Por Cesar Miguel Rondon, 20/10/2015
Ayer en nuestro foro sobre la situación económica del país, y ante la
eventualidad de anuncios económicos por parte del Presidente de la República,
muchos de nuestros oyentes enviaron tuits donde ironizaban sobre las decisiones
del presidente. “Será el anuncio del anuncio del anuncio… No va anunciar nada”,
escribían. Pensé en algún momento que exageraban. Sin embargo, hoy he de
reconocer que los oyentes tenían razón. El presidente ayer no anunció nada,
absolutamente nada de nada. Eso, por decir lo menos, es un irrespeto. Si yo le
ofrezco algo y después no se lo doy, eso es un irrespeto hacia usted, máxime si
ni siquiera doy explicaciones por la falta. Pero, en fin, también es un
irrespeto que hoy se empiece a discutir el presupuesto de la nación en la
Asamblea Nacional y no haya cifras. ¿Cómo se discute un presupuesto sin cifras?
Es como cocinar una receta sin ingredientes.
El pasado viernes tuvimos un foro por demás interesante con los
filósofos José Luis Da Silva y José Francisco Juárez, a propósito de la quiebra
mora y ética del país. Discutíamos, por ejemplo, cómo se nos ha vuelto tan
borrosa, tan frágil, la línea que separa lo correcto de lo incorrecto, el bien
del mal, el comportarse como es debido y el no hacerlo, el delito y la
legalidad. Y en este punto el doctor Da Silva hizo una observación
interesantísima: esto tiene que ver con la humillación. Cuando a usted le
humillan, usted se desespera, pierde el control, pierde lo que es y la
distancia entre el bien y el mal empieza a desaparecer. Me llamó mucho la
atención porque la palabra humillación no había aparecido en mi diccionario del
lenguaje político de estos años. No había reparado en que esa es la palabra que
define nuestro castigo; en el daño terrible que se nos ha hecho a los
venezolanos humillándonos.
¿Qué es humillar? Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española, humillar es abatir el orgullo y la altivez de alguien. Herir el amor
propio o la dignidad de alguien. Cuando usted tiene que pasar largas horas de
cola para comprar algún alimento, usted es una persona humillada. Cuando usted
tiene que soportar largas horas en la oscuridad porque no hay luz, usted es una
persona humillada. Cuando usted es un enfermo de cáncer y necesita con urgencia
medicamentos que no consigue, usted es una persona humillada. A los venezolanos
nos han humillado, nos han irrespetado terriblemente a lo largo de todos estos
años. Y la situación con el paso de los días se agrava de manera cruel y
miserable.
Quisiera cerrar el comentario con este texto titulado “Pequeñas
humillaciones”, que publicó en el Facebook
el gran hombre de teatro, actor y director que es Héctor Manrique. Hablé con
Héctor luego de haber leído la nota, y le pregunté si era cierta. Me respopndió
afirmativamente: “sí, yo fui testigo presencial”. Dice:
¡Pequeñas Humillaciones!
Hace un par de días en una farmacia de
Los Palos Grandes, una niña de 13 años hacía su cola para comprar toallas
sanitarias. Cuando le toca pagar, la cajera le dice que no puede comprarlas.
¿La razón? Es menor de edad. La niña insiste en que las necesita y la cajera
también insiste en la imposibilidad de adquirirlas. Luego de un par de minutos
la niña se arma de valor, se sube el suéter y le muestra el pantalón
ensangrentado en la entrepierna y le ruega se las venda. La indignación y
protesta del resto de los clientes hace que finalmente la cajera se las venda.
La niña abandona la farmacia, humillada entre lágrimas.
Y remata Manrique con estas reflexiones:
¿Este es el país que queremos?
¿Esto es lo que llaman Patria un grupo de corruptos?
Esta es la razón por la que TODOS debemos Votar el próximo 6 de
diciembre.
La humillación de cada día. ¿Por qué? ¿Por qué ese ensañamiento? ¿Por
qué humillarnos tanto a todos nosotros?
¿Qué le hicimos los venezolanos a esta gente?
Tomado de:
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