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miércoles, 21 de octubre de 2015

Cuestionario de liderazgo, @laguana



Por Luis Manuel Aguana, 20/10/2015

Cuando un país clama por un empresario para conducir sus destinos, a ese país hay que ponerlo en terapia intensiva. Nuestro país está en ese estado, no de ahora sino desde hace bastante tiempo cuando una ex Miss Venezuela y un golpista se disputaban las encuestas para la Presidencia de Venezuela en 1998.

En los Estados Unidos, Donald Trump -empresario exitoso- revienta las encuestas republicanas, porque pareciera que en el primer mundo hay un vacío de dirigencia política que sea capaz de interpretar la convulsión de los tiempos presentes; y ahora en Venezuela pareciera que ocurre otro tanto, cuando vemos al régimen verse amenazado por Lorenzo Mendoza –otro empresario exitoso- al punto de ser objeto de una persecución que solo le cabría a un dirigente político.

Lo malo de todo esto, apartando lo aberrante que es perseguir a un empresario que les responde como se debe, con razonamientos imbatibles, es que eso da cuenta de lo perdidos que están los referentes políticos. ¡Que falta le hace al país una dirigencia seria de oposición! Parecen lejanos aquellos tiempos donde existían personajes, que se fueron muriendo en el tiempo, que iban más allá de la diatriba: Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Alberto Carnevali, Rafael Caldera, Arístides Calvani… La lista es bastante larga ¿Es que esos venezolanos son irrepetibles? Me niego a creer eso.

Y no estoy diciendo aquí que regresen esos mismos liderazgos sino otros que encarnen las banderas que esos individuos enarbolaron, con una visión de un país justo, democrático, con ideales que se tradujeran en bienestar a la población, y ajustados a los nuevos tiempos del presente siglo. Esos viejos liderazgos lucharon toda una vida y al menos nos legaron el periodo civil y de gobierno democrático más largo de nuestra historia republicana. En la actualidad lo que vemos son “candidatos” a ocupar un cargo.

La gente ahora no halla a quien confiarle el país. Suena de Perogrullo pero es así. No hay gente seria en la tarima política. Le bastó a Lorencito escribir una carta seria para que el gobierno se tambaleara y Maduro lo hiciera objeto de acoso y persecución política por cadena nacional. Chuo y su combo-MUD se han cansado de decirle vainas al régimen, pero ¿por qué cuando se las dice Lorenzo Mendoza reaccionan como lo hacen? Porque provienen de una persona absolutamente seria y de paso líder del primer emporio industrial del país, construido históricamente a base de trabajo y no con reales del Estado venezolano. Y ocurre que la gente intuye y sigue a personas que consideran serias en su actividad, con lo cual resulta importante para el régimen encerrar y perseguir a cualquiera que se asome con esas características.

Y este es todo un tema para desarrollar. ¿Dónde conseguimos a esa gente? La necesitamos desesperadamente. Pero más importante aún, ¿cuáles condiciones deben darse para que esas personas salgan a la luz? ¿Qué es lo que hace a un líder sobresalir en el siglo XXI? Estas respuestas se han tratado de buscar incansablemente. De acuerdo a recientes investigaciones en ese campo (ver Rosalinde Torres, “What it takes to be a great leader”, http://on.ted.com/Torres) el liderazgo en el Siglo XXI se define y se evidencia por tres preguntas:

a) “¿Donde está buscando para anticipar el próximo cambio en su modelo de negocio o su vida?” En otras palabras, ese liderazgo debe anticiparse -mirar mucho más lejos que el resto- a un nuevo movimiento en su campo de actividad: “los grandes líderes no están cabeza abajo, ellos ven alrededor de las esquinas, construyendo el futuro, no reaccionando ante él”;

b) ¿Cuál es su capacidad para desarrollar relaciones con personas que son muy diferentes a ellos? Y esas diferencias pueden ser biológicas, físicas, funcionales, políticas, culturales, socioeconómicas. Cuando existe esa capacidad, pesar de todas esas diferencias, las personas se conectan con él y confían lo suficiente para cooperar en la consecución de un objetivo común. Los grandes líderes entienden que tener una red mucho más diversa es una fuente de identificación de patrones a mayores niveles y también de soluciones, porque hay personas que están pensando de manera diferente de ellos;

c) ¿Es lo suficientemente valiente para abandonar una práctica que lo hizo exitoso en el pasado? Los grandes líderes se atreven a ser diferentes. No hablan de tomar riesgos, los toman. El desarrollo más importante llega cuando es capaz de construir la resistencia emocional para soportar la gente que le dice que su nueva idea es ingenua o imprudente o simplemente estúpida. La gente que se une a esos líderes no son los habituales sospechosos en su entorno. A menudo son las personas que piensan de manera diferente y por lo tanto están dispuestos a unirse para dar un salto valiente. Y es un salto, no un paso…”

Ahora bien, analizando detalladamente las preguntas de estos especialistas, ¿creen ustedes que Henry Ramos, Manuel Rosales, Julio Borges, o cualquiera de los liderazgos que se nos venden en la actualidad, estén anticipándose a lo que hace el régimen o estén reaccionando ante él? ¿Creen ustedes que tienen la capacidad de desarrollar empatía con personas biológica, física, funcional, política, cultural, y socioeconómicamente diferentes de ellos? Y lo mejor para lo último: ¿Creen ustedes que estarían dispuestos a abandonar lo que son para emprender los cambios que requiere el país para salir de este infierno? Ninguno de los que he mencionado y posiblemente la gran mayoría de los que ustedes conocen, difícilmente pasan completo ese cuestionario.

Entonces debemos encontrar a la gente que si lo pase completo y seleccionar entre ellos quienes nos conduzcan fuera de esta tormenta. Aquí no vale edad, ni simpatía, ni siquiera credenciales de lo que ahora se conoce como “experiencia política”, muy valorada por aquellos que lo que desean es continuar con la pachanga del dispendio de unos petrodólares que se acabaron. Yo le agregaría al cuestionario una cuarta pregunta: ¿Posee un indeclinable amor y pasión desinteresados por Venezuela? Eso, mis estimados amigos, pone aun más chiquita la lista, pero arropa a todas las demás. Comencemos ahora entonces, que para luego es tarde…

Twitter: @laguana


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