Por
Angel Cacique
Absolutamente
todas las encuestadoras y/o empresas medidoras de las tendencias de opinión
publica nacionales e internacionales, incluyendo a las vinculadas al gobierno
de Nicolás Maduro, directa o indirectamente reflejan un profundo descontento,
rechazo y malestar por la grave situación que vive el país en las distintas
áreas: económicas, sociales, judiciales. La brutal caída en la popularidad,
aceptación del actual presidente, ha convertido a Maduro en el gobernante con
mayores índices de rechazo en los últimos 50 años en Venezuela y anuncian un
derrota inexorable del partido de gobierno en dichas elecciones.
Rodeado
de los peores augurios Venezuela acudirá a las urnas el 6 de diciembre para
elegir los nuevos parlamentarios de la asamblea nacional, el abusivo ventajismo
oficial contrasta con la timorata actuación del poder electoral. La actual
directiva del CNE pareciera actuar de maneras simbólicas y con desiciones
atadas inexorablemente a los dictados del ejecutivo nacional, lo cual signa
peligrosamente la credibilidad del mismo y la paz de la república.
Con
los peores números de comportamiento económico y macroeconómico de la región,
los cuales significa índices extraordinariamente altos de inflación y escasez,
contracción de la economía, parálisis de la industrias locales y nacionales, lo
cual obliga al gobierno a aumentar las importaciones para intentar cubrir los
graves indicios de desabastecimiento, en momentos en que la caída de los
precios del petróleo sumergen al país en una aguda escasez de divisas, lo cual
hace que la tarea se les vuelva muy cuesta arriba.
La
alarmante tasa de inseguridad obligó al gobierno venezolano a recurrir a
soluciones militares de extrema violencia y poco apegados al ordenamiento
jurídico y constitucional ante el fracaso de todo el estamento policial del
país.
Las denominadas OLP han recurrido a procedimientos extrajudiciales y
operativos especiales para intentar combatir una delincuencia muy organizada y
mejor armada, los partes de guerra contra “Los Criminales” a pesar de ser altos
los número de “delincuentes” abatidos en enfrentamientos no han logrado bajar
significativamente los índices de violencia y criminalidad en el país.
En
este tan negativo marco se realizaran las elecciones del 6 de diciembre, las
cuales el gobierno intento inútilmente lograr que se difirieran para otro
momento más favorable para él. Pero, ya lucen inevitables. La presión
internacional ha jugado un papel importante en tal sentido. Y de la madurez de
las instituciones democráticas venezolanas dependerá que sus resultados sean
aceptados en un país polarizado y ciertamente desesperado.
Sectores
díscolos y radicales, fanáticos de la violencia y el terror ya anuncian el
Armagedón de la democracia venezolana, a los sectores militares, a los sectores
inteligentes y racionales del partido de gobierno, del ejecutivo nacional les
corresponde la dura tarea de elevarse sobre los interés inmediatos y
proyectarse sobre los grandes intereses de país y la conveniencia para todos de
sostener la institucionalidad democrática en el país. A los sectores
democráticos de oposición les corresponderá en esta coyuntura un difícil y
complicado papel. La suerte está echada, esperemos que la inteligencia y la
razón priven en la patria de Bolívar.
caciquecatia@gmail.com
26-11-15
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