Por José Domingo Blanco, 23/10/2015
Una vez escuché decir al economista Francisco Faraco que nos hemos
convertido en dos tipos de venezolanos: los “carga bolsas” y los “mira bolsas”.
Esto, por supuesto, producto de la escasez que vivimos y que nos ha convertido
en una especie de depredadores urbanos, sobreviviendo para encontrar la comida.
El asunto se ha transformado en el nuevo deporte nacional. Un juego que
consiste en formar dos bandos: el de los que “escudriñan” las bolsas tratando
de penetrar con la mirada el empaque y adivinar qué contiene; y el de los
“portadores” que salen de los automercados con las bolsas en alto y cara de
triunfo, luciendo la recompensa obtenida después de interminables horas en la
cola. La bolsa pasó a ocupar un lugar tan importante en nuestra vida, que ya no
reparamos si quien la carga es una muchacha bonita, a quien dejamos de
contemplar su belleza para escrutar el empaque y preguntarle dónde consiguió
los productos con los que se tongonea. ¡Qué bolsas somos! En eso es en lo que
nos hemos transformado: en bolsas. El sinónimo de zoquetes y mentecatos.
Somos unos “bolsas” cuando nos obligan a hacer filas para comprar
productos básicos. Somos unos “bolsas” cuando tenemos que poner el pulgar en la
capta huellas. Somos unos “bolsas” cuando aceptamos con resignación que solo
podemos comprar un paquetico de hojillas –si es que se encuentran- o dos
cepillos de dientes cuando así lo disponga nuestro número de cédula. El
gobierno nos restriega nuestra condición de “bolsas” cuando anuncia que
potenciará la red Pdval y preparará “bolsas solidarias” con productos regulados
de la cesta básica a un precio que, según los “bolsas” que hacen las colas para
adquirirlas, son un regalo –un alivio- porque son baratas y “nos alcanzan por
un ratico”. ¡No puede ser! ¿Desde cuándo somos tan conformistas? ¡Tan bolsas!
Este régimen nos cambió: transformó a nuestra sociedad en “mira bolsas”, “carga
bolsas”, “hacedores de cola”, “perseguidores de alimentos” “rebuscadores de
oficio” y por supuesto, fortaleció la profesión de moda: ¡bachaquero!
No me gusta pensar que nos resignamos ante la situación que vivimos.
Pero, cuando leo o escucho a la gente alegrarse porque el gobierno le dará una
bolsita solidaria con productos regulados que escasean, me doy cuenta de que
este régimen logró su cometido: volvió a Venezuela en un país de mendigos. Tomó
bajo su control empresas productivas y pujantes, y las destruyó. Porque
mientras más pobres seamos los venezolanos, mientras más dependientes seamos de
las migajitas que reparten, más fortalece su poder. Esas fueron las
instrucciones de los Castro. Porque es obvio que la crisis no se resuelve con
una bolsa solidaria que mate el hambre por un ratico. Pero, quizá sí pudiese
ganar algunos votos, como ha ocurrido en otras oportunidades.
La crisis no se resolverá jamás con anuncios como los que acaba de
hacer Maduro, quien nos ve cara de “bolsas” cuando dice: “Voy a hacer anuncios
de lo que va a ser la política de financiamiento y manejo de deuda 2016-2018;
pero, ya es tema de otro momento, no de hoy. Pero, para que ustedes vayan
preparándose, vayan pensando, se aceptan propuestas”. Entonces Nicolás ¿está o
no lista la política económica? Además de una cantinflada, estás declaraciones
del primer mandatario–copiadas textuales para que no crean que estoy
inventando- reflejan su incapacidad para manejar los entuertos que ellos mismos
han provocado.
Refrenda la cantinflada el flamante vicepresidente Jorge Arreaza –por
cierto, no termina de decirnos cuánto paga por el alquiler de La Casona- cuando
señala que es el Presidente Maduro quien fijará los precios justos de los productos
y no los comerciantes. Irremediablemente, estas declaraciones me hacen suponer
que lo que viene es la quiebra de todas las empresas y comercios, porque este
régimen ha demostrado su incapacidad para gerenciar la materia económica. No
saben hacerlo. El modelo que nos han aplicado no sirve –pero, es el modelo que
le ha dado tanto oxígeno a la dictadura cubana. En vez de soluciones, ofrecen
más controles y sanciones. Entonces, es lógico imaginar –y más aún después de
escuchar las declaraciones de Maduro- que no tienen ni la más remota idea de
cómo van a resolver la crisis económica que ellos provocaron en el país: pero,
¡tranquilos! porque Nicolás fijará los precios de todos los productos… ¡Y santo
remedio! Por Dios, anuncios como estos son todo lo contrario a lo que necesita
Venezuela. ¿Una medida populista –efectista- con miras a las elecciones del 6D?
… A menos que las suspendan de una vez por todas.
Otra estrategia a la que podría apelar este régimen para intentar
librarse de responsabilidades, es buscar a un chivo expiatorio dentro de sus
filas para achacarle todas las culpas –pero, absolutamente, todas las culpas-
de este enredo económico que vivimos . Candidatos para hacerlos caer en
desgracia –y que otrora fueron sus piezas clave en la gestión chavista/madurista-
sobran. Ya comienzan a sonar algunos nombres de personeros de este régimen, a
quienes imagino diseñando sus maniobras de defensa y elaborando listas de
compañeritos, de filas e ideología, a quiénes arrastrarán en caso de caer en
desgracia. No importa si en algún momento fueron los más grandes zares de las
empresas emblemáticas del país. El perfil del culpable podría calzarle a la
perfección a cualquiera que, durante estos últimos tortuosos 16 años, haya
tenido en sus manos el control de los dineros y las riquezas de la cosa
pública.
mingo.blanco@gmail.com
@mingo_1
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