Por Jilmir Valera, 18/10/2015
Desde hace ya par de meses, existe una campaña un poco ajetreada pero
con algo de filo en la búsqueda de los curules de la Asamblea Nacional. Muchos
son los puestos que se disputan y suficientes son los candidatos que desde este
tiempo se encuentran haciendo una precampaña electoral bastante notable para
conquistar la mayoría en la Asamblea Nacional.
Este trabajo, al igual que muchos otros, se desarrolla por la
fraccionada pero Unida oposición venezolana. Muchos son los discursos y
mensajes que se han posicionado en los últimos tiempos y al parecer el estricto
consenso quedó en manejar la palabra: CAMBIO como parte del mensaje. Por fin se
tomó en cuenta lo que a gritos por más de quince años venimos exigiendo y es lo
que a gritos pedimos arraigadamente desde el 2014. Pero no todos son
elecciones. El régimen sigue lanzando sus mejores cáscaras del plátano Maduro
que los representa para ver quién las pisa y tropieza y para sorpresa de la
ciudadanía en pleno, la oposición, a groso modo, ha sabido esquivar inequívocas
conchas.
Con el problema de la frontera, del Esequibo y de las reuniones
presidenciales, agarramos el capote y toreamos de la mejor manera: Entendimos
de una vez por todas que ante tanta crisis los problemas macros son los que
menos empatía generan con los ciudadanos. ¿Con estos pocos datos evidenciamos
entonces una oposición preparada y perfecta? Pues no todo es color de rosa, al
menos no desde nuestra perspectiva.
Recordemos que en la dualidad de sistema para la obtención de
candidaturas (primarias y consenso) quedaron muchos otros "gallos"
por fuera. Unos apoyados por el régimen o al menos con un alto capital que les
permite poner en televisión campañas electorales. Otros que simplemente
demuestran con su trabajo como diputados y ahora como aspirantes a la reelección
lo bueno que pueden ser. Aunado a esto se suman dos escenarios que desembocan
otras acciones sujetas a críticas.
El primero es que la mayoría de los partidos políticos que hacen vida
dentro de la Mesa de la Unidad Democrática tienen a su dirigencia nacional
comprometida. El que no es preso o perseguido político es candidato a la AN y
al parecer la gerencia del partido es algo que está quedando a un lado. Este
resultado está quedando en evidencia en el enfoque a nivel nacional que los
partidos le están dando a la campaña. Los que no están enfocados en hacer
campaña a su máximo representante y posicionarlo como líder nacional, está
enfocado en trabajar como si la campaña fue con tarjeta unitaria y el partido
obtendrá frutos de esta ardua jornada.
Ni una, ni otra cosa es cuestionable a cabalidad. Ni una ni otra cosa
es alabable a cabalidad. Lo que es verdad es que todos parecen estar poniendo
su máximo esfuerzo o tan solo su esfuerzo por llegar vivos a la contienda
electoral. Esperando los venezolanos, estén, al igual que el régimen, guardando
su artillería pesada para los últimos quince días de campaña.
El segundo de los escenarios es la venida del líder del partido Un
Nuevo Tiempo, Manuel Rosales. Recordemos que Rosales fue contrincante a Chávez
en las elecciones presidenciales del año 2006. El abanderado de la oposición
venezolana para ese entonces. El perfecto homólogo de Capriles. Ambos dejaron
la gobernación por la candidatura presidencial, ambos se enfrentaron a Chávez,
ambos perdieron ante el difunto.
Pues con la alta propaganda ante la llegada de Rosales por parte de su
partido ha habido un medio silencio por parte de la oposición venezolana y un
gran grito por parte del régimen pues, a boca de la titular de la Fiscalía
General de la República, Luisa Ortega Díaz, al llegar Rosales al país queda
inmediatamente detenido.
¿Será conveniente para la oposición venezolana, ante la venidera
elección parlamentaria, una nueva detención o será mejor tener un estratega más
– si puede así llamarse al señor Manuel Rosales – al servicio de la oposición
venezolana?
La respuesta a ambas interrogantes las tiene cada ciudadano. Bueno
sería evaluar cuál será el costo del regreso y presunta detención del ciudadano
Rosales. ¿Injusta? Por supuesto y somos firmes ante el rechazo del hecho.
Al parecer, lo que tenemos en Venezuela previo a las elecciones, es un
montón de casas vacías con unas campañas llenas de gente. El 6 de diciembre
veremos el gran resultado de tantas acciones: Una nueva Asamblea Nacional.
¿Cuál será el costo con tantas casas vacías?
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