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martes, 20 de octubre de 2015

Los candidatos de Maduro, por @OmarBarbozaDip



Omar Barboza Gutiérrez 19 de octubre de 2015

En las próximas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, el pueblo va a decidir si con su voto apoya a los candidatos del PSUV que fueron escogidos por estar identificados con la gestión de gobierno del Presidente Maduro, quien los aprobó como sus representantes para este proceso electoral; o si por el contrario, vota por el cambio de la actual situación que vive el país apoyando a los candidatos de la Unidad Democrática que tiene el compromiso de utilizar la mayoría en la Asamblea Nacional que se instala el 5 de enero del 2016 para impulsar una nueva Venezuela, donde se respete la Constitución y se combata la escasez y el alto costo de la vida, apoyando la producción nacional de alimentos y bienes que satisfagan, a precios accesibles, las necesidades de la población. La Unidad se propone una actuación legislativa donde de verdad se controle el gasto público, y además se persiga la corrupción que hoy acompañada de la impunidad, es una de las causas principales de la difícil situación que está viviendo el pueblo venezolano.

Para que una democracia funcione en beneficio de las mayorías y se respeten las libertades es necesario fortalecer como lo propone la Unidad, la independencia de los poderes públicos, sin renunciar a la cooperación entre ellos para lograr los altos fines del Estado. Pero no debemos continuar con la actual situación de ver otros poderes sumisos al Poder Ejecutivo dejando de cumplir sus deberes constitucionales de hacer valer los derechos del pueblo, ni tampoco podemos continuar con un Banco Central que en vez de proteger la capacidad adquisitiva del bolívar, lo que hace es tomar medidas para debilitarlo traicionando así los intereses del pueblo trabajador que cobra su salario en una moneda con la que cada vez compra menos.

La Unidad Democrática debe tener una amplia mayoría en la Asamblea Nacional para ponerla al servicio del rescate de las instituciones y de la vigencia plena de sus deberes constitucionales, empezando por rescatar el poder legislativo para que, siendo el depositario de la voluntad popular, se ponga al servicio del pueblo venezolano sin distinciones políticas y deje de estar como está hoy, solo al servicio de la cúpula que gobierna y de sus privilegios, colocándose de espaldas a los intereses de la mayoría.

Los candidatos de Maduro como no tienen argumentos para defender una gestión indefendible por el daño que le ha hecho a Venezuela, seguramente se dedicarán a tratar de lograr votos presionando a los funcionarios públicos y sus familiares con la amenaza de que una conducta contraria les hará perder su trabajo, sin respetar el derecho de todo venezolano a trabajar en la administración pública cumpliendo con su deber y preservando su libertad de pensamiento; lo mismo harán con cualquiera que como ciudadano con derechos recibe algún beneficio del Estado. O sea, que la manera de lograr el voto para estos candidatos será la imposición y no la convicción, y mucho menos el interés nacional.

Otra modalidad que están utilizando los candidatos maduristas es hacer lista de “futuros beneficiarios” de supuestos planes del gobierno con los cuales no han cumplido en 16 años, sin darse cuenta de que ya no tienen credibilidad en un pueblo que no consigue arroz, ni pañales, ni medicamentos, que sufre casi todos los días la falta de agua o de un apagón porque los servicios públicos no funcionan. Ya en la parte final de la campaña los maduristas vendrán con el último recurso, que es el de comprar los votos con el dinero de la corrupción, o repartiendo productos y bienes de la línea blanca generalmente provenientes de las oscuras negociaciones con el Fondo Chino, pensando que todavía estamos en la época de Colón cuando los españoles le cambiaban espejitos por pepitas de oro a los indios.

Estos candidatos se van a encontrar con una gran sorpresa. Ya el pueblo venezolano los conoce y sabe lo malo que son para gobernar; pueden recibir lo que le ofrezcan porque al fin y al cabo son bienes comprados con dinero de todos los venezolanos, pero ello no les impedirá expresar con su Voto la decisión ya tomada en su mente y en su corazón de votar por el cambio político para que tengamos una nueva Venezuela, y para que en el futuro cercano el gobierno de Maduro sea un mal recuerdo para todos.

Ya el pueblo sabe que el ventajismo y las amenazas se ejercen antes de votar para lograr el apoyo de los débiles y los temerosos, pero luego que el voto se ejerce, es secreto, es inviolable, y la Unidad está organizada para hacerlo respetar. La historia de la lucha por la libertad y el progreso nos dice, que después que un pueblo decide cambiar un régimen que lo ha traicionado, no hay ventajismo ni intento de trampa que impida el cambio político que el pueblo quiere y necesita.

Omar Barboza Gutiérrez

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