunque suene conocido el ritornelo no escribo sobre
Venezuela sino sobre la extinta Unión Soviética. Una forma amena pero larga de
sumergirse en esa historia es la lectura de “El hombre que amaba los perros”
del escritor cubano Leonardo Padura.
En Venezuela se recurre
a la coba como política de Estado: son frecuentes los anuncios de
atentados contra el presidente que terminan en el cesto de basura sin la
presentación de la más mínima prueba; de la fauna saboteadora (iguanas, aves y
otras especies) de la red eléctrica pasaron a personificarlos en la derecha,
lugar espacial carente de individuos, de seres mortales; la guerra económica
que mantiene los precios del crudo por los 40$, los anaqueles de los mercados y
farmacias vacíos y la inflación cuyo valor se desconoce por su muy alto vuelo;
sugieren que son dirigidos por algún personaje de la Liga de la Justicia que
acorrala a la revolución.
En esa nueva disciplina, el
gobierno ha hecho varios anuncios fantasiosos: nos aseguró que pulverizarían el
dólar paralelo y éste aumenta pulverizando el pronóstico gubernamental; nos
sugirió un repunte en los precios del petróleo y ya vemos como las reuniones de
los técnicos de la OPEP rechazan la tesis venezolana; ofrecieron la liberación
de la sociedad del hampa y ya se nota el fracaso de la OLP y los atentados
contra sedes de policías con granadas y armas de guerra hacen enmudecer al gobierno.
Maduro seguirá en el
ejercicio de la coba como política de Estado preparando para los
próximos días, específicamente los cercanos a los comicios electorales,
anuncios acerca de la derrota de la guerra económica, liberando toneladas de
comida y bienes esenciales que intentarán dar la idea de que la escasez ha
llegado a su fin.
Es una práctica inhumana
someter a la población a largas colas para adquirir alimentos, también lo
fueron los fusilamientos conducidos por Stalin, pero la revolución exigió
muertes en el caso de éste, y mentir para Maduro es parte de la política
revolucionaria.
Esperemos que ese espejismo
no cambie lo que está por venir para bien de la nación.
24-10-15
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